01 || petition

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El sol estaba cayendo por las calles de Daegu, mi ciudad natal la cual abandonaría después de veintidos años en ella, y supe entonces que ese sería el último atardecer que vería antes de mudarme.

En esos momentos estaba volviendo a casa tras un largo día dedicado a zanjar mis asuntos personales como despedirme de mis amigas de toda la vida que conservaba desde la primaria (o de al menos aquellas que aún continuaban en la ciudad como yo) y comprobar una serie de temas legales en el banco, sin embargo, aún no podía descansar pues tenía que preparar en casa las últimas cosas que me quedaban por empaquetar.

Me mudaba a Seúl, la capital de Corea del Sur, no solo por una razón sino que por dos; me habían ofrecido trabajo en una empresa y, también, había llegado mi hora de independizarme y abandonar la casa de mis padres de una vez por todas.

Perdida en mis pensamientos pasé frente a la universidad de la cual me gradué un par de años antes en economía; la universidad de Gyemyeong, y una oleada de recuerdos me invadió por dentro complementando una pequeña sonrisilla de nostalgia, sin embargo, nada comparable con aquello que me topé frente a mis narices.

A simple vista no era nada en particular que hiciera detenerse a un montón de gente que paseara por la avenida como yo, pero era curioso como, contrarrestando las apariencias, siempre solía haber un montón de personas esperando fuera de aquel local que consiguió poner todos mis sentidos alerta y mis pelos de punta.

Era un edificio de una planta con grandes vidrieras que te permitían ver los alegres rostros de la gente satisfecha con su comida, aunque lo cierto es que en aquellos momentos se mostraba mayoritariamente vacío pues no eran horas para comer ya que este era un restaurante especializado en soondaegu. Pero no era cualquier restaurante ni mucho menos, lo que conseguía captar la atención de la gente era que se trataba del restaurante de la madre de un idol.

Antes de que me diera siquiera cuenta, mis piernas me portaban solas hasta el interior del local empujando con ambas manos la pesada puerta de cristal haciendo sonar una campanita que anunciaba mi entrada. Lo cierto es que no tenía ni idea de qué pretendía hacer entrando allí pero no pude ni pensarlo ni irme cuando ya había una cara familiar frente a mí:

—¡Yeri! —exclamó, una señora que rondaba los cincuenta años con el cabello corto negro y gafas finas, juntando sus manos a la altura de su pecho—. ¡Cuánto tiempo, querida!

Sonreí casi automáticamente, planeando en mi cabeza como librarme de la situación en la que yo misma me había sumergido, pero ya era demasiado tarde.

—Buenas tardes, señora Min —saludé de vuelta, tanteando con mis pálidos dedos el asa de mi bolso que colgaba de mi hombro—. Sí, ha pasado mucho tiempo, la verdad...

Fui interrumpida cuando por el umbral que conducía a las mesas donde los clientes se sentaban para comer entraron dos chicas risueñas que debían rondar los dieciocho años seguidas por un hombre alto que, en cuanto me vio, se diriguió hacia mí con un ademán con la cabeza mientras yo le respondía con una sutil reverencia en cuanto lo reconocí como el hijo mayor de la mujer que tenía en frente de mí.

Esta última se diriguió hacia el mostrador el cual era bastante difícil de apreciar pues estaba completamente rodeado por macetas y, además, un montón de fotos junto a un cartel blanco que anunciaba el Wi-Fi del sitio. Pronto perdí de vista a la señora Min cuando esta se ocultó tras el monitor del ordenador para cobrarles mientras las dos clientas buscaban en sus exclusivos bolsos las tarjetas de crédito porque, si mal no estaba escuchando, iban a dividir la cuenta. Paralelamente, el chico que vino con ellas se diriguió hacia los dos congeladores junto a la repisa y sacó dos botellas de cerveza antes de irse por el arco por el que había llegado.

first love❞ || min yoongi [SUGA]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant