35.

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Final.

Se escuchó el sonido de lo que parecía ser una trompeta, y la tensión en el aire se rompió al instante. Lanzaron un grito de guerra al aire, y sus piernas se movieron hacia el frente, corriendo hacia el enemigo. Pronto, el choque de metal contra metal se hizo, y de ahí en adelante, lo que llenaba el espacio eran gritos, sudor, sangre, espadas chocando y explosiones de hechizos. Aquel que podía usaba su poder sobrenatural, así que destellos de colores o elementos se podían ver si se daba un vistazo a los alrededores en la batalla. El enemigo atacaba con movimientos bruscos y vagamente analizados, mientras bestias de tamaños gigantes se movían salvajes a atacar; parecían perros, pero sus tres cabezas y los aullidos aterrorizantes que soltaban indicaban que eran todo lo contrario a un tierno can.

Baekhyun veía todo desde atrás, cerca de la línea de árboles, donde él, Jongdae, Luhan y Kyungsoo junto a los demás ángeles que se habían ofrecido a ayudar esperaban a la señal, una bandera roja que les indicaría cuando debían movilizarse para unirse junto a los demás. Namjoon les había explicado que entrarían cuando fuesen necesitados, y que debían ser pacientes, pero todos se movían inquietos y ansiosos, pendientes a que la bandera se alzara por los aires. Era exasperante tener que sólo ver desde la lejanía, más habían unos cuantos preocupados, el cuarteto incluido. No podían dejar de pensar que sus parejas estaban allí peleando en las primeras filas, y aunque estaban al tanto de que ellos eran más que capaces de defenderse, eso no evitaba que sus corazones se agitaran con miedo.

— Están bien. No es nada que no hayan hecho antes.— aseguró Kyungsoo al ver los rostros de angustia de los presentes a su lado.

— Tengo un mal presentimiento.

— Es normal que te sientas así, es tu cabeza preocupada.

— No te confíes tanto de eso, Kyungsoo.

Se giraron para mirar a Yixing, quien se hacía paso entre los ángeles para llegar hasta donde los cuatro estaban de pie esperando. Se veían bastante sorprendidos, pero el sólo rodó los ojos y se colocó al lado de Kyungso o, acomodando su armadura de cuero y ajustando su agarre en la espada bendecida que tenía en mano.

— Creímos que te quedarías para ayudar a sanar a los heridos.— resaltó Luhan, mirándole con inquietud.

— No puedo sólo sentarme y mirar, esperar. Uno de ellos lo mató, pero todos lo pagarán caro por hacer tal cosa.

En los ojos de Yixing, un deseo de venganza ardía a llama viva. Intuían que aunque él supiese que Junmyeon eventualmente volvería, se sentía igual de destrozado, porque podría estar un tiempo indefinido en el purgatorio antes de darse cuenta de que había muerto o de encontrar la salida de éste sin ayuda, y Yixing podría ser una persona pacífica a la que no le gustaba los conflictos, pero era sobreprotector con los que amaba, y lastimar a la gente que quería sólo era un incentivo para su sed de venganza. Así que su agarre firme en la espada que portaba y la mirada determinada que portaba, dejaban claro que de ninguna manera volvería a su puesto designado sin haber derramado sangre con el filo de su reluciente espada.

— Joder, ¿dónde mierda está esa bandera? La iré a levantar yo mismo si no la veo dentro de los próximos dos minutos.

Jongdae parecía tigre enjaulado mientras daba vueltas en su lugar, mirando con inquietud la pelea que se desenvolvia allá en la distancia. Pero se quedó quieto un momento, con los ojos grandes, y su voz se levantó para poder ser escuchado.

Heaven | ChanBaekWhere stories live. Discover now