6.

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— ¡Hey!, ya que no tienes al angelito bonito, vayamos de fiesta.— sugirió Sehun, quien estaba cómodamente sentado en el sofá de Chanyeol, quien le lanzaba miradas sucias sin ninguna razón, según el, porque él "no estaba lanzando nada hacia nadie".

Había pasado una semana desde que Baekhyun había vuelto a su hogar y Chanyeol no sabía nada de él. Sehun y Minseok habían notado el cambio de ánimo de Chanyeol.  Él estaba más tétrico, y ellos ya no podían soportarlo así, por lo que planeaban subirle el ánimo a su manera.

— ¿Qué quieres hacer ahora?— preguntó Chanyeol con fastidio, antes de darle un trago a su cerveza.

— ¡Salgamos al Pandemmonium!

— ¿Al Pandemmonium?

— No, de vuelta al infierno.— respondió Minseok sarcástico. — Pues claro que al Pandemmonium idiota.

Chanyeol lo pensó un poco antes de aceptar la idea de Sehun.  Mientras los chicos salían hacia el auto de Chanyeol, él apagaba las las luces y tomaba sus cosas, mientras pensaba en cómo escapar de aquel lugar más temprano.  Digamos que no era del tipo al que le agradaban los lugares como aquel.

El Pandemmonium, como se puede ver en su nombre, era un lugar en donde los demonios estaban en abundancia; los demonios y los pecados.  Desde que te acercabas te sentías atraído por la energía del lugar, lo que allí adentro se hallaba causaba curiosidad a la mente humana y los hacía pecar sin ellos tan siquiera darse cuenta.  El lugar en sí era un pecado.  Desde que entrabas, lo primero que te ofrecían eran drogas, luego bebidas, después mujeres, o hombres, prostitutas, o incluso prostitutos, strippers; tú solo dilo y allí está, disponible para el uso o placer de cualquiera.  Porque como ya había mencionado antes, el lugar era un pecado en sí, y estaba infectado de demonios.

A Chanyeol no le gustaba el lugar por el simple hecho de que lo único que se hallaba en el, era el pecado convertido en un club.  No le gustaba por el ruido, las estúpidas luces de colores y el aroma a lujuria que siempre se podía encontrar en la pista de baile o cerca de esta.  Además de que cada vez que llegaba le caían veinte mil halagos y coqueteos, atención que él encontraba innecesaria e incómoda.  Al llegar saludo a Minah, una preciosa mujer demonio, quien atendía ese día en la puerta junto a un chico alto y moreno llamado Jongin.  Él también era demonio al parecer, aunque Chanyeol no recordaba haberlo visto antes en el lugar.  Ella era una fiera y coqueteaba con todo y todos, eso lo tuvo que sacar de su padre, el mismísimo diablo.

— Hace tiempo que no te veo, Channie.

Chanyeol rodó los ojos ante el ridículo apodo que le había dado.  No la mandaba devuelta al infierno porque era la hija del diablo y no quería meterse en problemas con el "más que manda".

— Hola a ti también, Minah.— bufó antes de pasarle por el lado para entrar.  Pudo escuchar la risa de la mujer ante su acción, pero le resto importancia y se fue a buscar asiento en un lugar tranquilo.

Y claro, como no lo pudo encontrar se sentó lo mas alejado de todos que pudo, antes de que Sehun y Minseok lo arrastraran a una de las mesas cerca de la pista de baile.  Sabían muy bien como odiaba aquel aroma a lujuria, así que siempre trataban de sentarse cerca de la pista de baile para terminar con su limitada paciencia.

— ¡Hoy haremos que bebas hasta que el alcohol te salga por los ojos!— gritó Minseok para poder ser escuchado por encima de la fuerte música.

Chanyeol sabía que le esperaba una muy larga y estresante noche con aquellos dos. Sabía muy bien que, como siempre, aquellos dos terminarían borrachos hasta el punto en el que no supieran ni donde vivían y el tendría que arrastrarlos a ambos hasta su auto, para que luego ellos vomitaran su auto y él a regañadientes los metiera en su casa y los tirara en el sofá, para luego ir a limpiar su auto, y después acostarse, para al otro día escucharlos quejarse.

Heaven | ChanBaekWhere stories live. Discover now