—Te quiero preguntar una cosa —le dije.

—Adelante —sonrió ella, con el mechero en la mano.

—¿De qué hablasteis con Miriam cuando estábamos de puente?

Mimi me miró, sin comprender lo que le decía.

—Cuando estábamos por empezar a comer, y Miriam y tú salisteis a hablar.

Las dos dimos una calada y expulsamos el aire.

—Le dije que no se preocupara por nosotras y le pedí que te cuidara. Que te cuidara muy bien, ya que yo me iba a apartar y no estaría para hacerlo.

Mi primer impulso fue responder "pues mira, no lo hizo", pero obviamente no podía hacerlo porque en esa situación me había metido yo sola, Miriam no tenía la culpa; y porque solo faltaba decir eso delante de Mimi para alimentar cualquiera que fueran sus expectativas. Así que me quedé en silencio.

—Puedo hablar con ella, ya te lo he dicho.

—No, olvídalo —respondí rápidamente. —Ya hablaré yo con ella. De verdad que no es tu culpa.

—Oye, que siento mucho lo del embarazo de tu madre. Ricky me lo contó todo y...

—Ya —suspiré.

Miré al suelo y cuando me quise dar cuenta, los brazos de Mimi me rodeaban como si me quisiera proteger de todas las cosas que iban mal en mi vida. Me dio un beso en la cabeza y, supongo que es porque llevaba los nervios a flor de piel todo el día, pero me puse a llorar.

Mimi era siempre tan buena conmigo. Y su manera de protegerme era tan perfecta. Al fin y al cabo, era mi mejor amiga, y la había echado de menos desde que había empezado con Miriam.

—Quiero que sigas siendo mi mejor amiga, Mimi —le dije, sin mirarla. —Perdóname por haber aceptado que te alejaras de mí.

—Banana... no tienes que pedirme perdón —Mimi me acarició el pelo y me levantó la cara para que la mirase. —Pero, ¿estás segura?

—Sí —dije, sin dudar.

—Ana —la voz de Alfred nos hizo prestar atención a nuestro alrededor y salir de esa burbuja rara que habíamos creado.

El nos miró con atención, y luego reparó en que estaba llorando.

—¿Todo bien?

—Sí, sí —le dije sonriendo, mientras Mimi me secaba las lágrimas con sus pulgares. —Noe nos recogerá al final de la calle, le viene mejor para pararse.

Alfred asintió.

—¿Os vais ya? —preguntó Mimi.

—Sí, necesito descansar —dije, recomponiéndome.

—Claro, entiendo. ¿Me dices cosas? —me preguntó, casi temiendo mi respuesta.

—Sí —le sonreí.

—Genial —sonrió ella de vuelta. —Por cierto, Alfred, has estado genial.

Alfred le dio las gracias con un movimiento de cabeza y los dos empezamos a caminar calle abajo.

Quizás era un movimiento arriesgado, pero sentí que había hecho lo correcto.


🦋🦋🦋


Alguien podría pensar que con todos los nervios que llevaba encima, no dormiría casi; pero la verdad es que dormí mucho y muy bien. Supongo que estaba agotada de todas las emociones que había vivido en las últimas veinticuatro horas. Sin embargo, cuando me desperté, una ola de tristeza me invadió.

Que lo bueno está por llegar 🦋 || WARIAMWhere stories live. Discover now