PRÓLOGO

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Los dioses, en su propio mundo lleno de arrogancia, habían tenido una disputa entre ellos mismos. Uno de los dioses estaba en desacuerdo con el mundo que existía, Ares, el dios de la guerra, quien cansado de ser el protector del olimpo y de los ejércitos se convirtió en caudillo de los rebeldes, quienes eran humanos -en su mayor parte- y semidioses rechazados por sus mismos padres.

Siglos atrás, los seres mágicos vivían en la tierra y el dios Ares, no estaba de acuerdo con que los humanos tomarán control del mundo y los dioses como Zeus, solo observaran como sus cultos, títulos y símbolos se desmoronaban con el paso del tiempo, así que el mismo bajo del Olimpo e hizo que los humanos y seres mágicos batallaran entre ellos. Cuando los otros dioses fueron testigos de tal masacre, crearon otra dimensión y la llamaron Urbi Vitae. Hicieron que todo ser mágico entrará al nuevo mundo que les pertenecería.

Y todo para poder parar la guerra.

Ares supo lo que los otros dioses ocasionaron, se enfureció tanto que la tierra tembló llevando consigo pestes y epidemias. De tanto odio y rencor cargado, sedujo una humana quien procrearía su primogénito. Fue tanta su ira, que tomó la decisión de que su hijo tomará venganza por él. Su plan consistía en que un día, el mismo hijo tomara la nueva dimensión y la gobernara. Él quería el poder, así que juntó toda su vitalidad y la heredó su hijo semidiós.

Su hijo nació para ser un líder cruel, criado como un asesino y despiadado ser.

Los años pasaron, pero los dioses no se daban cuenta del plan de Ares, para cuando llegó el día de la última guerra, todo se supo. Los dioses, tomaron medidas necesarias y al mismo tiempo apresuradas. No sabían que hacer para detener al primogénito de Ares, así que, como último recurso ellos mismos bajaron a Urbi Vitae y lucharon con los otros seres mágicos.

Al final, lograron que el primogénito de Ares se retirara de la batalla, pero juró volver.
Juró regresar y tomar lo que le correspondía.

Al escuchar esa amenaza, los dioses tomaron una decisión. Cuando él regresará, un ser con el poder de los cuatro elementos surgiría de entre los seres. Él o ella tendría el poder para derrotar al Primogénito de Ares y la paz reinaría entre los mundos.

Sería, El Domador Elemental.

Todos creían que sería un hombre el que dominaba tales poderes. Pero nunca pensaron que un ser puro y de buen corazón sería elegido. No sería Él, sería Ella, quién traerá la paz a ambos mundos.

Virtutis tuae, salus tua. Filia nostra, Deus sanguine.

DIOSA DOMADORA ©Where stories live. Discover now