noventa y uno.

1.2K 147 4
                                    

"Yo..." miré hacia abajo, fijando mi mirada en la forma en que Renjun apretaba mi mano con aprecio. Podía notarlo con solo verlo. No sabía qué decir.

"No tienes que responder... solo quería que lo supieras." volví a mirar hacia arriba y Renjun me estaba sonriendo de una manera muy amable, transmitiendo que me comprendía. Aquel momento podría haberme resultado incómodo en cualquier otra situación, pero, con él, estaba siendo un momento que probablemente recordaría durante mucho tiempo como aquella vez que me di cuenta de la increíble persona que era él. Pero no se lo diría. No ahora. Si lo hacía, pensaría que se lo decía por decir, y no era así.

De repente, sonó el móvil que tenía en el bolsillo, el de mi hermana. El tono de llamada que tenía era una grabación de Irene diciendo de una manera bastante empalagosa que cogiera la llamada. En realidad era adorable, y deseaba tener una relación como la suya algún día. Descolgué la llamada y descubrí que era Seulgi llamando desde el teléfono de casa.

"¿Sí?" respondí.

"¿Yina? ¿Dónde estás? Dijiste que quedarías un rato con Wendy, pero son casi las nueve y se está haciendo de noche. ¿Queréis venir aquí las dos?" a Seulgi no le importaba que siguiera con Wendy, siempre y cuando estuviéramos seguras. Solíamos ver el telediario, en el que hablaban de muchas cosas que habían pasado de noche, por lo que mi hermana solía preocuparse.

"Sí, no te preocupes, voy ahora." respondí, colgando la llamada. Miré a Renjun, y su cara había cambiado completamente de una sonrisa a una expresión algo triste. "Lo siento... tengo que irme a casa, mi hermana está preocupada y-"

"No te preocupes, te puedo acompañar." dijo, volviendo a sonreír, como feliz por la idea que se le acababa de ocurrir. "Si quieres, claro."

"Sí, pero tú llegarás a tu casa más tarde."

"No te preocupes por eso." respondió.

Comenzamos a caminar hacia mi casa, la cual no estaba muy lejos, pues vivíamos en una ciudad no muy grande y conocía varios atajos. Fuimos hablando de estupideces en su mayor parte, pero Renjun también me contó algunas cosas que le pasaron en China.

"Los chicos de mi clase solían decir que nunca gustaría a una chica por mi personalidad. Al principio no les creí, pero con el paso del tiempo fui creyéndomelo, hasta tener la autoestima bastante baja. Tuve varios problemas por eso durante un largo tiempo. Intenté arreglarlo con un psicólogo, pero mis padres no tenían tiempo para llevarme." contó. Yo lo escuchaba atentamente. "Yo les dije que podría ir solo, pero pasaron las semanas y cada vez veían más innecesaria mi terapia, así que me desapuntaron a los pocos meses." contó, de una manera un poco triste.

once again || huang renjunWhere stories live. Discover now