cuatro.

4K 396 95
                                    

"¿Puedo hacerte una pregunta?" dijo, mirándome fijamente.

"Sí... supongo."

"¿Podrías... darme tu número de teléfono?" hizo una gran pausa entre ambas frases.

Aquello me sorprendió. ¿Acababa de conocerme, pero ya quería que le diera mi número? No es que me molestara, quizás yo le había gustado, pues habíamos intercambiado varias palabras, pero me pareció extraño.

"Lo siento... no creo que pueda hacerlo." dije, con la mayor vergüenza que había pasado en toda mi vida. Qué momento más incómodo.

¿Y qué debía hacer ante aquella situación? Correr.

"Yiyang, tenemos que ir a clase." dije, y la agarré del brazo.

"Sí, sí. Ahora voy." dijo. Comencé a caminar hacia mi aula correspondiente, la cual no se encontraba demasiado lejos, y me senté. Suspiré profundamente un par de veces.

La razón por la que no le di mi número es porque no quería conocer a nadie más, y mucho menos, a alguien con quien podría tener una relación. En una semana cogería un avión para ir a mi nuevo hogar, en un país diferente: Corea del Sur.

Me hubiera gustado darle mi número de teléfono, pues era muy adorable, parecía una buena persona, y además era atractivo... bastante, pero no pude. ¿De qué serviría hablar con él por una semana? No basta con eso para conocer a alguien, además, no lo podría ver nunca más, a no ser que volviera a vivir a Jilin, de lo cual tenía pocas posibilidades.

Suspiré de nuevo y agarré mi pelo fuertemente, mirando hacia el pupitre. No quería irme, pero tenía que hacerlo.

Yo ya había vivido en Corea la mayoría de los años de mi vida, solo que tuve que mudarme aquí hace dos años, debido a que es la ciudad natal de mi madre, pero ahora volveríamos. Desde el principio, había querido volver a mi país, con mis amigos, mi cultura, mi idioma... Se me hizo difícil aprender un idioma nuevo mientras iba al instituto, pero tuve la suerte de que en esta escuela todos son étnicamente coreanos, por lo tanto, se habla tanto ese idioma como el chino.

Aquí solamente tenía dos amigos: Yiyang y Kun, pero eran suficientes. Ellos dos eran muy diferentes a mí, pero nos llevábamos bien de todas formas.

Sabía que los echaría mucho de menos, pero no podía negarme a volver a Corea, pues no podría quedarme sola en casa siempre, aunque a veces pienso que es lo que me hubiera gustado. Nunca se me había dado bien adecuarme a las cosas, y una cultura es algo difícil a lo que acostumbrarse, así que no creía estar preparada.

once again || huang renjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora