once again || huang renjun

ochenta y seis.

"No sé a qué te refieres. ¿Qué tenemos que hacer al respecto?" intenté comprender su comportamiento, pero no conseguía encontrar un motivo para que Renjun actuara de tal manera.

"Si nos encontramos con tantas coincidencias, tiene que ser por algo." no parecía querer abandonar esa personalidad. Cada vez me extrañaba más: normalmente, cuando Renjun actuaba de esa manera, solía durar poco; podía notarse perfectamente que se encontraba incómodo así, de modo que siempre volvía a comportarse como él realmente era. Pero esta vez no paraba. Seguía con aquella soberbia, y no lo entendía por eso. Lo notaba raro; no era él.

Otra cosa que no comprendí fue el increíble cambio que había dado de forma repentina. Cuando lo vi tras darme la vuelta, era muy tímido. Sin embargo, antes de poder darme cuenta, su personalidad había mutado de ser un chico vergonzoso a quien le da coraje decir algunas cosas por miedo a la reacción de los demás, hasta un chico que dice todo lo que se le pasa por la cabeza sin filtrar qué está bien y qué no. Ambas, dos personalidades extremas, ninguna de ellas sana.

"La próxima vez ten cuidado, cualquier otra persona no te hubiera devuelto el móvil al encontrárselo." eso es lo que yo le había dicho el día que nos conocimos, pero no se lo dije de aquella manera. ¿Acaso estaba intentando tratarme como yo lo había tratado los últimos días?

Si quisiera hacerlo, estaba claro que me lo merecía, no tendría que haberlo tratado de aquella manera, pero me arrepentía mucho y no veía lo que él estaba haciendo como una solución.

Por fin conseguí articular un par de palabras que pudieran expresar mi opinión.

"No entiendo por qué estás actuando de esta manera."

"¿De qué manera?" incluso su voz sonaba más profunda de lo habitual. Aquel no era el Renjun que yo esperaba, y que me alegraba haber conocido.

"No es necesario que actúes así conmigo."

"No sé de qué hablas."

"Renjun."

Quedó un par de segundos en silencio, mirándome. Pude notar cómo su mirada cambiaba lentamente a su expresión real: bajó las cejas, que anteriormente indicaban superioridad y ahora transmitían decepción; su sonrisa soberbia pasó a unos labios cerrados en una mueca de sensibilidad; sus ojos pasaron a tener una apariencia triste; su cara, perdió presencia.

"¿Qué?" preguntó, pero él ya sabía a qué me refería.

"No es necesario actuar de una manera diferente a como tú en realidad eres delante de mí."

"Chenle dijo que tenía que dejar de ser como era para que no me odiaras." habló por primera vez con su tono de voz normal, esta vez un poco decaído. "Dice que a las chicas no les gustan los chicos sosos, y que por eso me odiabas."

"No te odiaba."

Se me quedó mirando con confusión.