once again || huang renjun

cuarenta.

"¡Y entonces me besó! No me lo podía creer, ¡era una chica!" contó Sohyun, mientras todos reían. Aquello no era precisamente lo más gracioso que había escuchado en mi vida, así que no reía exageradamente y a carcajadas como los demás. Además, no tenía demasiados ánimos como para hacer lo mismo. "Quiero decir, era una apuesta, ¡pero era una chica! ¡Una chica!"

"Me hubiera gustado ver eso." dijo Jeno, quien ya parecía haber vuelto a animarse.

"Wendy, te toca contar una anécdota." la miró Chenle. Seungwan pensó en algún acontecimiento gracioso.

"Bien, hace un par de años..." comenzó a contar, pero, por alguna razón, dejé de escuchar. Comencé a pensar en todas las cosas que en aquel momento pasaban por mi cabeza, de las cuales la mayoría eran relacionadas con lo que había pasado la noche anterior. Sabía que había optado por olvidarlo, pero no podía.

"¿Estás bien?" escuché a alguien preguntar. Miré en la dirección de la que venía la voz. "No parece que te lo estés pasando bien."

"Estoy bien." asentí, mirando hacia la persona que tenía enfrente de mí. No quería hablar de lo que había pasado anoche, y menos con él, así que sabía que no lo haría, pues estaba claro que Renjun no sabía nada, ni siquiera recordaba haberlo visto.

"No estoy seguro de que eso que dices sea verdad." sonrió, sorbiendo de su pajita. "¿Tú estás segura?"

"Creo que estás bebiendo de la pajita equivocada." lo miré seriamente.

"¿Entonces supongo que ahora tendrás que quemarla?"

"Exacto." lo miré con la misma cara inexpresiva, mientras él seguía sorbiendo.

"¿Estás mejor por lo de ayer?" continuó mirándome con la misma sonrisa, aún no soltaba mi pajita.

"¿Vas a soltarla o me vas a obligar a ir a por otra?"

Sin decir nada y sin que yo pudiera preguntar qué hacía, Renjun se levantó y fue hacia el mostrador en el que estaba la mujer que antes nos había atendido, la saludó y cogió una pajita. Volvió a nuestra mesa y se volvió a sentar frente a mí.

"Ya no tendrás que preocuparte."

"¿Qué intentas?"

"Solo quiero que me cuentes cómo estás en vez de evitar mis preguntas cada vez que tienes oportunidad."

"No hago eso." dije. Sorbí de la nueva pajita que ahora tenía. "Además, ¿qué más te da lo bien que esté? ¿Acaso te han contado algo?" pregunté, refiriéndome a Jeno y Chenle.

"No tienen que haberme contado nada para poder saber que ayer no estabas bien, y hoy tampoco."

"¿Cómo lo sabes?" lo miré con duda. Sin darme cuenta, había respondido a su pregunta: no, no estaba bien.

Se acercó el vaso y bebió de su pajita.

"Me había extrañado que siguieras odiándome desde lo de ayer, pero ahora lo entiendo todo; lo has olvidado."