—Miriam, ¿me llevas? —preguntó, aunque al segundo ya se había subido. —¡Hola chicas! —dijo luego, saludándonos a las demás.

Aitana y yo la miramos sonriendo.

—Claro Nerea, faltaría más —respondió la leona. —Bueno venga, que nos vamos ya. Que entre el de atrás y vosotras me estáis mareando. Primero te dejo a ti, Aitana, que me queda más cerca.

Cuando el coche se puso en marcha, encendí la radio y busqué una de las playlist de Miriam. Ella me miró y me sonrió de lado. Luego subí el volumen estratégicamente.

—¿Dormimos en mi casa hoy? —le pregunté, acercándome a ella y poniendo una mano en su muslo.

—¿Noe te va a dejar? —se rio. —Aún no sabe si has aprobado los exámenes o no. Y visto el show de la noche pasada...

Rodé los ojos.

—Pues... tendremos que probar suerte. Y sino nos vamos al bosque a acampar.

Miriam se echó a reír mientras mi mano seguía acariciando su muslo con suavidad.

—Sí, y nos sale más a cuenta dormir dentro de una barca con la que está cayendo; a lo mejor mañana nos despertamos en el mar.

—Me conformo con dormir dentro de tu coche, no me voy a quejar tampoco —mi mano se acercó peligrosamente a su entrepierna.

—¡Ana joder, que está conduciendo! —gritó Aitana.

Yo me giré sorprendida y divertida a partes iguales. Aitana me miraba muy seria y Nerea se giró para mirar por la ventanilla disimuladamente, mientras reprimía una sonrisa.


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El timbre sonó por toda la casa y desde mi habitación, enseguida escuché pasos en el piso de abajo, la puerta abriéndose, y Noe saludando. Sería Miriam que venía a buscarme para ir a casa de Aitana.

Le había pedido mil veces perdón a Noe, y parecía que había aceptado mis disculpas. De todas formas, seguíamos teniendo una conversación pendiente. De hecho, yo tenía un plan, pero necesitaba comentarlo con alguien que tuviese dos dedos de frente. Como mi novia, por ejemplo. 

Miriam apareció en mi habitación, dando un par de golpes en la madera de la puerta, que me hicieron bajar de mis pensamientos. La leona se apoyó en el marco de la puerta, vestida con un chándal rojo que tenía una franja blanca a los lados. No estaba acostumbrada a verla vestida así y me quedé veinte segundos con la boca abierta, pendiente de que mi cerebro reaccionara.

—Algún día me vas a matar de la impresión —fue lo único que me dio tiempo a decir antes de que la leona se lanzara a por mis labios y me besara con deseo.

Me empujó de tal forma que me quedé sentada en la cama, con ella de pie, apoyándose en mí.

—Uh, nena —le dije cuando nos separamos. —Te recuerdo que vamos a dormir en casa de tu prima y con Nerea, no tienes derecho a hacerme esto cuando no vamos a estar solas.

Miriam se rascó la cabeza.

—A lo mejor lo de acampar en el bosque no era tan mala idea —dijo con una sonrisa socarrona que honestamente me encendió entera.

Nuestros planes de dormir juntas habían tenido éxito... más o menos. Aitana nos había invitado a dormir en su casa porque durante el puente no nos veríamos, así que no le habíamos querido decir que no, por mucho que deseáramos tener un poco de intimidad. Como nos lo había propuesto cuando estábamos todas en el coche, Aitana había acabado por invitar a Nerea también, por educación básicamente. Y yo creo que también porque era una forma de entrar en el "universo" de Las Amigas. No, si al final me haría caso y se ligaría a alguna de ellas ahora que estaba soltera.

Que lo bueno está por llegar 🦋 || WARIAMWhere stories live. Discover now