PUPPET| Parte 43

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»—» Lía «—«

¿Cuantas veces más tendría que repetirlo?, ¿cuantas veces más quería seguir lastimandose así mismo? Intenté de todas las maneras posibles alejarlo de mí sin llegar a lo que el día anterior había llegado, él ahora lo sabía pero eso no impedía que me encuentre nuevamente en su despacho hablando del tema, de algo que debía pasar y que debía entender.

la señorita de recepción me comunicó que me necesitaba en mi oficina.  Y así fue.  Abrí con cuidado la puerta  y    encontré a Taehyung de espaldas a mí pude sentir su tristeza, pero de la misma manera me dejé ahogar en su ddulcefragancia que se filtraba por mis fosas nasales de manera osada, permitiendome sentirlo enteramente.

Como si no importara nada. 

—Ha pasado tanto tiempo desde que te dejé de amar, Taehyung...— paré de repente mis palabras, supuse que era suficiente con aquello en el instante en el que sus ojos quisieron romperse en mil pedazos para dejar caer pequeños cristales de lágrimas que lastimarian sus mejillas. 

Me mantuve en silencio sin querer decir algo más y luego dijo media vuelta con el impulso de querer salir de ahí.

—¿Siempre serás así?.— profirió con absoluta aflicción en su severa voz. Por mi parte solté el pomo de la puerta y me mantuve de espaldas evitando a toda costa su rostro.

Porque me rompería.

—¿Es así como estás vengando todo lo que hice?, ¿es tu manera de hacerme sentir una basura?, ¿¡ es así como quieres que me vea!?...

—¡No soy como tú!— Vocifere a la par de él enfrebtandolo, pero todo acabo, prefería para de esto. —Taehyung, no soy tu maldita vida, ¿bien?. Intenté que olvidaras pero ya no puedo hacer más. Lo siento.

Volví a tomar del pomo de la puerta esta vez decidida a huir del lugar, pero al escuchar su cansada y suplicante voz, involuntariamente mis pies dejaron de moverse y mis mente dejó de pensar. Solo giré en su dirección y lo vi... Ví su aspecto tétrico y cansado, ví las ojeras debajo de sus ojos y también pude ver como intentaba mantener los pedazos de su corazón dentro de su mismo pecho.

Es así como me sentía yo.

—Siempre serás mi vida, Lía.— susurró las palabras como si doliera cuando salían de su garganta, y me dolían a mi porque las creía como flechas siendo lanzadas a mi pecho. —no lo decidí yo, es lo que estoy pagando.— metió su mano en el bolsillo derecho de su pantalón y de ahí sacó un delgado collar de dorado.

—Tenía planeado recuperarte, esto... — se refirió al collar y mis ojos llenos de lágrimas suspendidas descendieron a él. —Lo compré para ti en San Valentín y...— dudó en decirlo. — yo planeaba dartela ese día.

Solo no podía hablar, no podía solo quiera respirar. ¿Cómo es que aún sin sentir nada más hacia él podía ponerme a flor de piel?, ¿por qué aún seguía doliendo tanto?. Quería comprenderlo pero cada vez que lo intentaba colicionaba con un gran muro de la realidad,  de lo que soy y luego me contempla mi misma siendo lo que fuí.

Y temo volver a ser la misma.

Retrocedi mis pasos y gire por completo para finalmente huir de ahí, no sé a donde iba ni siquiera que estaba pensando en ese momento o que debía quedarme para cumplir con mi trabajo. No lo quería, necesitaba desaparecer pero aquello no era posible. 

Sin percatarme había llegado hasta la orilla de una laguna dentro de un parque, solo me senté en en el césped y me dediqué a observar el mundo a mi alrededor. Todos felices, todos riendo y viviendo como si nada,  ¿y qué si esas sonrisas eran falsas?, ¿qué si solo estaban fingiendo?. Fuese lo que fuese nadie podría saberlo, tan solo me hacia preguntarme ¿por qué no podía fingir igual que ellos?. He tratado de mantener una vida libre de todo el daño que podía ocasionar infelicidad pero eso no era posible.

Porque él siempre estaba ahí, porque teníamos un lazo que nos uniría...

Mi móvil vibró dentro de mi bolsillo y al cabo de algunos minutos tomé la llamada, aunque eso no era lo que quería. La suave voz sonó a través del móvil y supe que era mi madre, así que sorbí mi nariz y traté de mantener el equilibrio de mi voz y sonar calmada cuando hablé.

—¿Madre?.— inquiri aún sabiendo que era ella.

—Vernon está en casa con nosotras y, ya me puso al tanto de su compromiso. ¿Por qué no me lo habías dicho antes?. — inquirió en manera de diversión, pero con algo de resentimiento en ello.

—Lo siento, lo olvidé por completo. Tu sabe el trabajo y esas cosas...— quise arreglarlo de inmediato pero ella me detuvo al instante.

—No cielo, lo entiendo. Tal vez podrían pasar por casa un momento, todos estamos aquí y solo faltas tú.— propuso, realmente no tenía ganas pero tampoco podía dejar caer mis culpas encima de ellos. Tan solo asenti y colgué la llamada para volver a sumergirme en un mar de pensamientos oscuros. 

Me levanté del sucio césped y sacudí la parte trasera de mis jeans, al caminar las punta de mis tacones se hundian en la suave tierra y provocaban que me esforzara más por avanzar mis pasos, dado que no había traído a mi auto conmigo y ni siquiera sabía cuanto había caminado o corrido.

Pero al llegar al estacionamiento del edificio me percate de que realmente no había ido tan lejos,  me dirigí hacia mi auto y en cuanto estube a punto de abrir la puerta lo visto a él y paré en el instante. ¿Por qué tenía que ser así?. Su pasos descuidados venían hacia mi dirección y mi corazón saltó de prisa dentro de mi pecho, del mismo modo cayó en un avismo cuando solo pasó de mí sin siquiera mirarme.

¿A qué estaba jugando? 

Su auto estaba a unos dos autos del mío y solo di la vuelta para verlo subir en el y ponerlo en marcha, como si yo no existiera, como si yo no estuviera ahí. Mi entre cejo fruncido era evidencia de mi desconcierto, mis pulsaciones parecían haberse detenido en cuanto paso su auto frente a mi y, aun así, mi presencia permaneció invisible antes sus ojos.

Quiere ponerme de cabeza. 

Y desapareció al final de la salida. Dejé que mi cuerpo cansado colapsara a un lateral de mi auto y posé mis manos sobre mi cabeza. Me estaba volviendo loca y no sabía como manejarlo. Era yo quien estaba ayudándolo a superar, era yo quien ya no sufría ¿por qué ahora sí?, ¿por que me encuentro envuelta en una tormenta que acabé hace años? 

Respiré profundo y solté el aire que ardía en mis pulmones para luego subir al coche y mantener mis manos inmóviles sobre el volante, aún confundida, solo me dije a mi misma que pasaría, que lo que hacia estragos en mi cabeza era producto de lo que estaba dejando del proceso de dejar atrás.

Un mensaje de voz llegó a mi móvil mientras conducía y lo escuché de inmediato por medio del apuntador,  era Luz usando el móvil de Vernon.

—¡Feliz día mami!, eres el mejor papi del mundo. Ya se lo dije a Vernon también ¡y me regaló chocolatinas!. Dejaré algunas para ti.— mis lágrimas estallaron nuevamente al recordar que hoy al igual que todos los días desde hace tres años luz me daba las felicitaciones del día del padre a mí, cuado deberían ser dadas a Taehyung.

Cuando llegué a un semáforo paré y me sostuve del volante para impedir que las lágrimas sigan fluyendo. Eran esos momentos los que me lastimaban siempre, eran esas cosas insignificantes que me hacían recordar todo una y otra vez. Porque simplemente no podía dejar atrás gran parte de aquello. Sólo seguía doliendo como el primer día, seguía doliendo tanto y erróneamente pensé que ya había cesado. Pero la herida seguía abierta.

Y me mantenía desangrando en soledad, en silencio, constantemente hasta que ya no pudiera más.

PUPPET  [ T#1 TERMINADA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora