S E I S

143 15 3
                                    

Annabelle

Lo primero que vi al entrar por las puertas dobles del Caos, fue a Zach sentado en la mesa del fondo junto al escenario y que comúnmente era conocida como la mesa de la banda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lo primero que vi al entrar por las puertas dobles del Caos, fue a Zach sentado en la mesa del fondo junto al escenario y que comúnmente era conocida como la mesa de la banda. Z estaba sentado en una silla y bebiendo de su cerveza. El local estaba vacío, bueno, no tan vacío. Podía escuchar en el fondo, en el almacén y en la cocina, a personas reír y moviendo cosas. Sin embargo, él estaba solo aquí en el frente del local y eso me lleno de curiosidad. Jadeando por las prisas, avancé hacia él, y sus ojos grises se encontraron con los míos al instante. Sonreí, porque a pesar de todo lo que sucedía, me alegraba de verlo.

Tan solo esperaba que aquello que había sucedido entre nosotros cuando estuvimos en Newport, haya quedado en el pasado. Él bajo lentamente la botella hacia la mesa y una lenta sonrisa se dibujó en sus labios.

–Vaya. Pero mira quien está aquí. Pensé que nosotros los mortales no teníamos el privilegio de estar en tu presencia – dijo con diversión y yo me reí entre dientes

–Es bueno verte también, Z – respondí y me debatí en si abrazarlo o no. Quería hacerlo, pero no estaba segura de poder sin querer enloquecer. Así que solo me senté en la silla que él estaba usando para subir sus pies, los pies de Z cayeron al suelo con estrépito cuando los empujé con mi cadera – Mírate. Sigues siendo igual de feo que hace unas semanas.

Mentira. Él era un chico bastante guapo. Ahora mismo lucía estupendamente, con su ropa oscura resaltando su piel un tanto bronceada, besada por el sol. Sus ojos eran claros, de un tono acerado muy peculiar y bonito. Z se echó a reír, el sonido brillando con verdadera diversión y alivio, y no había rastro de rencor o recelo como pensé que habría en su mirada.

–Eso es una mentira, obviamente. Las chicas babean por mí. Sus bragas caen al suelo cuando le doy una mirada – la arrogancia divertida en su voz me hizo sonreír un poco, aunque después hice una mueca. Hombres.

–Sigue diciéndote eso – resoplé en broma. Escanee el lugar en busca de Adam, la diversión y la alegría por ver a Z se deslizó fuera de mí por completo – Oye ¿Has visto a Adam?

–¿Tan incómoda es mi presencia que ya estás buscando a tu hermano para que te salve?

–Claro que no – refuté, sacudiendo mi cabeza – Pero, en serio, necesito saber en dónde está ¿Tu sabes algo, Z?

Debía de haber verdadera angustia en mi voz porque la mirada de Z se oscureció un tono o dos y la media sonrisa que mostraban sus labios se esfumo. Enderezándose en su asiento, él se inclinó hacia adelante, estudiándome.

–¿Qué paso? – demando con suavidad, y yo le dije lo que había sucedido. Le explique que necesitaba hablar con Adam, aunque deje fuera mis sospechas acerca del posible síndrome de abstinencia que mi hermano podría estar presentando. Cuando finalice mi relato, Z acaricio con una mano su mandíbula y dijo mientras que yo era muy consciente de lo tensa y preocupada que me veía: – Adam ha estado... un poco al borde últimamente y no me sorprende que hayas discutido con él. Hace mucho que conozco a tu hermano, y sé que tú eres su melliza y probablemente sabrás esto también, pero aun así lo repetiré: dale un poco de espacio, no lo presiones. Ayúdalo, pero procura que haga todo a su propio ritmo. Ya verás como aparece pronto. Si algo he aprendido, es que cuando él se enfada, este es el primer lugar al que vendría para relajarse. Solo es cuestión de tiempo antes de que aparezca por esas puertas escupiendo fuego.

PURGATORIO |Souls Fractured #2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora