T R E S

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Annabelle.

El viaje de regreso a LA fue tan agotador como pensé que sería

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El viaje de regreso a LA fue tan agotador como pensé que sería.

Muy temprano en la mañana, Kellan y yo despertamos en la cabaña y empecemos a empacar todas nuestras cosas para introducirlas en el baúl del auto y así emprender nuestro camino de regreso. Había en mí un sentimiento de tristeza al dejar aquel lugar que, para mí, era mágico y me había dado unos días de absoluta tranquilidad, de paz, que estaba segura que no volvería a sentirme así en un buen tiempo. No quería regresar a la L.A y encontrarme con un montón de problemas, pero esto era la vida real y no un cuento de hadas, así que había problemas por doquier y tenía que ser una niña grande y enfrentarlos e ignorar las irresistibles ganas que tenía de correr en la otra dirección, desaparecer y cambiarme el nombre por uno como, no sé, Perline. Sí, eso sonaba bien para mí, pero no era una opción. Si decidía hacerlo, eso significaba alejarme de Kellan y, oh no, eso no lo pensaba hacer jamás.

Había observado por última vez el río, sintiendo como un hoyo se formaba en mi pecho al ver el agua cristalina iluminada por la luz del sol. Incluso las aves trinaban con más fuerza y alcancé a discernir, entre la maleza y al otro lado del río, un venado. Y era casi como si se estuviera despidiendo de mí, y eso me partió el corazón.

Kellan había aparecido a mi lado, poniendo un brazo alrededor de mis hombros y besando mi sien. Me acurruqué en su costado, abrazando su cintura y dejando que la brisa acariciara mi piel mientras aspiraba su aroma; aquel aroma fresco y que parecía ser únicamente suyo.

–Regresaremos, Tinkerbelle – había dicho él para consolarme, y le creí.

Así que aquí estábamos, atascados en el tráfico de la autopista Ventura en Pasadena, no muy lejos de la ciudad de Los Ángeles mientras Marie Fredriksson cantaba en la radio y yo tamborileaba con los dedos sobre mis muslos en un gesto ansioso. Mis ojos fueron hacía los autos que teníamos delante y suspiré de cansancio, ya que no había señal alguna de que el tráfico se disolvería en un tiempo cercano. Hacía demasiado calor, tenía hambre y estaba a punto de hacerme pis encima, pero me contuve y sólo crucé mis piernas al tiempo en que tarareaba la letra de la canción de la radio.

Listen to your heart, when he's calling for you. Listen to your heart...

–¿Por qué estás tan ansiosa? – la voz de Kellan hizo que virara mi cabeza en su dirección. Se giró un poco en su asiento para mirarme, el viento haciendo que su cabello se agitara y casi estaba cubriendo sus ojos que estaban particularmente brillantes este día – Te dije que no debías preocuparte de nada, Annabelle. Todo saldrá bien. Lo resolveremos.

–Lo sé – murmuré con un hilo de voz – Eso no es lo que me preocupa – me detuve, haciendo una mueca, y lo pensé mejor – Bueno, sí me preocupa, pero sé que lo vamos a resolver. Es sólo que...

–¿Qué? – apremió cuando mi voz se desvaneció.

–Tengo que ir al baño, como justo ahora – dije y una sonrisa divertida comenzó a dividir sus labios. Fruncí el ceño – No te rías, Kellan.

PURGATORIO |Souls Fractured #2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora