La chica suspiró.

—Es que Ana, tía... ya te lo he dicho mil veces... tienes que ponerte a estudiar, sino estarás perdiendo el tiempo. ¿Te ha dicho algo de las faltas?

—Sí, también. Pero dice que si no falto más, no se lo mencionará a Noe —respondí.

—Pues espero que no faltes más —dijo.

Sabía que, aunque Ricky y Mimi le caían bien, no entendía muchas de las cosas que hacíamos o que aceptaran que me saltara horas lectivas para escabullirme con ellos. Miré a Aitana con ternura y la abracé, riéndome un poco de ella.

—Ay qué mona, como te preocupas por mí.

Aitana me apartó e intentó hacerse la enfadada, pero no lo consiguió y se puso a reír.

—Qué tonta, por favor —dijo entre risas. —Por cierto, Miriam me contó que te quedaste en su casa el viernes.

—Sí, así es —dije, reprimiendo una sonrisa al recordar haber dormido con ella.

—No sé cómo lo haces, nos caes genial a toda la familia. Yo creo que si por ella fuera, ya estarías dentro de Las Amigas.

—Tampoco es que me interese eso, Aitana.

—Pues debería interesarte, porque el viernes dan una fiesta en casa de Raoul y ojalá pudiese ir.

Rodé los ojos.

—Y cuando te digo que te vengas conmigo al piso de Mimi no quieres.

—Son cosas distintas, Ana. Yo allí no pinto nada. Fumáis cosas raras y bebéis cerveza todo el rato.

Me eché a reír yo esta vez.

—Bueno, bueno. Pues nada. A ver si te ligas a alguien de Las Amigas, que tendría que ser... Nerea o Mireya, porque los demás están ocupados o son tu familia.

Aitana me dio un empujón.

—Que yo tengo novio, ya lo sabes.

—Sí, novios, admiradores y de todo tienes tú.

Aitana hizo una mueca.

—¿Y tú? En clase te mira más de uno, y me han preguntado por ti, que lo sepas. Y mira, porque Ricky es gay, que sino, pensaría...

No pude evitar soltar una risita.

—Sino ¿qué? ¿Pensarías que somos novios?

—Pues sí —dijo Aitana, cruzándose de brazos. —Pasáis mucho tiempo juntos. Más que conmigo últimamente.

—A lo mejor mi novia es Mimi. ¿A que no se te había ocurrido?

Aitana me miró con los ojos muy abiertos y luego se detuvo.

—Pero no te pares, que no llegaremos nunca —le dije, cogiéndola por el brazo obligándola a caminar.

—Ana, ¿estás con Mimi? ¿En serio?

—Que no, que no estoy con Mimi.

Me puse a reír y Aitana se hizo la mosqueada. Algún día le contaría mis movidas, pero no ahora que teníamos mucho que hacer y si se lo contaba todo, conociéndola como la conocía, me haría un cuestionario interminable.


🦋🦋🦋


Llegamos a mi casa y, entre que merendamos, nos pusimos a cotillear Instagram, y hablamos un buen rato de nuestras tonterías como si no nos viéramos ya de por si todos los días, empezamos a hacer el trabajo sobre las seis de la tarde, y teníamos que terminarlo sí o sí; es lo que tiene hacer las cosas a última hora, y el trabajo era para el día siguiente.

Que lo bueno está por llegar 🦋 || WARIAMWhere stories live. Discover now