Capitulo 15 - Un intruso en mi pueblo.

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Los siguientes días Dani y yo estuvimos más raros que nunca: se nos acababan los temas de conversación, reíamos disimuladamente para completar el silencio, no nos mirábamos, no nos tocábamos... Incluso parecía que sus intentos por conquistarme habían cesado.

Así que cuando mi padre me llamó desde casa no me importó para nada decirdir ir a hacerle compañía.

-¡Iré!

-Emma, estas en época de exámenes finales, no deberías permitirte estas faltas.

-Papa, estudio a diario... Además te echo mucho de menos- dije tiernamente. 

-No pienso dejar que vengas sola desde Madrid hasta aquí- comentó furioso.

-Papa, creo que ya soy lo suficientemente adulta.

-Serás mi pequeña siempre.

Papá podía ser muy cabezón si se lo proponía y estaba claro que no me iba a dejar ir  sola hasta mi pueblo. 

La puerta del salón sonó y tras abrirse la puerta se escuchó un sonoro: ''Ya estoy aquí!

-¿Por que no vas con Nico?-preguntó  mi padre.

-Papá, Nico tiene que estudiar más que nunca- respondí- Además, tardaríamos muchísimo más.

-Entonces que te acompañe el chico que acaba de llegar a tu piso.

-¿Como cojones lo..? Papa, Dani no puede acompañarme. 

-¿A donde?- preguntó Dani confuso tras escuchar su nombre.

-Papa, Dani tiene que estudiar mucho para su examen de historia del arte. 

-En realidad no lo tengo hasta dentro de dos semanas y este fin de semana estoy libre- dijo Dani.

-¡Perfecto!, Él irá contigo y no hay más de hablar.

Y súbitamente colgó sin decir nada más. Dani y yo nos miramos algo confundidos y los dos esbozamos una sonrisa.

*****

-¿Quiere que le lleve las maletas, señor?- preguntó Petra.

-No, no hace falta- respondió Dani desconcertado.

Petra era una de las asistentas de la casa. Ella siempre había estado cuidándome desde que era una niña, por ello le tenía un cariño más que especial. Era una señora bajita y regordeta con aspecto de anciana adorable. Parecía la típica mujer mayor que compraba caramelos a sus nietos cada día.

Acabábamos de llegar al pueblo y todo estaba tan tranquilo como siempre. No había nadie por la calle, solo se escuchaban a los pájaros. Dani estaba plantado frente a mi casa con la boca abierta casi sin pestañear.

 Dani estaba plantado frente a mi casa con la boca abierta casi sin pestañear

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