Capitulo 11 - Anabel y... ¿Otra pelea?

1.4K 87 13
                                    

Me desperté sobre la cama de Dani. No sabía muy bien como había llegado hasta allí y estaba algo desconcertada. Me incorporé y salí minuciosamente de su cuarto. Me cambie de ropa lo más rápido que pude y me dispuse a ir a la universidad. Tenía clase a las 12:00 y no quería perdérmela, así que puse los libros en mi bolso y salí por la puerta sin hacer ruido. 

No tarde mucho en llegar a la universidad a pie, incluso llegué unos minutos antes. Por ello decidí ir a la biblioteca del centro y adelantar algo de trabajo. Así que subí las escaleras del centro y me dirigí hacia la última clase del pasillo: la biblioteca.

Justo al entrar me encontré a Carmina sentada en una de las mesas del fondo, junto a una chica morena de pelo corto ondulado. Parecía más joven de lo que probablemente fuera. Llevaba una chaqueta vaquera blanca combinada con una camiseta negra.

Las dos estaban envueltas en libros y escribían efusivamente en sus cuadernos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Las dos estaban envueltas en libros y escribían efusivamente en sus cuadernos. 

Me acerqué para saludar y me senté junto a ellas tras el gran abrazo que me dio Carmina cuando me vió.

-Emma, ella es Anabel- dijo Carmina.

-Encantada de conocerte- respondí estirando mi brazo para poder estrecharle la mano.

-¡Lo mismo digo!- contestó ella con gran entusiasmo -¿Que te trae por aquí?

-Tengo clase de historia del arte en unos minutos así que he pensado en aprovechar el tiempo adelantando algunos deberes para no tener que hacerlos esta tarde.

-Oye Emma, ¿Como está Dani?- preguntó Carmina cambiando de tema radicalmente mientras apoyaba su barbilla sobre su brazo en señal de interés. 

-Bien, supongo... Ayer discutimos y la cosa está algo tensa.

-He escuchado que se enfrentó a un montón de tíos para ayudar a una chica que estaba en apuros.

-Si, bueno... Algo de eso me contó- contesté disimuladamente.

-Wow, que tío mas caballeroso, ¿no?- comentó Anabel.

-Y eso que no has visto lo increíblemente bueno que está- dijo Carmina mordiéndose el labio inferior.

-Y que lo digas- susurré.

-¿Has dicho algo, nena?-preguntó Carmina.

-No, no... Olvidado, era una tontería- dije rascándome ligeramente el pelo rezando por que no me hubiese escuchado.

-Y... ¿Como es ese chico tan impresionante?- preguntó Anabel.

-Pues moreno, con unos ojos marrones que hipnotizan a cualquiera, unos brazos de en sueño, una cabellera despeinada de lo más atractiva, y un cuerpo... Madre mía, mejor no hablar de su perfecto cuerpo- contestó Carmina- Ojalá pudiese pasar mis manos por su tableta aunque solo fuese un momento y después...

-¡Carmina!- dijo Anabel sin dejarle terminar la frase.

-¿Que?- respondió entre risas- Ahora no te las des de santa, mi querida Anabel.

-¿A que ha venido eso?- respondí curiosa.

-La primera vez de Anabel fue en un trío. No supo decidirse entre dos chicos, así que escogió a los dos. No es tan santa como parece, ¿eh?

-Calla ya- dijo Anabel riéndose.

Justo en ese momento el timbre sonó. Hora de ir a clase, por mucha pereza que me diese. Me levanté, recogí todas las cosas y fui a clase sin pensarlo. Me quedaba un larga hora de historia del arte.

*****

Dani

Me desperté en mi cama y busqué a Emma con mi mano, pero ella no estaba. Probablemente estuviese en clase. 

Me levanté con gran dificultad y fui a la cocina para devorar las pocas patatas fritas que me quedaban en la despensa. Mire la hora en mi telefoto: las 12:40. Si me daba prisa podría ir a recoger a Emma y así hablar tranquilamente por el camino de vuelta a casa. 

Me puse lo primero que pillé, me cepille los dientes y salí de la casa pegando un gran portazo que hizo retumbar todo el edificio. 

En tan solo diez minutos ya me encontraba en la puerta de la universidad. Me senté en uno de los bancos que había en la entrada para esperar sentado a Emma. Mientras tanto, me dediqué a observar en silencio a toda la gente que pasaba por la zona. 

Había una muchacha de unos veinticinco años paseando a uno de esos perros enanos que tan poco me gustan. Enfrente de la muchacha se encontraba un señor mayor  de cansado aspecto agarrado a un bastón que estaba dando de comer a las palomas. En el fondo se podían observar a un par de niños jugando a la pelota en un parque acompañados por sus respectivas madres, las cuales hablaban alegremente (probablemente de cotilleos). Fue en ese momento cuando quedé sorprendido por una serie de chicos que aparecieron de la nada de detrás del banco donde estaba sentado. Me dediqué a observarlos detenidamente, de arriba a abajo. Y entonces me di cuenta. 

Dos de ellos eran miembros del grupo que molestó a Emma en la trágica fiesta. Uno de ellos estaba caminando con aires de superioridad y con una mano metida en el bolsillo del pantalón de la que parecía su novia mientras que el otro se limitaba a caminar charlando aireadamente con los colegas. 

Mal nacidos. 

Pronto vinieron a mi todos los recuerdos de aquella noche y me llené de rabia. Estaba realmente cabreado. Apreté fuertemente mi mandíbula intentando controlarme, pero no sirvió de nada. 

En menos de dos minutos ya me encontraba frente a ellos, introduciendo mi puño en la boca del chico que estaba con su presunta novia. 

Todo comenzó a dar vueltas a mi alrededor. 

En menos de unos segundos ya había un circulo de universitarios rodeándonos, atónitos por la pelea. Sin hacer absolutamente nada por pararnos.

Todos chillaban. Algunos avivaban la pelea, otros gritaban que parásemos y otros simplemente se limitaban a escuchar, pero yo no escuchaba a ninguno de ellos, solo estaba concentrado en hacerles pagar a esos desgraciados por todo el daño causado. En ese momento, no sentía ningún tipo de dolor a pesar de los puñetazos que recibía. Simplemente no sentía nada., excepto rabia.

Fue entonces cuando una mano se posó en mi hombro con suavidad y me abrazó por detrás.

-Para Dani- dijo ella.

Me tranquilicé, pero todo a mi alrededor estaba borroso. 

Ella apoyó mi brazo en su hombro delicadamente y los dos emprendimos el viaje de vuelta a casa.



BAJO SU CAMISAWhere stories live. Discover now