Capitulo 7 - Tres ramos de flores y una disculpa.

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Desperté con dificultad. Probablemente sería por el dolor que sentía en el ojo derecho. Intenté incorporarme lentamente y apoyé mi cabeza en el cabecero del sofá. Tenía una venda en mi muñeca y otra en mi pierna, pero lo que más me dolía era el estómago.

Aprovechando que estaba sola levanté mi vestido con suavidad para poder ver bien mi barriga, la cual estaba adornada con un intenso moretón. ¿Que había pasado?, ¿Como había llegado a mi casa?. Me molestaba incluso pensar. Intenté ladear un poco mi cuello para tener una visión más amplia del salón.

-¡Estas despierta!- dijo una voz procedente de la cocina. Era Dani.

-¿Que ha pasado?- pregunte con voz tenue.

-Unos mal nacidos intentaron...- Se calló súbitamente sin terminar la frase mientras se mordía el labio -... te hicieron daño.

-Intentaron abusar de mí, ¿verdad?- dije sin pensar.

Dani se calló y me miró fijamente a los ojos. Comenzó a caminar hasta sentarse justo al lado mía. Puso una mano sobre mi pierna y con la otra me apartó el pelo de la cara.

-¿Por que es así de injusta la vida?- susurró con la mirada fija en mí.

Los dos nos miramos a los ojos un largo rato. Tenía unos ojos realmente bonitos, a pesar de ser marrones. Entonces él desvió su vista hasta mis labios, sin apartar su mano de mi mejilla. ¡Que guapo era!. Y no solo por sus ojos y su despeinado-peinado pelo. Dani comenzó a acercarse lentamente hasta quedar a tan solo centímetros de mis labios. Movió su mano ligeramente desde mi mejilla hasta la comisura de mis labios, la cual rozó con delicadeza. Se notaba que quería besarme casi tanto como yo. Baje la mirada hasta encontrarme con su boca la cual estaba...

-¡Oh dios mío, estás sangrando!- comenté con asombro.

Dani se separó de mi y posó el mismo dedo que tenía apoyado en mis labios sobre los suyos.

-Deja que te cure- dije mientras intentaba incorporarme apoyando una de mis manos sobre el sofá y la otra en su hombro para sujetarme.

-Eh, ¿a donde crees que vas?- replicó tirándome hacia el sofá- No estás en condiciones de caminar, rubia.

Me callé y baje la vista, y entonces una imagen apareció en mi cabeza súbitamente. No pude mantenerme callada.
No
-Te ví bailar con Carmina- dije friamente.

-Lo sé, yo también te vi bailar con Chema- contestó sonriente.

-¿Te gustó?- pregunté si antes meditar.

-La verdad es que esa morena no se mueve nada mal. ¿A ti te gustó bailar con Chema?

-Digamos que ''Chemita Fresita'' no se mueve nada bien, de echo parecía un elefante bailando sobre un cristal fino.

Comenzamos a reír. Charlamos sobre diversos temas: amistades, nuestro primer día de clases, los primeros rollos, el instituto, nuestras aficiones... La conversación fue aumentando según pasaban las horas. No me cansaba de hablar con él. El tiempo se pasó en un suspiro y cuando nos quisimos dar cuenta ya eran las 6 de la mañana.

Bostecé sin quererlo y Dani me secundó. Reímos de nuevo. Con él siempre era igual: reír y más reír. Un estudio revelaba que cada vez que nos reímos obtenemos nuevas neuronas, y en ese momento estaba segura de estar repleta de ellas. Y no solo estaba colmada de neuronas, ya que unas pequeñas mariposas revoloteaban en mi barriga recorriendo la misma. El dolor parecía desaparecer por instantes que curiosamente, eran los instantes en los que él me hacía reír.

Entonces caí en la cuenta de que aún no había avisado a Nico de lo que me había pasado. Rápidamente cogí mi teléfono de mi cartera. Siete mensajes de texto, 8 llamadas perdidas y 9 audios de voz. No le culpaba, y menos después de la discusión telefónica que mantuvimos el día anterior. Le escribí un mensaje de texto: <<Nico, esta noche ha pasado algo horrible. Unos chicos intentaron abusar de mi y me dieron algún que otro golpe. Nada serio, no te preocupes. Por suerte mi compañero de piso se encontraba cerca y tuvo la amabilidad de ayudarme. Solo creo que merecías saberlo.>>

Comencé a sentirme realmente cansada así que anuncié a Dani mi retirada hacia la cama, pero él se opuso a que caminase hasta mi cuarto. Por ello, para mi asombro, en un abrir y cerrar de ojos me levantó del sofá y me llevó hasta mi habitación en brazos. Podía sentir las pulsaciones de mi corazón acelerarse con cada paso que él daba.

Me posó con sumo cuidado sobre la cama y se dispuso a irse a dormir pero, observando las dificultades que estaba teniendo para quitarme los zapatos con el dolor tan intenso que sentía en las muñecas, me ayudó a quitármelos y a acostarme, incluso de arropó. Tras esto se sentó en la cama dándome la espalda. La habitación estaba muy oscura. Él suspiro y dijo:

-Siento mucho lo de esta noche, de alguna forma u otra me siento muy culpable. No debí dejarte sola en ningún momento. Lo único que lamento más que esto es que no he podido darles a esos desgraciados la paliza que merecían. Gracias a Dios que estaba Chema y me ha ayudado, por que te aseguro que de no ser por él no sé que habría pasado. Me da rabia admitirlo, pero estaba acojonado. Lo único que impedía que saliese corriendo de esa horrible situación era el echo de saber que tú habías sufrido, eso me llenó de rabia. Cuando te vi allí en el suelo, sangrando...

Dani se detuvo de repente, dejando escapar un leve sollozo. Se estaba haciendo el fuerte para evitar llorar delante mía. No pude evitar cogerle la mano.

-Dani, no ha sido tu culpa. Esa gentuza solo buscaba provocar y hacer daño. Gracias a ti ahora mismo estoy aquí, junto a ti, sosteniendo tu mano de esta manera.

En ese momento pude divisar como una pequeña lágrima recorría su ahora enrojecida mejilla.

-Por todo lo anterior solo puedo decirte: Gracias. Has conseguido ser alguien imprescindible en mi vida en tan solo dos semanas y me has demostrado mucho más que otras personas a las que conozco de toda la vida. Ojalá algún día llegue a ser igual de valiente que tú- dije entre lágrimas.

-Tú eres más valiente que yo, rubia. Te lo aseguro- dijo con una de sus sonrisas torcidas.

Le estiré de su camisa para que se tumbase en la cama junto a mí en la cama y me apoyé en su pecho. Entre lagrimas caimos rendidos en un profundo sueño.

*****

Al día siguiente el sonido del timbre nos despertó a los dos. Dani se incorporó rapidamente para abrir la puerta. Dubitativa me quede esperando en la cama. Cuando volvió a aparecer por la puerta sostenía tres ramos de flores.

-¿Para que es eso?- pregunté curiosa.

-Para ti. Uno es de Carmina, otro es de Chema y el último ramo no tiene nombre, pero trae una carta incluida.

Dani dejó los ramos de flores sobre la cama y sin dudarlo cogí la nota y me dispuse a leerla. En ella ponía:

''Buenos días amor, sé que me he comportado como un autentico capullo y puedo asegurarte que estoy muy arrepentido por ello. Cuando leí tu mensaje anoche se me rompió el corazón. Es por esto que ahora mismo estoy yendo de camino a Madrid. Espero verte con una de tus grandes sonrisas. Te quiero.''

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BAJO SU CAMISAWhere stories live. Discover now