Por lo que me habían dicho, Miriam era bastante cerrada fuera de Las Amigas, así que probablemente, después Mireya le haría un montón de preguntas sobre mí.

Mireya fue rápida en servirnos lo que habíamos pedido. Hizo el gesto de sentarse con nosotras, pero entró un grupo de abuelas que venían a merendar y Mireya tuvo que ir a atenderlas.

Cogí mi taza entre las dos manos, mientras Miriam hacía lo mismo con su infusión, después de darle un mordisco a su bocata. Nos miramos y sonreímos.

—Y cuéntame —me dijo, en un intento de sacar conversación. —¿Cómo es eso de aguantar a mi prima todo el día?

Me eché a reír.

—Aitana es un amor. Es muy buena, y muy graciosa. A veces tanta energía me desconcierta un poco porque yo soy mucho más tranquila, pero creo que ya me va bien que me den un poco de caña ahora mismo—me encogí de hombros.

—Ya, es comprensible que necesites actividad viniendo de la ciudad. Yo es que siempre he vivido aquí, soy muy de pueblo —Miriam se rio y me pareció lo más adorable que había visto en todo el día. —Y ahora como voy y vengo de Madrid, pues aún aprecio más la tranquilidad que se respira por aquí. Te juro que a veces cuando vuelvo necesito sentarme en el banco que hay en la entrada de mi casa y respirar un rato con los ojos cerrados.

Ésta vez me reí yo.

—Eeeella rural —solté, no sé muy bien porqué.

—Eeeella —dijo Miriam, algo escandalosamente, porque las abuelas se giraron a mirarnos. —Ya me vas pillando.

Ya me voy pillando pensé yo, aunque me sacudí rápido el pensamiento. Porque Miriam era atractiva, sí. Pero tenía novio, y yo cero posibilidades con ella.

La puerta de la Cafetería Salva se abrió de nuevo y entró Ricky, con una sonrisa de oreja a oreja. "La que se avecina", pensé. El chico se acercó a la barra y le pidió algo a Mireya, justo antes de echar una ojeada al bar y vernos a nosotras.

—Hoooola —saludó efusivamente, mientras se acercaba. Retiró una silla de la mesa de al lado y se sentó con nosotras. —Me pongo aquí un segundo, si no os importa.

—Claro —dijimos Miriam y yo, al unísono. Aunque él ya se había sentado.

—Genial, porque chicas, os tengo que hacer una propuesta.

Me guiñó un ojo y yo rebufé.

—No te quejes Ana, que te va a gustar.

—Venga Enriqueta, suéltalo —dijo Miriam, mirándolo impaciente.

—A ver, ¿tenéis planes para mañana por la noche?

Miré a Ricky con una ceja levantada.

—Mañana es puto martes, Ricky —respondí, mientras Miriam se reía ante mi respuesta.

—Ana, mañana es Halloween. El miércoles vas a tener fiesta en el instituto porque es el día de Todos los Santos. A ver si te enteras —me recriminó él.

Pensándolo bien, me vino a la cabeza que tenía cuatro cosas que decirle, pero no con Miriam delante, obviamente.

—Bueno a ver, que Mimi ha conseguido entradas VIP para una fiesta de Halloween en un local nuevo de Madrid. Íbamos a ir con unos amigos de allí pero al final se han rajado. Y no sé, Mimi ha pensado en vosotras.

—¿Y eso? —pregunté yo. —O sea, que como ha conseguido las entradas.

—Eeeeella, que tiene contactos —Miriam le dio un codazo a Ricky.

Que lo bueno está por llegar 🦋 || WARIAMWhere stories live. Discover now