—No, es solo que...— mis labios enmudecen de repente y me odio al instante en que mi torpeza provoca que su sonrisa se borre de sus labios.—has dejado de llamarme Presidente Kim.— concluyo al instante.
Vuelve a sonreír.
—No lo he olvidado, es solo por el momento.— me recuerda y me permito caer de la nuve dulce donde me encuentraba dado a la felicidad que ahora mismo me invade.
—Me gusta verte así.— replico después de contemplarla por unos pocos minutos, quizá no era yo la causa de aquel repentino brillo en su mirar, ni siquiera de su sonrisa.
Solo me gusta verla de ese modo.
Su rostro avergonzado desciende por un momento y cuando estoy a punto de tomar de su barbilla para ascenderlo, una de las azafatas se acerca a nosotros y nos ofrece el menú del desayuno que contiene el avión.
—Debimos haber comido algo antes de subir aquí.— replica mirando los recipientes con cierto asco.— la comida de aquí da asco.
Y luego de haber decido no comer naa durante las horas de viaje, me permito descansar por un momento pero es imposible teniendo en cuenta que la mujer que amo y que acaba de sonreír mientras hablaba se encuentra a mi lado, plácidamente dormida con la cobija que nos ha dado el avión y con casi la mitad de la mía también. Me remuevo sobre el asiento y busco en mi bolsillo el collar que tengo para ella.
El plan era entregárselo el día anterior cuando aún era San Valentín, pero todo se fue al caño cuando al llegar la encontré dormida. Y a casi media hora de llegar a Seúl me encuentro debatiendo si realmente debería entregárselo, mis manos tiemblan y solamente retrocedo en el intento.
Darle esto, sería como estregarle lo último de mí, entregarle todo lo que me queda. Pero, el miedo me invade, mis últimas fuerzas por seguir luchando se resúmen en si ella lo acepta o no, estaría completamente en sus manos porque mí corazón está puesto en aquel collar, la última pieza frágil que me queda de mí está en él. Las horas pasan y entonces hemos llegado, mi mente sigue en un plano colateral sobre lo que estoy dispuesto a hacer, pero el pavor se apodera de mí piel y es en lo único en lo que puedo pensar.
Tomamos nuestras maletas de equipaje y llega el momento de separarnos por completo, y no quiero, no quiero alejarme de ella. Sin mas llega el momento de marchar y la detengo antes de que pueda hacerlo, sus ojos expectantes caen sobre mí y me obligo a hablar primero.
—Lía, yo...— trago duramente la saliba que pasa por mi boca y entonces empiezo nuevamente como si se tratase de una exposición en la escuela, la cual he olvidado.— yo tengo al que decirte.— con el collar empuñado en mi mano y el corazón golpeando mi caja torácica a mil por hora, la miro directo a los ojos y con determinación suelto las palabras.
—Quiero...
—¡Mami!.— la voz de una pequeña corta mis palabras de repente y la veo abalanzarse contra los brazos de Lía, mis ojos taciturnos contemplan la escena aún sin entenderlo muy bien.
No podría...
A un lateral diviso a Vernon, quien se acerca con extrañeza y luego toma a la pequeña en brazos, Lía no me mira a los ojos, simplemente la veo descender la cabeza como si estuviese aceptando todo lo que por mi mente pasa en ese preciso momento.
¿Por qué no lo niega?
—Ha pasado mucho tiempo, Taehyung.— habla Vernon de manera arrogante, como si estuvira burlándose en mi cara de todo lo que siempre quise y que él, finalmente ha ganado.
—Nunca me dijiste que habías formado una familia.— intento sonar casul, pero fallo repentinamente y mi voz suena mas a un repoche que a algo que cualquier persona diría normalmente.
—Mi vida personal no le incumbe Presidente Kim.— mi corazón cae al piso en picada cuando ni siquiera niega que ella y Vernon estén juntos.
Vuelve a llamarme con títulos y por segunda vez, lo último que queda de mí, se rompe en miles y miles de pedazos. La cara de satisfacción de Vernon es malditamente asquerosa, me provoca estampar mi puño en su nariz pero no lo hago, me contengo empuñando mis manos sin percatarme que en una de ellas se encuentra el collar que quise darle a Lía.
Ya de nada sirve.
—Supongo que aquí termina todo.— me dirijo a Lía, haciendo referencia a la interminable lucha que mantuve para poder obtener su corazón nuevamente.
—Mami ¿estás llorando?.— Inquiere la inocente pequeño, Lía la toma en brazos nuevamente.
—Mamá, está feliz de volverte a ver. — besa su frente y Vernon del mismo modo deja un beso sobre sus labios.
Esos labios que fueron míos y que ahora yo no me pertenecen más.
Veo sus ojos cristalizarse y mi mandíbula se aprieta porque es la única forma de mantenerme en pié y no caer derrumbado ante la escena familiar que desearía tener con ella.
Pero he perdido, y me lo advirtió tantas veces.
Ella sin embargo intenta no llorar y yo, sin vida, deseo desde lo más profundo de roto corazón que no derrame ni una sola lágrima. No soportaría saber que ha llorado por mí otra vez.
Pero ésta ves, por lastima.
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PUPPET [ T#1 TERMINADA ]
RandomEste es mi pequeño mundo. Donde no supe mantener el vuelo junto a ti y corté tus alas de repente, donde te ví caer mientras aún mantenías la esperanza y luego te hice pedazos por completo. Aún así, ¿Te quedarias conmigo?. Por favor... ⚠no copia ni...
PUPPET| Parte 40
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