Capítulo I

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De cómo Emrys le salvó la vida a un niño druida.

Fue una mañana soleada cuando un druida y su aprendiz entraron en Camelot, un reino próspero pero cubierto de oscuridad.

Era la primera vez que el niño pisaba una ciudad y su asombro podía reflejarse en sus grandes ojos del color del cielo. Su maestro, que se llamaba Cerdan, le había llevado para comprar algunos suministros antes de seguir su camino por los bosques, hacia el campamento donde los druidas como ellos se escondían.

"¿Por qué se escondían?" Te preguntarás. Pues bien, esto era debido a un tirano rey que vivía en el castillo de ese reino y su solo nombre causaba terror en los corazones de las personas con magia. Decían que había acabado con todos los dragones de Albion, dejando solo a uno con vida para demostrar su poder. Había historias que contaban que el gran dragón vivía bajo el castillo, encadenado a la piedra por más de dos décadas, incapaz de mirar el cielo o recibir la luz del sol.

Este rey se llamaba Uther Pendragon.

Papá dice que la historia ha sido benevolente y le otorgó la fama de un hombre justo, pero no era así, al menos no con todos. Las personas con magia, como el druida y el aprendiz, no podían confiar en nadie para saber sobre el poder con el que habían nacido, las personas normales sentían miedo sin razón. Papá dice que las personas con miedo pueden hacer cosas terribles. Esa mañana en particular, demuestra este punto.

El druida se reunió con un comerciante de hierbas, al que había pedido amablemente suministros. El niño y él le agradecieron cuando se los entregó, porque eran firmes creyentes de los buenos modales, a pesar de vivir en el bosque. Pero el comerciante, que temía a la magia y a su rey, les traicionó. Aunque no habían hecho nada malo, los guardias reales surgieron de la multitud y no tuvieron más remedio que correr por sus vidas. El maestro druida intentó por todos los medios huir y proteger a su aprendiz, al que hirieron con el corte de una espada; le dijo que corriera dentro de la ciudadela y cerró las puertas detrás de él.

El niño volteó, viendo por última vez al hombre que había cuidado de él desde que era muy pequeño. Imagino su tristeza. Si fuera la última vez que viera a papá, mi corazón lloraría por un millón de días y sus noches.

El niño se escondió junto a un carrito, muy cerca del pozo. Extendió su mente para pedir ayuda, porque cuando estás siendo perseguido y estás asustado, es lo único que puedes hacer. Su voz alcanzó a uno de los hechiceros que vivía dentro de las paredes de Camelot, cuya magia brillaba en el borde de su mente, dorada como el sol.

Y él acudió.

Las leyendas hablaban de un hechicero tan poderoso que liberaría a las personas con magia y traería los tiempos dorados de Albion, cuyo poder provenía de la magia de los mismos Dioses, una última chispa de esperanza depositada en un niño que nació y creció en las sombras, trabajando silenciosamente para cumplir su misión. El aprendiz sabía que si había alguien que podía ayudarle, era él.

Era Emrys.

El pequeño druida se encontró con sus ojos y los dos pensaron la misma cosa, al mismo tiempo, ecos de magia en los hilos del destino.

"Te encontré". 

Hija de la magiaWhere stories live. Discover now