Me fije en ti... no en ella | MinSung

Jisung ღ | 38

Quería que la tierra se lo tragara.

¿Cómo fue capaz de dirigirse así a Minho? ¡Le había dicho Min!

Jisung daba vueltas en un pequeño mostrador de pantalones mientras pensaba en sus anteriores acciones.

Seguro el mayor estaría molesto o se mostraría incómodo por como le había hablado. Y es que claro, se había dirigio a él informalmente como si lo conociera hace mucho tiempo.

— Se acabó —murmuró soltando un colgador, éste hizo un pequeño ruido al llegar al suelo— Minho es... poco sociable. Ryujin me dijo que me acercara con cuidado para no incomodarlo... ¡Pero no!

Llevó sus manos a sus cabellos, agarrando un par de mechones entre sus dedos al estar frustrado.

— Ella me advirtió que ser demasiado amable podría molestarle... ¿Y que hago? Le hablo inf...

— ¿Joven?

Jisung dio un pequeño salto girándose para encontrarse con la vendedora mirándole, se llevó una mano al pecho tratando de calmar su agitado corazón.

"¿Porque yo...?"

— Su amigo le habla.

— Oh, si. Gracias.

Y caminando más lento, Jisung se dirigió hacia los vestidores pensando como debería actuar con aquel acto impulsivo y confianzudo que había realizado.

— ¿Minho? —preguntó cuando llegó a ver una de las cortinas cerradas delante— ¿Ya te....?

— ¿Estás seguro que esto podría quedarme bien, Jisung?

— Claro que sí —afirmó tras escucharle preguntar, se apoyó contra una de las paredes analizando que pensamientos pasaban por la mente del deportista— Ryujin dijo que...

— No me siento cómodo —le interrumpió Minho aún sin salir— Me siento otra persona.

— Si no me dejas ver, no podré darte mi opinión.

Silencio inundó el pequeño pasillo del vestidor.

Jisung se preguntaba cómo era posible que la pequeña tienda se encontrara vacía. Sin embargo, recordó que la mayoría de las personas en el centro comercial eran mujeres y ellos se encontraban en una tienda exclusiva de hombres.

— Hey —susurró dejando de apoyarse en la pared— Si no te gusta no tienes que...

Sus palabras murieron cuando la cortina se abrió y mostró al deportista vestido casualmente.

Sus cabellos rubios se encontraban ligeramente desordenados, quizás por su frustración de incomodidad. La camisa estampada de cuadros tonos celestes y rojo contrastaban con su blanca piel.

Minho lucía simplemente... perfecto.

— Me encantas —soltó Jisung sin dejar de observarle, cayendo luego en sus palabras— Digo, me encanta como luce en ti. Te queda perfecto, Minho.