Lluvia.

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NARRA AMARIS.

En el mundo sobrenatural lo más normal que puede pasar es que un vampiro muera. Todos los días mueren personas, sean humanas o seres sobrenaturales. En algún momento tiene que pasarnos y va a pasarnos a todos, después de todo, nadie es inmortal. Ni siquiera los originales.

Ni siquiera los originales pueden vivir para siempre.

La muerte de Kol fue como una daga directo al corazón de los originales, de lo bien que se sentía estár rodeado de ellos me sentía sola, y no los culpaba. Cada uno guardaba luto a su manera, y ninguno tenia tiempo para consolarme, tenía que arreglarmelas sola.

Niklaus.

Ni siquiera podía consolarlo. Ya casi no estaba en la casa, pocas fueron las veces que me había dirigido la palabra, estaba distanciandose de mi. Estábamos peor que cuando empezamos.

Niklaus ni siquiera fue al entierro de Kol.

Su actitud fría y distante con todo lo que estaba pasando dejaba mucho que desear. Lo mínimo que espere fue escuchar noticias de Elena Gilbert y su hermano muertos, pero no pasó, nadie sufrió daño alguno aparte de Kol, todos parecían seguir con sus vidas como si su muerte fuese algo que no pasó y cada vez que iba a visitar su tumba, sentía que la única persona que lo echaba de menos era yo. Y eso era doloroso.

Sentía que nadie más compartía mi dolor, nadie ya me preguntaba a donde iba cuando salía, ya a nadie le preocupada mi bienestar, y eso para mi era mejor. Así podiA venir todos los días a ver a Kol y mirar su tumba sentada imaginandome el otro lado, yo estuve cerca de morir, y no me agradó esa sensación que tenía al pensar que no volvería a despertar en el mundo normal, me pregunto si Kol habrá sentido lo mismo al ver su muerte cerca.

Las cosas no me quedaron claras. Elena dijo que fue en defensa propia, que Kol quería matar a Jeremy.

Elijah no dijo nada ni cuando Niklaus se fue de ahí dejándonos a toda con el inerte cuerpo de Kol, con toda la serenidad del mundo, como si de un vampiro cualquiera se tratara cargo el cuerpo de Kol y salió de ahí sin decirle nada a nadie. Yo me quedé ahí, estática, sin moverme por minutos que parecieron horas y después Damon hizo que reaccionará. Regrese caminando tan despacio como podía a casa, camine tal vez por horas sin cansarme. Cuando llegue a la casa Rebekah me aviso que iban a enterrar a Kol. Empecé a llorar cuando no encontré nada negro más que una polera para ponerme, nadie dijo nada, todos me habían visto llorar mientras encerraba su cuerpo en mis narices, y no me habían consolado. Mi tristeza creció cuando levanté la mirada y los vi a todos con los ojos intactos, nadie había derramado una lágrima aparte de mi. Niklaus ni tan siquiera había aparecido en el entierro ni los días siguientes.

Cuando llegó a la casa por primera vez solamente me pregunto cómo estaba. Respondí bien para reanimarlo y después se fue. Los días que lo veía ocurría lo mismo, me preguntaba como estaba con su voz fría y al oír la misma respuesta de todos los días se volvía a ir.

La idea de que había apagado su humanidad se me pasó por la cabeza. Rebekah dijo que eso era solamente la típica actitud de Niklaus, la que yo no conocía.

Lo extrañaba demasiado. Y necesitaba preguntarle como están el.

Sonrió involuntariamente cuando siento una gota justo en la punta de la nariz. Pensaba que en Mystic Falls no llovia.

Lo bueno es que estoy literalmente muerta y no puedo enfermarme.

Me tumbó de cuerpo completo en la arena que pronto será barro y miro el cielo. Cuando era pequeña Lucía me decía que mire al cielo si quería decirles a mis padres que los extrañaba.

¿Donde debía mirar para decirle eso a Kol?

Lo único que podía mirar era su tumba improvisada.

En cuestión de un par de minutos ya siento las gotas más pesadas y la ropa de me humedece, puedo imaginarme teniendo frío mientras tiriteo los dientes, ahora no siento nada.

¿Como se sentirá apagar la humanidad?

La sola idea de pensarlo hacia que sienta un inconid bulto en el pecho. No podría hacerlo jamás, dejar de sentir y hacer como si Kol ya no estuviera aquí estaba mal.

Decidí sentir ese dolor hasta que disminuya o hasta que me acostumbré.

Me siento tranquila. Y no se si estoy llorando porque las gotas de lluvia me confunden, porque las gotas que resbalan por mis mejillas se sienten iguales que las mías y empiezo a sollosar. La lluvia hace que mis sollozos aumenten porque se que nadie va a escucharme y como de costumbre no quiero que nadie lo haga. Sólo yo y Kol. Si me puede ver, espero que se sienta feliz porque no lo olvide y muy por el contrario, si hay alguien en este mundo que lo quería a pesar de que el siempre decía lo contrario, y espero que este feliz.

La lluvia cada vez está más fuerte, e incluso creo haber escuchado relámpagos, los sollozos ya han parado de tanto que la garganta me duele, siento las manos pegajosas. La tierra es barro ahora. La ropa esta empapada, casi puedo sentir que estoy en un charco de agua, por muy horroroso que algún día me pareció el barro ahora se siente inexplicablemente bien, cierro los ojos y me dejó llevar.

Necesito dormir.

No he dormido varias noches.

Tengo sueño.

Debería descansar.

Voy a descansar.

La ultima descendiente de la Luna °THE ORIGINALS°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora