MIEDO.

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NARRA AMARIS.



Al abrir los ojos me encuentro en un lugar extraño, parece un campo, uno de esos perfectos. El cespet es de un verde claro muy bonito, se escuchan cantos de las aves, y el sol brilla tanto y sin embargo el ambiente es freso.


Estoy de pie caminando inconscientemente ¿En que momento me levante?¿Tan siquiera estaba recostada?. Veo con mas atención los alrededores, estoy a unos pasos de una cabaña, peor no estoy hiendo hacia ella, sino, todo lo contrario, creo estar saliendo de esta, a unos 4 metros de mi hay arboles, como un bosque lleno de ellos, hay tantos que no permiten ver mas allá, no parece ser seguro y yo sin embargo lo estoy haciendo, estoy caminando en esa dirección.


De pronto veo a un hombre que se me hace vagamente familiar dirigiéndose a mi con una bebe en brazos, puedo sentir mis labios estirarse copiando su sonrisa.


 -Hey ¿Como despertaste? - habla el hombre después de darme un beso en la mejilla y a pesar de que debería sentirme extraña no lo hago.


 -Bien, ¿Por que no me hiciste despertar? - salieron las palabras de mi boca con una voz que yo no reconocía como mía.


 -Supuse que necesitabas el descanso, Andrea no te dejo dormir casi nada - y mi mirada se posa en la bebe que esta acurrucada en sus brazos, es hermosa, tiene los ojos avellanas y las pestañas rizadas, el cabello castaño y la piel ligeramente bronceada. Una risa me abandona.


 -Ojala fuese como Amaris - y en el instante que mi nombre sale de sus labios bajo la mirada a mis brazos, una bebe esta ahí y no me había dado cuenta, tiene los ojos celestes, la piel mas pálida que la otra bebe y el cabello totalmente negro - ¿No es cierto pequeña?.


Y ahí lo entiendo, la bebe soy yo...



Abro los ojos cuando siento el cálido sol darme de golpe en el rostro, pestañeo un poco para acostumbrarme a la luz solar y me permito un momento de relajo antes de girarme de posición, el colchón es cómodo, pero no es el mismo, y el aroma tampoco, me levanta de la cama intentando visualizar donde estoy, habitación blanca, un tocador con maquillajes, perfumes y demás y un espejo, Rebekah.


Desenredo las sabanas de mi cuerpo y salgo de la cama, no hay nadie en esta habitación peor lo mas extraño es que no recuerdo como es que llegue aquí y porque no me fui a la habitación en la que estoy quedándome.


Salgo al pasillo, el cual esta totalmente desierto, sin embargo se escuchan voces a lo lejos, discutiendo. Y ahora que lo recuerdo, yo estaba en la sala en medio de esa discusión,  con la cabeza hecha un lío y voy a la sala principal.



A penas pongo un pie dentro varios pares de ojos se posan en mi, recorriendome de arriba a abajo haciéndome sentir incomoda.


 -Deberías ir a descansar amor - avanza unos cuantos pasos hacia mi Niklaus.


La ultima descendiente de la Luna °THE ORIGINALS°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora