Me gustas tu amor.

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NARRA AMARIS.

—¿Segura que quieres tomarlo de la bolsa?, de la vena es más satisfactoria.

Le lanzó una mala mirada a Kol, el se ríe fuerte y ya no me vuelve a insistir.

Para mi suerte habían bolsas de sangre en la mansión, extraño que no las había visto antes, cuando llegamos estaba vacía y eso para mi estaba perfecto, por alguna razón tomar sangre hacia que me sintiera avergonzada, y eso que aún no lo había hecho.

Miro la bolsa de hospital con el liquido adentro y mientras mas lo miro más seca siento la garganta.

—¿Estas pidiéndole permiso?

Vuelvo a mirar mal a Kol, levanta las manos en señal de rendición y soltando un suspiro acerco la bolsa a mis labios.

El sabor de la sangre que antes me parecía agrio y metálico ahora lo siento perfecto, presionó más las manos en la bolsa logrando que la sangre salga más rápido hacia mis labios. Hasta que eventualmente, la bolsa queda vacía.

—Tú enserio tenías hambre.

Suelto un suspiro y dejó caer mi cabeza en el respaldo del sofá, necesitaba eso.

La idea de tomar de bolsas era más satisfactoria que matar a alguien «accidentalmente», esa sería mo solución hasta que esté segura de que podré tomar la sangre de un humano sin que su vida peligre.

—¿Que dones lograste conseguir antes de...morir?

Ya me empezaba a preocupar de que Kol este tan callado.

—Podía, resistirme a las brujas canalizando sus hechizos...—me incorporo en el asiento —Tu hermano intento usar la hipnosis conmigo y no funciono, tenía los sentidos más desarrollados que un lobo normal, y podía diferenciar a las personas por su aroma...aunque cuando te vi por primer vez pude saber que eres un vampiro original.

Y es cierto, ahora que lo pienso ese don no lo perdí.

—¿Enserio? —asiento y su sonrisa se ensancha —Eso quiere decir que aún puede que tengas los dones.

Asiento no muy convencida ante su sonrisa casi macabra.

—Deberíamos probar.

Una mueca se posiciona en mi rostro, hacer algo, cualquier cosa, con Kol grita peligro por todas partes, pero por muy tonto que me parezca, tiene razón.

—Bien, ¿Que sugieres?.

Kol lo piensa por un instante.

— Hipnosis.

Asiento mientras me paro al igual que el, nos acercamos a una distancia lo suficientemente cerca como para poder hipnotizarme y respetando ambos espacios de privacidad, lo miro a los ojos mientras veo como sus pipas se dilatan.

—Bésame.

Abro los ojos como platos y sin pensarlo me hacerlo a el, una sonrisa socarrona se posa en sus labios, sonrisa que se borra cuando mi puño impacta contra su estómago.

—Eso no va a pasar.

—Demonios Amaris, con decir que no funcionaba basta.

—Fue mi forma de decirte que no funcionaba.

Me vuelvo a sentar en el sofa después de reirme un rato de Kol, es satisfactorio saber que mis golpes le duelen.

—Podemos ir a caminar y ver si aún puedes identificar a los demás.

Niego con la cabeza, ¿Y si vuelvo a tener hambre?

—Tranquila, solucionaremos eso.

Suelto un suspiro largo y asiento, porque después de todo, necesito caminar y con Kol, creo que hasta caminar debe ser divertido.

La ultima descendiente de la Luna °THE ORIGINALS°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora