ADIOS

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NARRA AMARIS.

Un par de días han pasado, tal vez más, desde mi segunda transformación, está vez fue diferente, recuerdo que la primera vez el dolor existía, pero no dolía. Por el contrario la segunda vez fue horrible, insoportable e inolvidable, nunca en mi vida senti tanto dolor, ni tan siquiera con el ataque de brujas.

La casa ha estado de cierta forma más vacía de lo habitual, de hecho demasiado para mi gusto, Rebekah ha estado obsesionada con hacerle la vida imposible a Elena, Elijah tiene asuntos que arreglar y Niklaus ni tan siquiera dice a donde va, y yo no pregunto tanto, salen temprano y en ocasiones llegan en la noche o no lo hacen, Damon vino con Bonnie a visitarme un día, volvió a besarme, está vez con más profundidad y yo le devolví el beso, fue bonito.

Y hoy estoy sola en la casa Mikaelson, sin nada para hacer, ya ni siquiera tengo hambre como para prepararme algo, veo la manta que está sobre mis piernas dándome un poco de calor, los sofas, las paredes, intentando encontrar algo entretenido aún sabiendo que no lo haré, pues nunca lo hago, suelto un soplido al aire y dejó la mirada clavada en una gigantografia de los 3 hermanos en la pared, una familia con dones de hermosura debó decir. Y por último, vuelvo a mirar mi manta blanco humo, agarró con ambas manos el borde de está y la estiró para cubrir parte del estómago, tengo la espalda apoyada en el costado del sofá y los pies extendidos en el resto de este.

La puerta suena y me sorprendo lo emocionada que me pongo al saber que no estaré sola al menos por hoy, o eso espero.

—Hola —le digo al híbrido una vez que este aparece por mi campo de visión.

  —Amaris, no sabía que estabas a qui —me dice sorprendido y algo más que no logró descifrar.

—¿Dónde más podría estar? —intento bromear con él.

—Ya sabes, en la casa de tu novio.

—Damon no es mi novio.

Hablo rápidamente.

—Oh, entonces no tienes a donde más ir ¿No?.

—¿Que?.

—Pero claro, el si puede venir a "mi" casa sin mi consentimiento.

—Estaba preocupado...y Bonnie también.

—No los quiero en mi casa.

—Mmm...está bien.

El no dice nada más y se gira sobre sus talones para ir hacia las escaleras, pero yo reaccionó y en segundos saltó empiezo a caminar hacia el hasta agarrar si brazo.

—Hey, ¿Estás bien?, Pareces — se suelta de mi agarre y vuelve a mirarme —molesto.

En el percibo otro aroma, un aroma familiar que nunca podría olvidar, convinado con alcohol claro está.

—¿Con quien estabas? —le digo rápidamente con el seño fruncido.

—Eso no te incumbe —me suelta tajante.

—¿Estuviste con una mujer?

—No tienes ningún derecho de reclamarme nada Amaris —intento hablar, decirle que no es lo que piensa pero el no me lo permite —¿Por que no te vas con tu novio? ¿Por que sigues aquí? —frunzo el seño —Dime Amaris ¿Por que sigues aquí?.

—Y—yoo...tu, tu me dijiste que...

—¡Se lo que dije! —me sobresalto cuando levanta la voz y retrocedo un par de pasos —¡Soy yo quien te protege!, es por eso que Estás aquí, porque sólo aquí, sólo conmigo vas a permanecer viva, solamente eso te importa ¿No?, estar en una casa, gratis, y sin pagar la comida debe ser una oportunidad de oro que alguien como tu no puede aprovechar.

La ultima descendiente de la Luna °THE ORIGINALS°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora