Capítulo 29

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No me iba a dar por vencida, no iba a dejarlo morir. Aceleré todo lo que pude y un poco más, tomando su pulso cada tanto para verificar que aún siguiera conmigo. En definitiva su pulso era cada vez más lento y perdía mucha sangre. Tardé alrededor de 10 minutos en llegar a la casa y afortunadamente Rafa y Nick estaban afuera esperándome. 

-¿PERO QUE MIERDA? -Gritaron ambos al verme ensangrentada y a Gabriel inconsciente en el asiento de copiloto.

-CÁLLATE Y AYÚDAME, LO ESTOY PERDIENDO, MALDITA SEA, LO ESTOY PERDIENDO.

Nick lo cargó rápidamente tratando de tener cuidado, pero en esta situación el cuidado se había perdido en una fracción de segundos. Mientras él y Rafa lo llevaban a su habitación por ordenes mías, yo fui en busca de todos los implementos que necesitaba para tratar de salvarlo. El botiquín estaba lleno y en estos momentos agradecía tener suficientes conocimientos médicos como para sobrevivir y salvar a alguien más.

-Tómale la vía rápido y trata de mantenerlo estable, ve sus signos vitales, haz algo. -Mientras Rafael seguía mis ordenes, yo me coloque torpemente unos guantes, me coloqué a su lado, retiré un poco de la sangre que brotaba del pecho de Gabriel y procedí a ingresar unas pinzas en el agujero que había creado la bala. La magnitud del problema era demasiado grande, pues Gabriel en ningún momento reaccionó a la intromisión de aquella gran pinza.

-Coño, el pulso baja, Tabitha, ya casi no se siente.

-No me presiones más de lo que estoy, Nicolas. Ya casi.- Traté de calmarme para no lastimarlo, pero en serio mis emociones me estaban dominando. Temblaba y lloraba en silencio, no podía evitarlo, era una situación sumamente delicada y no estaba preparada para enfrentarla. La bala estaba profunda, aparentemente no perforó nada, pero la cantidad de sangre que salía de allí no era normal. Pronto di con el metal y teniendo cuidado, la tomé. -Bota está mierda, no quiero verla en esta casa. -Le dije a Nick mientras sacaba la bala del pecho de Gabriel y preparaba la aguja para cocer la herida. Empecé a limpiar profundamente para detener la hemorragia y luego a suturar lo más rápido posible para poder cubrirla y empezar con algo mucho más fuerte.

Ya una parte estaba lista, ahora venía la peor y más difícil. Preparé mi brazo derecho y emprendí aquello que tenía tiempo sin hacer.

-Necesito que extraigas todo lo que puedas ¿de acuerdo?

-¿Que? Tabitha ¿pero qué demonios piensas hacer?

-¿Cómo que que pienso hacer? Míralo Nicolas, está más muerto que vivo, casi desangrado. Necesita sangre y no pregunten más, ayúdenme antes de que se nos vaya en serio.

Fue Rafael el que me ayudó a sacarme la sangre, sabía que este no era un proceso válido y que podía salir mal en muchos aspectos, pero teníamos que correr el riesgo. Me acomodé justo al lado de Gabriel.

Rafael conectó la VI en mi brazo en conjunto con el fino tubo para la transfusión, solo que en vez de hacer la conexión con una bolsa de sangre, la hizo directamente en la vía que habían colocado en el brazo de Gabriel. Las transfusiones duran de 3 a 4 horas, pero esta vez no había nada de tiempo y rezaba a todos los dioses existentes para que esto funcionara.

-Toma el pulso en todo momento, por favor. -Comencé a llorar de la desesperación. Sentía que este era el fin. Gabriel estaba totalmente pálido y su pecho subía y baja cada tanto. Sin moverme mucho, giré mi cabeza para verle por completo. -Maldito idiota, quédate conmigo. Necesito que vivas porque... Porque eres el único hombre al que he amado a tal grado de perdonarle todos sus malditos errores. -Las lágrimas y ese molesto nudo en la garganta no me dejaban hablar con normalidad, pero no me iba a quedar con todo eso por dentro una vez más. He soportado 7 años y ya no podía. -Te amo, tonto. Tu hijo te necesita, necesita conocerte y tenerte a su lado. No puedes irte, no te lo permito.

La Chica StormWhere stories live. Discover now