Capítulo 4. Origen

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A D V E R T E N C I A: Esta novela puede contener lenguaje fuerte, escenas violentas así como contenido sexual explicito.

No estoy a favor de este tipo de relaciones y tampoco las promuevo. Todo lo que se lee es simple ficción 

Damien Westermann

Tuve que volver a recordarlo, Scott quería con más detalle los sentimientos justo de aquel momento en que descubrí la mentira de mi madre, su farsa, por lo menos teníamos suerte de que aquello todavía pudiera recordarlo, era uno de los crímenes que tenía muy lúcido en mi memoria, podía describirlo casi como si tantos años no hubieran pasado en absoluto.

Al describirlo un torrente de emociones de cada tipo se acumulaban en mi cuerpo con la necesidad de salir al mismo tiempo, agrupándose en cada parte y en cada rincón. Mi relato mantenía a Scott tan sumido en mis palabras para así encontrar esos puntos clave que pudieran darle un nuevo descubrimiento de mí personalidad mientras que yo me desvanecía hacia el pasado una vez más.

Tenía trece años, ¿Qué se puede decir de esa edad? Eres joven, puberto, estás en la adolescencia y todo te parece fascinante, ridículo también, eres feliz porque sabes que no existe otro problema más que conseguir pareja, caerle bien a todos, dar tu primer beso o salir con amigos, yo no me preocupaba por eso, estaba más ocupado en que algún día remplazaría a mi padre en el negocio familiar, no era más que un adulto en proceso. Añoraba esa época, de verdad era feliz, bueno, casi feliz, vivía para planear mi futuro, no tenía amigos con quienes desperdiciar el tiempo o crear experiencias y memorias para que mucho después pudiera recordarlos con nostalgia, no necesitaba eso, mi compañía era única, yo lo era por eso no lo compartía con nadie.

Esa tarde mi padre me pidió que por primera vez saliera con amigos, yo no los tenía, le mentía a él y a mi madre que tenía unos cuantos amigos pero en realidad yo los mandaba todos al demonio diciendo que yo no merecía hablar con ninguno de ellos, que yo sería importante y que mi tiempo era solo mío y muy valioso para compartirlo con alguien más. Le dije que no tenía ganas de salir pero me obligó a hacerlo, me dio dinero –mucho más de lo que se le puede dar a un niño de 13 años- y me dijo que me juntara con ellos mañana en el cine, no le gustaba verme encerrado en mi habitación leyendo revistas que no eran para mi edad (economía, propiedades, arquitecturas, finanzas) No quería que perdiera mi niñez en cosas para adultos.

No discutí, a fin de cuentas tenía dinero y podía hacer lo que quisiera, además no me gustaba llevarle la contra a mi padre. Al día siguiente fingí que los vería a las cuatro en un cine cerca de casa, él me llevó hasta allá en el auto y me dejó diciéndome que me divirtiera y que fuera buen niño, mis modales eran los mejores porque él me los había inculcado desde muy pequeño. Estuve ahí por quince minutos y tomé un taxi hacia el centro comercial más cercano, como pensé que tenía dinero podía comprarme lo que quisiera.

Estuve por más de una hora comprando cada tipo de cosas, me llevé unos zapatos, más revistas, algunos juegos de construcción y chocolates finos de Alemania. Camine esperando encontrarme algo interesante que comprar con lo último que llevaba de dinero cuando vislumbre una mujer a lo lejos entre la multitud de gente no supe que hacer cuando la reconocí, el tiempo, el sonido, todo avanzó en cámara lenta, pasando a un segundo plano casi invisible, me frené en seco porque lo que creí que no podía ser se convirtió en realidad, estaba justo frente a mis ojos, era mi madre ahora sin duda alguna, iba tomada de la mano con hombre alto, de cabello castaño, barba de candado que vestía muy casual, pantalones de mezclilla y blusa a cuadros, ambos iban con la cabeza agachada, él escuchando lo que ella le decía, no se miraban frente a frente pero aun así se reían de lo que se contaban

Oscuros Instintos©+18 [OE #2] COMPLETA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora