Capítulo 37

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     —¡Ey, Sarah!— llamó Oliver corriendo detrás de ella —Disculpe, doctor— dijo cuando tropezó con uno.

     La vio salir y cruzar la calle. Y entonces la miro tomar respiraciones pausadas. Lucía pálida. Ella tomó asiento en la parada de autobús. Oliver fue hasta ella y se sentó.

     —Ten— le dio la botella de agua, ella bebió —. ¿Estás bien?

     —Sentía que todo se hacía mas pequeño, las preguntas de todos, las palabras del doctor, solo veía exámenes y exámenes. Me sentía ahogada.

     —Bueno, toma un momento y volvemos— le paso un brazo por los hombros y la atrajo a él —. Tus padres y hermano quedaron preocupados.

     —Soy una bomba de tiempo, Oliver— susurro —. Entre más rápido acepten que moriré, mejor.

     —No vas a morir— ella se coloco de pie y negó levemente —. Tienes que sacarte eso de la cabeza, ¿vale? No vas a morir. En sesenta años le contarás esto a nuestros nietos.

      —No existe el nuestro, Oliver— lo miro a los ojos —. El tratamiento me dejará sin ovarios, destruirá mi cuerpo por dentro. Lo que dije, iba en serio, quiero dejar las cosas aquí contigo. Y no haré ningún tratamiento.

     —Esta bine, Sarah— ella soltó un largo suspiro —. ¿Qué quieres hacer?

      —No quiero hacer nada— se volvió a sentar junto a él —. Quiero borrar el último año de mi vida.

     —Voy a respetar tus decisiones, ¿vale?— lo miro —No la comparto, pero lo respetaré. Solo quiero que pienses en tus padres.

     —Hacer esto, Oliver, es darles esperanza— paso su mano libre por el cabello —. Una esperanza de un uno por ciento, tengo un tumor de uno en un millón.

     —Deberías hacer el tratamiento— él solo un suspiro —. Quizás sea solo uno por ciento, pero los dejarás con la tranquilidad de que hicieron todo lo posible para que vivieras.

     —Esta bien— apoyo su cabeza en el hombro de él —. ¿Me llevas a la playa?

     —Te llevaría a la luna si pudiera, Sarah— le beso la frente —. Vamos adentro.

     Caminó de un lado al otro con preocupación. Estaba solo en la sala de espera. Los Khaler Stern no habían llegado porque los amigos de Liliana estaban en casa y no querían preocuparlos. Los únicos que sabían eran sus familias, nada de amigos. Suspiro frustrado. Hace una hora había entrado a cirugía y sabia que faltaban horas para que saliera.

     —¿Donde estas?— pregunto Damián al otro lado de la línea.

     —Estoy ocupado. ¿Por qué?— pregunto él mirando su reloj en la muñeca.

     —Hay fiesta en casa de los Beatles. Debes venir— esto lo dijo Jacob ya que el celular estaba en altavoz.

     —No puedo, estoy en la clínica. Mi madre nos trajo por revisión rutinaria, nos inyectaron, y no puedo beber— se excusó mirando la puerta de la sala de cirugía.

     —Están unas chicas encantadas de verte— trato de insistir Damián.

     —Lo siento chicos, pero mamá me prohibió salir— quito su celular de la oreja al notar que tenia otra llamada entrante —. Debo colgar, el médico esta por hablar con nosotros.

Never Again [Editando] Where stories live. Discover now