Capítulo 28

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     —Voy a ignorar el hecho de que estas aquí— objeto Liliana cerrando la puerta de su casa.

     —¿En serio serás así hasta que tengas una respuesta?— ella asintió —Vamos, Liliana, es solo un zoológico, y son unas niñas.

     —No tengo nada que hablar contigo, Oliver. ¿No tienes a una pretendiente a la cual follarte hoy?— él rodó los ojos ante su comentario y la siguió.

      —No, la verdad es que no. ¿Quieres ser mi próxima conquista?— la castaña lo ignoro totalmente.

     —¿Qué quieres Oliver?— el rubio se adelantó para alcanzarla ya que estaba fuera de la propiedad.

     —Necesito tú ayuda— ella se volteo a mirarlo interrogante.

      —¿Me dejaras en paz?— cuestionó. Quería hacer un trato, el chico se volvía sofocante.

     —Bueno no estoy seguro si lo que te voy a pedir implica dejarte en paz.

     —Mejor dime que necesitas— pidió ella mirando la casa de Thalía.

     —Necesito una tutora para álgebra— admitió él soltando un suspiro de frustración.

     —¿Qué se te dificulta?— cuestionó Liliana cruzada de brazos —Estas en matemáticas avanzada, no tienes malas calificaciones.

     —Mi promedio es muy bueno, si, pero no se me bien álgebra. No entiendo nada de la jodida materia desde que comenzó y tú estas en álgebra avanzada, te promovieron esta semana.

     —¿Por qué sospecho que no venías solo a esto?— él sonrió inocente y junto sus manos haciendo un puchero —Bien.

     —¡Genial!— festejo él —¿Cuando me darás asesoría?— ella se lo pensó, sabia que seria fácil.

     —En tú casa. Las dos horas de la siesta de Olivia, no vas a dormir. Y consigue una pizarra— aseguró ella mientras continuaba su marcha.

     —¿A donde vas?— Oliver observó la vestimenta corta de la chica y se mordió la lengua para no decir nada que no debía. El conjunto le favorecía mucho.

     —Creo que no es tú problema.

     Oliver la miro caminar a casa de Thalia. Esta le abrió la puerta casi de inmediato Liliana piso las escaleras. Oliver miro a Thalia, no iba a negar que la echaba de menos, eran muy unidos. Y es la única chica, a la que nunca pensó en tirarse. Thalia era una chica tan alegre, que incluso cuando estaba triste ella sonreía.

     Los ojos de la rubia se conectaron con los de Oliver. Ambos se miraron a los ojos. Ella levantó una comisura de sus labios, es una sonrisa un poco tímida. Oliver le sonrió ampliamente y asintió levemente:

     —Estoy siempre que quieras hablar, Lia— Thalia sabía leer labios, asi que, sonrió y asintió antes de cerrar la puerta.

     Oliver miro a Owen. Estaba sentando en las escaleras del pórtico de su casa. Él cruzo la calle, y se sentó junto a su hermano quien le ofreció una cerveza.

     —¿Viste a los padres de Sarah?— preguntó Owen sin mirarlo.

     —No, no desde que ella murió. Matt dice que hay días mejores que otros— bebió de la cerveza —. Yo, fui al cementerio. Ya ellos había ido.

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