Capítulo 27

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     —Hola— dejo las flores en el jarrón de la lápida —. Tengo meses sin venir, esto se siente, extraño.

     Tomo asiento sobre la piedra. Y le quitó algunas hojas que estaban sobre ella. Pasó la yema de sus dedos sobre la inscripción de la lápida.

     Sarah Thania Fayolle Moreau
Hija, amiga y luchadora
1999-2015
"El miedo no detiene a la muerte. El miedo detiene a la vida"

     —Ni siquiera se que estoy haciendo aquí, tu alma no está aquí. Solo tus huesos— pasó las manos por su rostro con frustración —. ¿Qué hago, Sarah? ¿Qué se supone que estoy haciendo?

     —Vivir— dijo ella mirando a la clase delante de ella —. Eso quiero yo, vivir, ser feliz. A eso quiero dedicarme.

     —Se por lo que estás pasando— levantó la mano Rebecca —. Pero, ¿no has pensado en un profesión?

     —Bueno, si salgo del cáncer, podría estudiar oncologia, probablemente me vuelva parte del grupo de apoyo para los niños con cáncer— se encogió de hombros —. Pero no me quiero dedicar a eso, mi vida no se va a dedicar a trabajar. Mi vida va a dedicarse a ser feliz.

     —Entonces, cuando la profesora pregunta ¿qué quieres ser? Tu decides que quieres ser feliz.

     —Así es, quiero ser feliz— miro su reflejo en el vidrio que daba a los campos del instituto —. Quizás no esté aquí en unos días, pueden ser semanas, meses o años; así que, lo que sea que dure mi vida, lo dedicaré a ser feliz.

     Oliver miro el lago de Washington delante de él. Cerró los ojos y dejó que la brisa fresca golpeara su rostro. Habían pocas personas debido a que no eran días festivos o verano. Él respiró el aire. Y miro con atención el lago. Como si de pronto, fuera lo único que verdaderamente importaba.

     Habían pocos turistas paseando por el muelle. Por lo que se podía escuchar el agua y los pájaros.

     —¿Qué haces aquí?— preguntó Oliver —Tú madre llamó preocupada, porque desapareciste de la clínica. Matt estaba de los nervios.

     —Estoy harta, Oliver— dijo ella sin quitar la mirada del lago —. Cumpliré dieciséis en una semana. Y solo he visto doctores. Doctores y más doctores.

     —Bueno, debes verlo como una oportunidad— ella lo miró a los ojos y negó —. Es una oportunidad para vivir.

     —No quiero hacerlo— ella volvió a mirar el lago —. Ya no más. Estoy cansada, tengo ojeras, perdí el cabello, mis venas no soportan más el tratamiento. Me están quemando, me están matando lentamente.

     —Escucha, Sarah— le tomó el rostro entre sus manos —. Debes aferrarte a la esperanza. Tu crees en los milagros.

     —Si, creo— ella le acarició la mejilla —. Pero no creo en mi milagro. Y no quiero seguir dándoles esperanza. Un día, solo no despertaré.

     —¿Piensas dejar el tratamiento entonces?— ella soltó un suspiro lleno de cansancio —Sarah, tus padres, Matt y yo, estamos preocupados.

Never Again [Editando] Where stories live. Discover now