13 (parte uno). Algo frío

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Un pequeño aviso, advertencia, aclaración o como prefieran llamarle: Amo el personaje de Leonard Snart, incluso más cuando se unió a las Leyendas, peeero en este fanfic lo requería como el malvado —no el principal, solo para que conste— y es el único hecho que dista de la segunda temporada de Flash: Lisa murió con la bomba que su padre puso en su cuello, y Leo lo mató por ello, pero culpó al equipo por la muerte de su hermana, incluso aunque ellos mismos salieron lastimados por ello. Sé que soy cruel, pero tenía que ser de esa manera; no me odien por ello. 





Después del encuentro con el metahumano no había dejado de sentirse cansado. Caitlin había dicho que era normal, que después de lo que había pasado tendría que esperar un poco para sentirse mejor, pero la manera en la que se había mordido el labio le decía que ella de todas maneras estaba preocupada por aquello. Los efectos de lo que le habían hecho ya estaban pasando, así que no supo a qué atribuirle el dolor de cabeza.

Había hablado con Cisco solo minutos atrás, preguntándole si no había visto algo extraño pasando entre su mejor amiga y Oliver Queen, pero él solo había reído tan fuerte que, si no se hubieran encontrado lejos de los demás, habría llamado la atención de todos.

—¿Es en serio, amigo? —había preguntado, cuando Barry se mantuvo con una expresión impasible, de brazos cruzados frente a él—. ¿Caitlin? ¿Nuestra Caitlin y el Señor soy-oscuridad-y-todo-músculos? —Volvió a reír, esta vez más fuerte y durante más tiempo que antes, mirando su cara—. ¡Por favor! Estás siendo ridículo. Aunque si ese es el precio para que por fin le digas lo que sientes por ella, qué bueno que piensas que es una posibilidad, amigo.

Luego solo rodó los ojos, y le dio una palmada en el hombro antes de volver al Córtex. Y él había ido a la habitación de la caminadora para respirar un poco. Porque sí, en cuanto Cisco lo dijo, supo que estaba siendo ilógico. Además, Oliver estaba perdidamente enamorado de Felicity. ¿En qué había estado pensando?

Cerró los ojos y el aire salió de sus labios en un suspiro audible que solo probó cuán cansado se encontraba. Todo ese cansancio había estado ahí desde el momento en el que Zoom le arrebató todo.

—¿Quieres algo de compañía? —preguntó Caitlin desde la puerta, en voz baja, como si no supiera si era correcto o no interrumpir su soledad.

«No te arrebató todo. No se llevó a Caitlin», él pensó para sí mismo. «... o a Cisco, Iris, Joe y Wally».

Aún había un poco de esperanza en su vida, incluso si era una pequeña flama que amenazaba con apagarse la mayor parte del día. Él tenía que mantenerla viva.

Se deslizó un poco en su lugar en la caminadora, y su amiga entró con pasos dudosos en la habitación. Se detuvo a su lado, colocando una mano sobre su hombro. Barry sintió que sus pulmones recordaban cómo funcionar otra vez, y entonces colocó su mano sobre la de Caitlin, y dejó salir otro suspiro. No por el cansancio, sino porque el peso del mundo que cargaba en sus hombros había desaparecido un poco. Ya no lo llevaba consigo. Al menos, no por sí solo. Parecía que, cada vez que Caitlin se acercaba y le proporcionaba algo de apoyo, su toque, todo lo demás parecía desvanecerse. Se sentía más ligero en sus pies.

—¿Estás bien? —Su voz estaba llena de preocupación. 

—¿Además del dolor de cabeza? Creo que sí —él contestó, y entonces la realidad lo golpeó en el rostro: era verdad, estaba bien. Un poco cansado, sí, pero bien. Se giró a mirarla, y todo lo que había en sus ojos era algo parecido al arrepentimiento—. ¿Es eso raro? ¿Malo?

—No —Caitlin respondió con suavidad, y un poco de alivio. Había estado esperando eso. Que Barry empezara a recuperarse. Saber que estaba avanzando, incluso si era con lentitud, le hizo sentir que podía respirar con normalidad—. Está bien sentirse mejor. No es saludable sentir un hoyo en el pecho todo el tiempo.

Abrazos, secretos y piezas rotasWhere stories live. Discover now