-Tranquilo corazón, volveré pronto, lo prometo.

Esperé a que se durmiera para poder levantarme y salir de aquella habitación para buscar mis pertenencias, la cosa es que ni siquiera tuve la necesidad de salir de la casa del viejo, ya todo estaba empacado en la sala. Habían 3 maletas son ropa y otras dos con zapatos y productos de uso personal.

En seguida fui al despacho y lo enfrenté.

-Tenías que haber sabido esto desde hace tiempo si ya me tenías las cosas recogidas. -Hable rápido y muy molesta.

Él estaba frente a su ordenador con un montón de papeles en su escritorio. No se inmutó y habló sin mirarme.

-Siempre tengo mis cartas bajo la manga. Si vine hasta acá es porque sabía que el estaba cerca y necesitaba hablar contigo en persona. Sabía también que así tendrías más confianza para dejarme a Dominic.

-Esto es absurdo. -Negue y empecé a caminar por todo el despacho. -¿por qué Gabriel? No puedes llamar a Nicolas y a Rafael para que vayan conmigo...

-Todos irán en su momento Tabi. Les tengo unos encargos a cada uno y tu no te salvas. Allá no tendrás mucho trabajo para que no te descubran tan rápido, pero definitivamente harás algo.

-Dios. Eres imposible Richard. -Me senté en el suelo, frustrada. -Quiero que le des un telefono personal a Dominic donde solamente podrá comunicarse conmigo, Marco, sus tíos y tú. Lo llamaré todos los días y quiero que vaya a la escuela, se porte bien, no pelee demasiado y que regule las malas palabras...

-Sé como críar a tu hijo Tabi, prácticamente es la misma crianza que les di a todos ustedes.- Sonrió y por primera vez desde que estaba allí, me miró. -Estoy orgulloso de lo que eres ahora Tabi y no hablo precisamente de tu trabajo.

-¿Qué? -Pregunté incrédula.

-Mírate. Aún recuerdo cuando te negabas a seguir adelante con el embarazo de Dominic y ahora pareces una tigresa cuando se acercan a tu cachorro. -Ambos reímos.

-No lo sé, es instinto, supongo.

-Además, has hecho un buen trabajo con Marco. Son un equipo.

-Viejo, no empieces con las cursilerías por favor. -Seguí riendo. -Me voy, tengo que dormir para irme a la mierda mañana, porque literalmente todo será una mierda desde el primer momento en el que pise Venezuela.

-Como digas. -Le restó importancia. -Solo no mates a Gabriel durante tu estancia allá ¿Si?

-No prometo nada.

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Dominic se levantó temprano solo para despedirse de mi y darme su osito preferido. Según él, cuando abrazara al osito sería como abrazarlo a él.

Mi vuelo salió a las 8 en punto de la mañana, o sea que llegaría a Venezuela como a las 5 de la tarde y si no perdía tiempo, a las 9 de la noche ya tendría que estar en Valencia. El viaje fue aburrido y lleno de ansiedad. Todo empeoró cuando el avión aterrizó en el aeropuerto internacional de Maiquetía en Caracas.

Esperé paciente a que bajaran el equipaje del avión y lo llevaran a la zona de retiro. Mientras, fui directo a una de las tantas cafeterías dentro del aeropuerto para tomar café y comer algo, aunque fuera un pan relleno con jamón y queso.

Una vez degustada la comida, la cual no estaba tan mal pero tampoco era la última maravilla del mundo, fui a la zona de retiro de equipaje.

-No creo que puedas con todo eso, niña. -Me giré en seguida al reconocer la voz.

La Chica StormWhere stories live. Discover now