EPÍLOGO

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Ni bien había aterrizado la nave de los Vengadores, Bucky descendió de esta y corrió a toda velocidad por la pista, entrando rápidamente a la Torre

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Ni bien había aterrizado la nave de los Vengadores, Bucky descendió de esta y corrió a toda velocidad por la pista, entrando rápidamente a la Torre. No escuchó las palabras de Steve, y mucho menos las de Tony, ¿qué importaba lo que ellos dijeran? Había sido otra misión, exitosa, sí; pero eso ya no formaba parte de sus prioridades. Escuchó las voces que lo llamaban e hizo caso omiso de ellas; continuó corriendo hasta el ascensor y esperó a que las puertas se abrieran.

-¡Papá! – Gritó una vocecita infantil cuando el elevador se abrió y el pequeño James se lanzó a los brazos abiertos de su padre.

-¡Jimbo! – Gritó Bucky levantando al niño sobre su cabeza - ¿Cómo está el chico más guapo de todos?

El niño de apenas tres años gritaba y reía emocionado mientras su papá lo lanzaba por los aires. Lyna no había dicho nada, sólo miraba embelesada a ese par de hombres que eran todo su querer. Parecían dos gotas de agua, sonrió y acarició su barriga de siete meses de embarazo mientras lanzaba un hondo suspiro. Bucky la escuchó y la miró con amor, bajando a su pequeño clon al piso.

-¡Hola, preciosa! – Dijo el hombre acercándose a su mujer.

Lyna le dedicó una sonrisa y se puso de puntillas para besarlo en los labios: - ¡Estas herido! – Comentó preocupada al mirar la herida en su hombro derecho – Debes ver al médico de inmediato.

-¿Para qué? – Respondió con una enorme sonrisa – No es nada grave. Además, ¿para qué necesito un médico si tengo a una sexy enfermera a mi lado? – Y esbozó una sexy sonrisa antes de volver a besarla - ¿Cómo está nuestra pequeñita? – Preguntó acariciando el vientre de su esposa.

-Lamento decirte que no será una niña – Exclamó Lyna mientras entraban de regreso al ascensor – Hoy fuimos al médico y...

-¡Tendré un hermano! – Exclamó el pequeño James con aire triunfante – Las niñas lloran mucho, como María, por ejemplo. Además, son feas, molestas y ruidosas; siempre piden atención y se sienten las "muy muy".

-Eso es mentira – Dijo Bucky sonriendo abiertamente mientras que Lyna disimulaba la risa – María es una niña muy linda y adorable. ¡Todas las niñas son adorables! – Comentó tomando a su hijo de la mano y saliendo hacia su departamento.

-Yo soy una niña – Intervino Lyna - ¿Soy molesta?

-No mami – Respondió Jimmy haciendo un puchero – María es muy molesta, en cambio, el pequeño Tony es muy divertido y podemos jugar horas y horas en el taller de su papá.

-No deberías expresarte así de María – exclamó Bucky – Las mujeres y los hombres nos complementamos de alguna manera. - dijo y continuó - Nos formamos en el vientre de una mujer y ella es quién nos guía y nos educa. Las mujeres son nuestro motor, nuestra fuerza.

-¡Cómo tu digas, papi! – respondió el pequeño James y tomó un avión del suelo para correr a jugar a su habitación.

-¡Niños! – murmuró Lyna – Siéntate, James. – dijo la mujer – Vamos a suturar esa herida que no para de sangrar y a quitarte eso que la cubre, ¡es asqueroso!

-¡No sé qué haría sin ti, mi osita! – suspiró Bucky mientras se dejaba caer sobre el sofá – ¡Te amo! Te extrañé y me hiciste mucha falta.

-¡Yo también te extrañé, amor mío! – Sonrió Lyna mientras comenzaba a quitarle el chaleco que lo cubría.

James la miró hacer su trabajo; Lyna lo auscultaba, revisando sus heridas. No había nada de gravedad, moratones y golpes. La herida más grave era la de su hombro derecho; los suaves dedos de su mujer se pasearon delicadamente sobre sus cicatrices. Él la tomó por la cintura y la sentó sobre sus piernas, al tiempo que le levantaba la falda del vestido y le acariciaba los muslos. Lyna se estremeció, pero se apartó de él y comenzó a limpiar la herida en su hombro.

-¡Ouch! – Se quejó James – Eso dolió.

-Primero debo limpiarte y suturar... ¡Además hay un niño cerca! – Sonrió la mujer y le guiñó el ojo – Así que calme sus ansias, sargento – Exclamó y ambos comenzaron a reír – Te amo.

James suspiró y cerró los ojos, esperando a que Lyna terminara de limpiar esa herida. La chica se centró en ello y guardó silencio. Una vez que hubo terminado, comenzó a suturar. Bucky no le quitaba la vista de encima, ¿cómo podía ser tan perfecta? Ella continuó con su labor hasta que terminó, le colocó una gasa decorada con motivos de naves espaciales y vendó su hombro depositando un beso.

-¡Terminé, señor Barnes! – Dijo Triunfante.

Él se miró el hombro y la tomó por la cintura, para sentarla de nuevo sobre sus rodillas: - ¡Gracias, señora Barnes! – Exclamó y la besó con pasión. Cuando se separaron, Bucky le acarició las mejillas sonrosadas y deslizó su mano sobre su vientre – Hoy hace cinco años nos conocimos. ¿Lo recuerdas?

-¡Cómo olvidarlo! – Murmuró Lyna moviendo la cabeza – Fue algo extraño, ¡y una gran odisea! Parece que fue ayer que me secuestraste y quedamos varados en la nada, en esa vieja casa – Dijo y guardó silencio, mientras reflexionaba – Aún conservo ese viejo y ridículo abrigo y la rosa amarilla que me diste, tienen un lugar especial en mi corazón.

-¡No entiendo cómo pudiste haberte enamorado de mi! – exclamó James recostando su cabeza en el respaldo del sillón - ¡Yo era un monstruo! Estuve a punto de matarte, de hacerte pedazos.

-Pero no lo hiciste y al final desobedeciste todas las órdenes. – respondió Lyna besando su cuello – Me protegiste y hasta expusiste tu vida por salvarme. Me demostraste que tu amor por mi sobrepasaba todos los límites. – exclamó en un suspiro - ¡Míranos ahora! A pesar de las adversidades, de todos los peligros a los que nos hemos enfrentado; nos mantenemos fuertes y nuestro amor crece día a día. Somos esposos y padres de dos hermosos niños, ¡la vida nos ha bendecido!

-La vida me ha bendecido con la mujer más maravillosa de todas – exclamó Bucky levantando su cabeza para besar a su esposa en las mejillas - ¿Qué te parece si recreamos nuestros momentos en esa vieja casa de Siberia? – dijo con picardía – Podemos pedirle a Sharon y a Steve que cuiden de James y tu y yo... - guardó silencio mientras Lyna se echaba a reír.

-Prepararé todo – dijo Lyna levantándose de un salto – Ve a dejar al niño que yo te estaré esperando. – exclamó mientras desaparecía en su habitación.

James tomó de la mano a su pequeño y lo llevó al departamento que Steve compartía con Sharon para que lo cuidaran por unas horas y cumplieran su rol de padrinos. Entró a toda prisa en su casa y corrió hasta su habitación. La puerta estaba abierta, el colchón sobre el piso y un dibujo de una chimenea estaba pegado en la pared, Lyna salió del baño llevando puesto el abrigo y corrió a sus brazos. Él la recibió y la besó con pasión dejándose caer con suavidad sobre el colchón para así recrear lo que vivieron una vez en Siberia.

««FIN»»

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Con este epílogo llegamos al final de STOCKHOLM SYNDROME. El amor lo puede todo y como lo dijo Lyna, a pesar de los tragos amargos y las adversidades, el amor verdadero triunfó. ¿Qué les pareció la historia? En lo personal, no porque yo la haya escrito ni mucho menos, pero a mí me encantó. Espero me dejen sus opiniones y comentarios, ¡muchas gracias por su apoyo! Mañana no se pierdan la presentación del Cast de mi nueva historia, ahora con Tom Hiddleston, que lleva por nombre SUMMER RAIN. Recuerden que las quiero mucho.
#MaryCruz

STOCKHOLM SYNDROME (TERCERA TEMPORADA)Where stories live. Discover now