CAPÍTULO I = SOLDADOS DEL INVIERNO

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La lluvia caía a torrentes, casi no había gente en esa callejuela solitaria, apenas iluminada por las luces de las lámparas viejas que ya necesitaban un buen mantenimiento

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La lluvia caía a torrentes, casi no había gente en esa callejuela solitaria, apenas iluminada por las luces de las lámparas viejas que ya necesitaban un buen mantenimiento. Brock Rumlow miraba de vez en vez por encima de su hombro, temiendo que alguien lo siguiera. No deseaba que HYDRA, la organización a la que pertenecía, o SHIELD, a quiénes había traicionado; se enteraran de sus vínculos con Helmut Zemo. Le había parecido muy extraño que ese sujeto lo contactara, pero sobre todo, que hubiera querido hablar con él. Según el hombre, era un asunto de suma importancia y que nadie, ¡absolutamente nadie! Por ningún motivo debía enterarse.

Brock continuó su camino, pero esta vez centró su atención en los números de los edificios viejos. La mayoría de ellos estaba borrados o se había caído, pero finalmente llegó a un pequeño edificio de apenas unos pisos, el número estaba escrito con pintura de aerosol y la mayoría de las ventanas estaban rotas y el cristal reemplazado con madera vieja. Se trataba de una construcción mugrienta y ya muy vieja. Entró y no había nadie por ahí, a lo lejos escuchó el murmullo de unas voces y el llanto de un niño. Subió las escaleras hasta el ático, dónde se detuvo y golpeó la puerta.

-Adelante – Dijo una voz y la puerta se abrió al momento.

Brock arqueó las cejas al ver al tipo que le había abierto; se imaginaba a alguien más... ¿atlético? Imponente y que inspirara respeto, incluso miedo. Sin embargo, se encontró con la imagen contraria de un "villano"; un tipo que pasaría desapercibido para cualquiera. Talla mediana, no muy alto, encorvado y hasta parecía escuálido. Caras vemos... intenciones no sabemos, se dijo Brock para sus adentros. La mano de Helmut se posó en su brazo y lo jaló al interior de la habitación.

-Lo estaba esperando, Rumlow – Murmuró Zemo – Tome asiento.

Crossbones paseó su vista por la estancia, sucia y polvorienta, como el resto del edificio. Una luz mortecina apenas iluminaba lo necesario para andar sin tropezarse. Se sentó en una silla desvencijada y esperó a que Zemo hablara.

-Parece que es un hombre de pocas palabras, Rumbow – Exclamó Zemo, sentándose frente a Brock.

-¿Para qué me has llamado? – Preguntó Brock – Vine aquí movido sólo por la curiosidad, porque, honestamente, no me daba la gana de visitarte.

-Quizá la paga te haga pensar diferente – Murmuró Helmut - ¿Qué te parecen cien millones de euros?

Crossbones se echó a reír a carcajadas, ¿cien millones? ¿De dónde iba a sacarlos ese miserable? A leguas se notaba que era un donnadie que no tenía en qué caerse muerto. Continuó riendo ante la mirada furiosa de Zemo y se agarró la barriga. Había sido un chiste muy épico.

-Mira, payaso – Se levantó Rumlow – Si esto es una broma, perdí mi tiempo en haber venido y me arriesgué demasiado por esta estupidez. ¿Tú de dónde vas a sacar cien de los grandes?

-No sabes lo que dices, Rumlow – Exclamó Zemo – No me conoces, deja que hable. Pero para estar más seguros – Dijo estirándose y tomando una maleta - ¡Échale un ojo a esto!

STOCKHOLM SYNDROME (TERCERA TEMPORADA)On viuen les histories. Descobreix ara