Y mi pregunta era sincera, no quería remover nada entre nosotros pero siempre me lo había preguntado. Entiendo que tenga preferencias conmigo porque soy la única mujer acá, pero Marco era su verdadero hijo y no recibía ni la cuarta parte de los elogios que Gabriel tenía por parte de Richard. 

-Gabriel ha sido el primer niño con el que se sentí verdadera afinidad, la segunda fuiste tu. Los quiero a los dos, por igual, aunque muy en el fondo sabía que esto pasaría. 

Mi mente se enfrió de a poco y fruncí el ceño. 

-¿Qué? -Richard se alejó de mi y  volvió a sentarse y paso sus manos por su rostro lentamente. 

-Ustedes dos son tan iguales que iba a llegar un momento en el sus deseos primitivos los controlarían. 

-Viejo, sigo sin entender. -Recogí todo y me senté frente a el. Ahg, ahora tenía dolor de cabeza. 

-Ambos tienen la misma personalidad Tabitha, los mismos gustos, los mismos deseos... Son tal para cual hasta cierto punto. Te diría todo con lujos de detalles, pero no puedo recordar muy bien la explicación que me dio Ibrahim. -Sonrió. -La psicología nunca fue lo mio y la psiquiatría menos, eso se los dejo a él. Lo que quiero decir y no me lo tomes a mal, no justifico nada de esto, pero ustedes están destinados a hacerse daño. 

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Las palabras de Richard no abandonaban mi cabeza y conforme pasaban los días todo terminaba de tener sentido. 

Los chicos no me preguntaron por qué dejé estéril a Gabriel y supongo que debo agradecerle eso al viejo. No quería que ellos supieran lo que había ocurrido y era mejor así.

Las prácticas y entrenamientos se me hacían cada vez más dificiles, no me concentraba y mi mente me jugaba malas pasadas. 

-Estas en pleno proceso psicótico Tabitha, voy a tener que medicarte. 

-¡NO!

Me encontraba en la nueva oficina de Ibrahim en Sao Paulo. De día trabajaba como un psiquiatra respetado y en la noche era el sicario personal de Richard. 

Todos aquí parecíamos descendientes de Fiona. De día eramos unos y de noche, otros. 

-Vas a tener que hacerlo antes de que en serio empieces a confundir a todo aquel que se te acerque con Gabriel. -Abrí mis ojos cuando mencionó su nombre. -No te sorprendas, recuerda que se lo advertí a ambos. Aunque a ti fue más una indirecta. 

-No se de lo que hablas. 

-No voy a mencionar esa palabra porque no me gusta asociarla contigo. -Respiró profundo y luego negó. -¿Sabes? en el pasado muchas mujeres me dijeron que iba a pagar por lo que yo les había hecho. Nunca me tomé esas palabras a pecho hasta hace algunos días cuando no salías de tu habitación. 

-Si me estás queriendo decir que yo soy tu karma, créeme que no me estas ayudando mucho que digamos. .-Intenté bromear para destensar el ambiente y estaba funcionando. 

-Si, bueno, es lo que hay. Pero hablando en serio... No sé si lo supiste, pero Gabriel y yo peleamos un día antes de que le dispararas y casi lo mataras. 

-Ay por dios, fue solo un tiro en las bolas.

-Fue un tiro en el pene que también afectó los testículos, provocó un derrame intenso y la esterilidad del paciente. 

-Deja de hablar como un médico y di lo que en verdad quieres decir. 

-¡LE EXPLOTASTE LAS BOLAS Y LE PARTISTE EL MIEMBRO! Joder, eso fue Heavy incluso para mi. -Dijo impactado, habían pasado días y aún no lo superaba.

-Mi plan era cortarselo, pero me iba a dar asco tocarlo. 

-Bueno, la cosa es que le di hasta en la partida de nacimiento, literalmente te vengué. -Levantó la palma y la choqué con la mía. -Bien, cambiemos de tema, voy a recetarte unas pastillas que deberás tomar cada 12 horas ¿De acuerdo? y como sé que no te las vas a tomar, yo mismo voy a tener el horario para entregártelas y que las tomes en mi presencia. 

Rodé los ojos y me levanté

-Dame el reposo médico para llevarlo al colegio, aquí si son exigentes. -Él buscó su libreta con las hojas del reposo, escribió algunos garabatos y me la entregó. 

-Nos vemos en la noche. 

-Perfect. 

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Ya habían pasado dos meses y las cosas poco a poco mejoraban. 

Marco y yo estábamos avanzando como pareja, es decir, ya el se podía acercar a mi sin que yo lo golpeara por instinto. 

Sin duda estaba mucho más alerta y eso nos había favorecido bastante en los trabajos. Si, estaba más agresiva y había asesinado a un montón de personas de la manera más sangrienta posible, pero según Ibrahim esa era mi manera de liberar estrés. 

Con respecto a Gabriel, es probable que le den de alta esta semana. Resulta que tuvo algunas complicaciones con la reconstrucción genital y eso. 

Los problemas comenzarían cuando él viniera de nuevo. 

-Tabitha, vamos a entrenar, estoy estresado necesito despejar mi mente. 

-Marco, tú siempre estás estresado. -Sonreí fui directo al jardín trasero para entrenar con él. -Trae un pedazo de torta, tengo hambre. 

-Tabi, tú siempre tienes hambre. -Me imitó y le saqué la lengua. Cuando regresó, dejo el trozo de pastel en una de las sillas del jardín y se acercó a mi. -Si sigues comiendo así no me extrañaría que aumentes de peso. 

-No estoy gorda ni lo estaré porque entreno diariamente. -Le guiñé un ojo. 

-Aja. 

Empezamos a pelear a nuestra manera, lanzando y esquivando patadas, puñetazos, etc. Golpee su pecho con más fuerza de la usual y él como acto reflejo me lanzó una patada directa al abdomen. Sentí demasiado dolor al instante y caí al suelo. 

-Tiempo. -Hablé casi sin voz. -Necesito tiempo. -Me coloqué en posición fetal y Marco en seguida me auxilió. 

Tuvimos que ir dentro de la casa, colocarme una crema mentolada y hacerme masajes. 

Al día siguiente amanecí con fiebre y malestar general, así que no pude hacer mayor cosa, solo estar en mi cama. 

-Tenías tiempo que no te enfermabas. -Habló armando.

-Me había extrañado que no lo hiciera, la verdad. -Intervino Alejandro, su gemelo malvado y mi favorito. 

-Tráiganme un helado. 

-Deberíamos llevarte a la playa, estás pálida. 

Bueno, en realidad me sentía fatal. Mis piernas estaban débiles, mi abdomen dolía y la fiebre no bajaba. 

Cuando me intenté sentar para hablar de manera más cómoda con los gemelos, sentí un bajón por mi vientre, aparte del dolor de espalda y ganas de vomitar que habitualmente sentía en mi periodo. 

-Ya sé por qué me siento mal chicos. Estoy en mis días. 

-¡Que?. -Me levanté y en mi cama estaba un buen charco de sangre, asco. -Ahg, demonios, ve a cambiarte Tabi, nosotros buscaremos otras sabanas. 

Me levanté y una punzada en la espalda me detuvo. Me sentía débil desde la mañana, pero ahora era... 

Todo me daba vueltas y solo atiné a balbucear antes de que mi cuerpo cayera al suelo y todo se tornara negro. 

Debí darme cuenta que algo andaba mal. 

La Chica StormWhere stories live. Discover now