025: Muévete, Liam.

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025: Muévete, Liam.

CASSANDRA.

Este capítulo está escrito explícitamente, no leas si no estás de acuerdo con el lenguaje vulgar o fuerte.

Al removerme encima de la cama que yacía inmediatamente reconozco el olor entre las sabanas, sonrío porque solo le pertenecía a alguien en especial. Recuerdo firmemente que se quedaba impregnado en mi habitación y es agradable.

Me levanto apartando las sabanas a un lado y salgo de la habitación, hay un agradable olor a panqueques en la cocina con café. La piel se me estremece de felicidad al seguir caminando, había hecho mucho que no me sentía de esta manera y eso debido a que Liam estaba conmigo de nuevo.

Después de pasar por el baño me dirijo hacia el agradable olor y apoyo uno de mis hombros en el umbral de la cocina, Liam está de espaldas a mí con un libro abierto a un lado y una taza con mezcla en sus manos. Ladeo la cabeza divertida.

—Buenos días.

Vuelve el cuerpo hacia mí y lleva harina en la nariz, me río llevando una mano a mi boca. Inmediatamente se da cuenta y se pasa una servilleta divertido.

—Será mediodía. —Me señala.

Frunzo el ceño y miro el reloj de la pared.

12:24am.

— ¿Por qué me dejaste dormir tanto? Vaya, creo que nunca lo había hecho...

—Lo necesitabas. Y sí, lo hiciste una vez en tu cumpleaños, que amaneciste conmigo.

Me muerdo la boca para no sonreír más de lo debido.

— ¿Panqueques para el almuerzo? —Bromeo cambiando el tema.

Se encoge de hombros.

—No es motivo para dejar de desayunar, yo lo hacía. Después hay tiempo para almorzar.

Me acerco hacia él y el libro, una sección de panqueques básicos marca una de las páginas.

—Lo encontré entre los gabinetes, calé se olvidó de sacarlo todo.

Me recuesto en su cuerpo y alcanzo un plato.

— ¿Puedo? —Señalo sus panqueques, tan perfectos para no saber cocinar.

Deja uno en mi plato y agrega un poco de miel que hay encima de las repisas.

—Te las ingeniaste muy bien, ¿No es así?

Se encoge de hombros sonriendo y yo cojo un trozo con un cubierto, al llevármelo a la boca derramo un poco de miel que cae en mi blusa pero eso no me impide saborear el panqueque. Está delicioso.

Liam se acerca a mí y se agacha apoyando la boca en mi blusa, que deja ver un poco mi pecho. Su lengua pasa por la prenda que se ha cubierto de miel y se desliza por mi pecho, mi cuello y finalmente mi mandíbula. Al separarse los ojos le sonríen de picardía.

— ¿Y?

—Y... Y está deliciosa. —Tartamudeo un poco dejando el plato en la encimera, sé que escucha como mi corazón palpa contra mi pecho. Lo que hace que sonría más.

—No está mal para un chico que no sabe cocinar. —Se alaga volviendo a la mezcla.

Sonrío; —Ni siquiera utilizaste la estufa. —Señalo el aparato que es especialmente para hacer panqueques.

—Hice la mezcla. —Alza el bol lleno de su mezcla y yo le pego en el pecho.

—No cuenta.

Me vuelvo dispuesta a buscar algo cómodo que ponerme pero me coge de la cintura arrimándome de espaldas a él. Me besa la mejilla suavemente antes de volverme a su cuerpo de frente.

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