Capítulo 14

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Lo dejamos en la guardería y vamos al laboratorio. Mientras, le explico a mi esposa todo lo que debe saber de la investigación. Es emocionante tener a alguien más en esa sección, y que ese alguien sea mi esposa. Ella podrá encargarse de una parte y yo de otra, formando un equipo. He estado pensando en un antídoto que podría retrasar el efecto del virus una vez se presente, pero aún no sé cómo podría probarlo. En animales el efecto sería un poco diferente ya que el virus actúa de otra manera, pero sería imposible experimentar con humanos. Quizá cuándo empecemos a presentar los síntomas podremos inyectarnos ese antídoto, pero me da miedo que falle.

Entramos al blanco laboratorio, el que tiene hojas esparcidas con mis apuntes sobre una de sus mesas. Mi esposa toma una de ellas y la lee con atención.

—¿De verdad crees que se trata del mismo virus? —parece intrigada con mis apuntes. No se lo había mencionado antes porque quería que ella lo leyera, con las pistas que me llevan a esa conclusión de forma más específica.

Asiento y ella vuelve a leer.

—Pero sería muy complicado hacer un antídoto que actúe tan rápido y con algo tan fuerte. Imagínate cómo les afectaría a los niños más pequeños, puede intoxicarlos o quizá qué efectos provocará en ellos —sé que se refiere a nuestro hijo con 'niños pequeños'. Busca salvar a nuestro hijo por sobre todo, no a la humanidad.

—He estado pensando en uno que se aplique cada una hora. Pero quizá no actúe a tiempo —pienso en cómo podría hacer un antídoto para el virus.

Seguimos trabajando de forma afanosa en la investigación hasta que me avisan que el jefe me llama. Le doy una mirada a mi esposa de 'continúa mientras no estoy'. Voy por segunda vez esta semana hasta allá.

Paso al lugar, encontrándome por primera vez al jefe sonriendo. Es algo que me sorprende la verdad, pensé que era por algo malo. O quizá le alegra lo que me va a decir.

—Tenemos una muy buena noticia para ti —dice mientras me siento al frente de su mesa. Asiento para que continúe—. Ya sabes que el planeta está en el 'fin del mundo' —hace énfasis en las comillas de fin del mundo—, pero hay una solución. Hay viajes hacia Marte, aunque no todos van. Han sido elegidos los mayores genios del mundo para poblar el planeta allá, y has sido elegido para ser parte de eso junto a tu esposa. Estarán en una zona aparte al ser posibles contagiados, pero podrán investigar la enfermedad desde allá

Describir mi estupefacción sería imposible. Una serie de emociones me recorren de forma repentina, y todas forman en conjunto felicidad. Es nuestra salvación, nos iremos de este planeta que se está destruyendo. Allá podremos encontrar una cura, y viviremos vidas plenas y felices.

De pronto una sensación de desconfianza me llena. No puedo estar seguro de que toda mi familia puede ir, o de si el ambiente es adecuado para todos. Incluso puede ser peor para nosotros.

—¿Puede ir mi hijo? —pregunto solo para asegurarme. Imposible que me hagan ir sin él. De qué serviría ir si no está mi hijo, que es por quien me esfuerzo en investigar.

Niega con la cabeza, sacando toda la alegría que alguna vez tuve. Tardo unos segundos en asimilar lo que señaló.

—Solo llevamos a los grandes genios, no a sus hijos —habla como si mi hijo no importara. La rabia me llena las venas. Trato de resistir hacer algo de forma impulsiva por el bien de mi familia.

—Entonces... no voy —prefiero quedarme antes de dejarlo aquí. Una parte de mí quiere ir de todos modos, pero otra se imagina una vida vacía allá, pensando también en que no será lo mismo que estar en el planeta natal.

—Bien. Pero piénsalo. Tienes la oportunidad hasta el 31 de diciembre —me entrega una tarjeta donde al parecer está el número del lugar que se está encargando de eso. La tomo y me retiro de inmediato.

Voy hasta el laboratorio en que se encuentra mi esposa. Siento la mirada de los demás científicos al pasar por el laboratorio. Ellos deben saber lo que me dijo, ellos también deben tener la posibilidad de ir.

Llego hasta el laboratorio de investigación profunda de la enfermedad, y al entrar encuentro el lugar vacío. Quizás a ella también la llamaron para lo mismo, aunque en ningún momento la vi pasar. Trato de seguir analizando cuerpos mientras espero que llegue. Casi no logro poner atención en lo que hago, imaginando lo que pensará de esa opción. Quizás ella acepte, y eso me destrozaría.

Llega de pronto con una sonrisa que se apaga un poco al llegar. La miro interrogante, y ella parece entender lo que quiero saber.

—Fui a ver a nuestro hijo. Está bastante feliz aquí —habla con alegría, pero mi reacción fría parece preocuparle—. ¿Pasa algo?

Asiento esperando que ella diga que ya sabe de qué se trata. Se demoró bastante como para estar con nuestro hijo.

—¿Ya... te preguntaron? —esperaba que ella lo dijera antes, pero sospecho que no tiene idea.

—¿Qué cosa?

Le explico el ofrecimiento de ir a Marte sin nuestro hijo. No parece agradarle esa idea, tal como imaginaba.

—No, de ninguna manera —habla de forma decidida. En parte eso es un alivio. No me gustaría ver cómo mi esposa se va, dejándonos aquí.

En ese momento le avisan que el jefe también quiere hablar con ella. Sale del laboratorio sabiendo lo que le dirán. Al parecer han estado llamando a cada uno de los investigadores. Sospecho que quieren llevarlos a todos para continuar con la investigación. No se trata de llevar a los mayores genios sino a los investigadores de la enfermedad.

Después de unos minutos llega, cabizbaja.

—Me dijeron lo mismo. Dije que no y me entregaron esta tarjeta —muestra una tarjeta igual a la que me entregaron.

Negamos al ver la fecha límite. Para ese momento quizá ya estemos muertos, y sé que ella debe pensar en lo mismo. Tenemos que apresurarnos en encontrar una cura, tenemos que buscar una forma de seguir viviendo. Podemos vivir meses con la enfermedad, pero nada nos asegura que en unas horas más la enfermedad no se presente.

Escribo en uno de los apuntes los químicos y las proporciones que considero que debo usar para hacer un antídoto inyectable. Mañana intentaré hacerlo, y ojalá pueda comprobarlo de alguna manera. Luego le preguntaré al jefe si se puede comprobar en alguna persona que ya presente los síntomas, aunque dudo mucho que sea posible. Pero es eso o no tener en quien probarlo. He pensado en inyectarlo en mí mismo al presentar los síntomas, pero no puedo saber cuándo eso pasará. Solo quiero encontrar una cura antes de eso para que no terminemos todos muertos.

 Solo quiero encontrar una cura antes de eso para que no terminemos todos muertos

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