(Cancelada) Insistencia [R+18] Miraculous Ladybug

Milán - Parte 3

- Sí. Dame mi teléfono, Lila. - Adrien estiró la mano para que se lo entregara, pero la castaña se aprovechó de eso para tirar de su brazo con fuerza, atraerlo hacia ella y plantarle un gran beso en los labios.

*-*-*

Marinette se quedó congelada en el medio de la escalera, observando esa situación repentina y bastante desagradable que le hizo erizar la piel, mientras que Nathalie negaba dentro del auto tomándose la frente y Gabriel chistaba enfadado.

Adrien la empujó lo más suave que pudo para alejarla de su cuerpo hasta despegar sus labios y frunció el ceño, enfurecido. - Qué haces, Lila? - Se limpió la boca con su puño cerrado.

La castaña rió y comenzó a retroceder, dando pasos lentos hacia atrás a la vez que se lamía los labios y sonreía de forma bastante maliciosa. - Hasta mañana! - Salió corriendo para entrar al centro de exposiciones.

- Mari... - El rubio la miró preocupado ya que ella no se había movido de la escalera. Se acomodó el morral y se acercó para tomarle las manos, pero la azabache se las esquivó, mirando hacia el piso con una expresión de tristeza para luego comenzar a descender los escalones en dirección al taxi. - Amor... - Adrien se apresuró para colocarse a su lado. - Tú viste todo... Ella se me tiró encima... Y yo la quité... - Prestaba atención para no tropezar y bajar al mismo tiempo.

- Ésto va a ser todo el tiempo así? - Murmuró Marinette sin mirarlo, ya al pie de las escaleras, acariciándose el brazo con la mano.

- Eh? Así cómo? Qué quieres decir? - Intentó acariciarle el hombro pero volvió a esquivarlo. Adrien bufó y se adelantó para abrirle la puerta del taxi.

La azabache subió en el asiento trasero para quedar entre medio de Nathalie y Adrien ya que Gabriel estaba en la butaca delantera junto al chófer. Un clima muy tenso se respiraba dentro de ese taxi. - Luego hablamos. -

- No, por qué luego? Qué quisiste decir? - Le preguntó en voz baja, preocupado acariciándole la pierna con amor. - Mari, dime... -

- Basta, Adrien, déjame. - Hizo correr su mano de su muslo y cruzó los brazos.

- Adrien... - Dijo Nathalie desde el otro costado, intentando decirle con miradas que la dejara tranquila.

- Qué? Yo no hice nada! - Bufó triste, molesto y muy avergonzado por lo que acababa de suceder delante de su padre, desviando sus ojos hacia la ventanilla.

Gabriel suspiró y sin darse vuelta, decidió intervenir. - No es que quiera entrometerme en sus asuntos de pareja, pero considero que mi hijo necesita que converses con él sobre lo ocurrido, Marinette. - La azabache tragó saliva con dificultad, nerviosa, ya que el diseñador se estaba dirigiendo a ella.

El incómodo silencio reinó dentro del taxi todo el recorrido que restaba hasta el hotel donde estaban alojados. Nadie hablaba, Adrien miraba hacia afuera con su mentón reposado en la palma de su mano, Nathalie chequeaba su celular, Marinette se contraía para no tocar al rubio con el dorso de su cuerpo y Gabriel se sumergía en sus pensamientos. Luego de llegar, todos descendieron e ingresaron al hotel y, en el hall, el rubio mayor detuvo a su hijo para hablar un segundo con él, mientras que Nathalie acompañó a la azabache hasta el elevador. La jovencita miró hacia atrás, sobre su hombro, como los dos Agreste se alejaban y suspiró.

- Necesitarás más que paciencia, Marinette. - Murmuró la mujer prestando atención al iluminado número sobre el elevador, que estaba por llegar a la planta baja. Durante el tour hablaron bastante ya que, al no estar Gabriel con ellas, la asistente se sentía mucho más descontracturada.

Marinette suspiró. - No sé lo que siento, Nathalie. -

- Tranquila. De cualquier forma, opino como el señor Agreste: Debes conversar con Adrien. Ya hay bastantes silencios en ésta familia como para agregar más. - El elevador abrió sus puertas y ambas subieron.