¿Me deseas?

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- Mari, por favor, qué estás diciendo? Estás loca? Aggghhh... - Adrien frunció sus párpados ante aquel placer tan intenso que su compañera le estaba brindando. - Ya... Ya casi... -

Los pasos de Sabine sobre cada uno de los escalones resonaban haciendo eco contra las paredes del pasillo. Llegó hasta la puerta de la sala de estar y apoyó su mano unos segundos en el picaporte, sin girarlo, como si su instinto de madre le estuviera indicando que algo que no le gustaría presenciar estaba sucediendo del otro lado de la habitación, sin embargo no se oía nada más que el ruido de la televisión. Pero tenía que entrar, necesitaba lo que su esposo le había pedido, por lo que respiró profundo y cerrando los ojos giró el picaporte y empujó suavemente la puerta blanca. Sentado de espaldas en el sofá salmón estaba Adrien, con la cabeza ligeramente reclinada hacia atrás reposando su nuca. El chico giró rápido su vista al escuchar el sonido de la puerta que se había abierto y miró a la mujer con sorpresa, con sus mejillas de color rosado y su respiración un poco más acelerada de lo normal.

- Sa... Sabine! - Exclamó Adrien reincorporándose. - Hola... - Intentó decir lo más natural posible.

- Hola, Adrien, solamente vine a buscar algo que Tom se olvidó. Se detuvo un instante al no ver a su hija. - Y Marinette? - Escuchó unos pasos que venían de la escalera tras de ella y dio media vuelta. La azabache bajaba de su habitación pasándose la mano por la boca, como si se estuviera secando algo mojado de su rostro.

- Estaba en el baño, mamá. Fui a lavarme los dientes. Sucede algo? - La jovencita pasó por al lado de su madre sonriendo y fue hasta la nevera para sacar algo para beber, como si no hubiera pasado nada hacía unos minutos. - Adrien, quieres jugo? - El rubio negó con la cabeza y una sonrisa amable. Marinette se sirvió un vaso y regresó a sentarse junto a su muchacho.

- No, no sucede nada... - Sabine se acercó a los cajones de la mesada y buscó la espátula que su marido le había pedido. La tomó, cerró el cajón y se quedó pensativa con la vista hacia la ventana. Inspiró con un poco de intensidad y caminó hasta donde los chicos estaban. Se sentó sobre la mesita de café entre ellos y la televisión y los miró a los ojos a ambos que no entendían lo que ella estaba haciendo, aún con la espátula en la mano. - Chicos... Quiero aprovechar que Tom está en la panadería para hablar unos minutos con ustedes. En primer lugar, estoy muy contenta de conocerte en persona, Adrien. Eres un chico amoroso y educado, y creo que se llevarán muy bien con Marinette. -

- Gracias, Sabine... - Dijo el rubio un poco nervioso por la posible temática de la charla.

- En segundo lugar... Supongo que mi hija te habrá contado que ya estoy al tanto de lo que sucedió el viernes a la noche. -

- Tsk... Mamá, hay necesidad de esto? - La azabache chistó y se quejó avergonzada.

- Shh, cállate. Déjame terminar de hablar. - Sabine levantó la mano en la que no tenía la espátula y puso su palma a la altura del rostro de Marinette a modo de que hiciera silencio y suspiró. - Estos 16 años crié a Marinette con los valores, los derechos y la libertad suficientes como para hacer lo que quisiera dentro de los límites morales necesarios para ser alguien respetable. Por qué les digo esto?... Yo personalmente no tengo ningún tipo de problema con que ustedes... Bueno. Ya saben a lo que me refiero. - Ambos jóvenes se habían sonrojado y no se animaban a emitir palabra alguna. - Seguramente tú... - La mujer señaló a Adrien con un poco de pudor. - Tengas, quizás, un poco más de experiencia que mi hija, por eso... -

- No, Sabine, yo te juro que... - El rubio comenzó a titubear.

- No hace falta que le digas nada, Adrien, por favor... - La azabache le dijo por lo bajo, interrumpiéndolo.

- Marinette... Déjalo hablar. Qué sucede? - Pregunto Sabine, curiosa.

- Bueno... Mari... Es mi primer... Novia... Si me entiendes. - Contestó mirando hacia el suelo con su rostro de color bordó mientras tragaba saliva dificultosamente y la jovencita prestaba atención al gesto facial de su madre que se quedó en silencio y abrió los ojos grises bien grandes al comprender lo que él estaba intentando decir.

(Cancelada) Insistencia [R+18] Miraculous LadybugWhere stories live. Discover now