Capítulo 2: Compañeros y cachorros

21 7 0
                                    

Hoy después de la comida anunciarían al segundo ganador o ganadora del concurso. La única persona que sabía que se había presentado al concurso era Allyson McAllister.

El día pasó rápido y a las tres, justo al acabar la hora de la comida nos anunciaron a los dos ganadores y como no, no podía ser otra que Allyson.

Me iría una semana entera con Allyson a Nueva York.

Jack y yo salíamos del instituto cuando dos personas se acercaron a nosotros.

-Hey chicos!- Era Marta y... no sabía quién más porque estaba leyendo

-¿Qué tal chicas?- dijo Jack, vale ahora sabía que las dos eran chicas. Simplemente sacudí la mano en forma de saludo y seguí leyendo.

-Bien- respondieron las dos, esa voz me sonaba... Meh no creo que la haya escuchado antes.

-Eooo! Te estamos hablando a ti también Martins.- Allyson... ni me lo había planteado

-Eeeh si ya... un momento... ya voy- contesté acabando la última línea de la página.

-Os recuerdo que iréis a Nueva York juntos, tendréis que hablaros ¿no?- dijo Marta

-Pero si yo hablo con él...- se quejó Allyson

-Y yo con ella, además te recuerdo que ya hemos hablado con el director y tendremos más reuniones- expliqué

-Ves Marta, no tienes que preocuparte por estos dos asociales, ya hablan dos veces al mes- se burló Jack y Marta rio.

-Y se supone que sois mis amigos, yo también os quiero eeh- me crucé de brazos como un niño pequeño, fingiendo estar enfadado. Allyson se puso a mi lado y me imitó.

-Vamos Alex, Ally no os enfadéis- dijo Marta que dejo de reír.

-¡Buena esa Martins!- chocamos nuestras manos y nos reímos de ellos.

Pasamos delante de una casa que supuse que sería la de Allyson, ella se despidió y un chico un par de años menor le abrió la puerta. Dos casas más allá estaba la de la madre de J.J, así que también se despidió. Marta y yo nos quedamos solos, como en los viejos tiempos. Ella era mi amiga desde los cinco años cuando llegó desde España y además era mi vecina, cosa que agradecía ya que no tenía que ir solo hasta casa.

-Oye Alex, ¿Me traerás algo de NY?- preguntó

-Claro, ¿qué quieres?-

-¡Quiero postales!- gritó me hizo un puchero así que empecé a reír.

-Vale... vale...- Dejé de reír para coger algo de aire -¿Cuántas? ¿una?-

- Un par más no seas tacaño.- A eso lo llamaba yo confianza

Nos despedimos y cada uno entro a su casa. En ese momento apareció mi madre que me abrazó como si no me hubiera visto en 2 semanas, aunque ahora que lo pienso, no la he visto en 2 semanas.

-Cariño no me habías dicho que te ibas a Nueva York-

-Mamá... no...me...dejas...respirar- me soltó- Gracias, además ¿no crees que no te lo dije porque no estabas aquí? No sé quizás sea uno de los motivos, tampoco estoy seguro-

-Deja de ser tan sarcástico, te pareces a tu abuelo-

-¡Oye que te he oído!- gritó mi abuelo que jugaba con mi hermana al ajedrez

-¿Cuándo te vas? ¿Cuánto cuesta? ¿Puedo ir contigo?-

-Me voy en 2 semanas, el viaje es cortesía del instituto, salvo los gastos que se harán allí y no, no puedes venir conmigo- Lo solté todo de golpe.

-Pero NY está muy lejos...- dijo mi madre

-Mamá está a 1 hora y media de aquí en avión, estaré bien-

-Hola tete- interrumpió mi hermana. Conocía esa cara, quería algo, seguro.

-Hola Addie ¿qué quieres?-

-¿Puedes ir a pasear a Cookie?- Lo sabía

-Vale, pero haré un horario para ver quién lo saca a pasear cada día-

-Gracias tete- Entonces salió corriendo para volver a jugar al ajedrez.

Por fin, después de dos semanas mi madre estaba en casa. Mi madre viajaba de una punta a otra del país, tenía una empresa de cosméticos naturales y comida saludable, al parecer muy populares. Viajaba de vez en cuando. Mi padre era arquitecto, se pasaba el día en su oficina haciendo planos, pero al menos salía para cocinar y pasar tiempo con nosotros. Mis abuelos solían venir 1 semana al mes y aprovechaban cuando no estaba mi madre para venir a ayudar a su hijo (mi padre) a cuidar a mis revoltosos hermanos. Entré a mi habitación y empecé a hacer los deberes hasta que Jack me llamó. Después de una conversación bastante larga ya que no habíamos hablado casi aquel día, colgué.

En ese momento recordé que debía sacar a pasear a Cookie. Y me crucé con Matthew Roberts, un matón, se metía con todo el mundo y lo peor es que le gustaba y se lo pasaba bien, pero cambió cuando su padre desapareció este verano. La ciudad tenía miedo y todavía no sabían que había pasado en realidad. Todo el mundo decía que había huido porque debía mucho dinero al banco, otros decían que la empresa rival lo había secuestrado y yo pensaba que se había convertido en un asesino serial, nah que va, yo simplemente pienso que se cansó de su mujer y se fue con otra, pero no había pruebas.

-Hola Alex- dijo

-Hola- contesté algo asustado

-Me gusta ¿Cómo se llama?- preguntó

-¿Te refieres a Cookie?- señalé al perro

-¡Oh! Que mono- entonces se tapó la boca y se fue no sin antes amenazarme para que no dijera nada de nuestra conversación a lo que yo contesté,

-¿Qué conversación?-

-Así me gusta- y se fue, yo me refería a que a eso no lo consideraba una conversación, pero él lo interpretó como quiso, no le culpo, quizás sea un poco sarcástico.

N/A

Espero que os haya gustado, el viernes habrá otro capítulo.

#lunesdeJustAlex

Just AlexWhere stories live. Discover now