Destinos Entrelazados

Confesiones

-Quien sabe, voy a intentar que ella se tome unas vacaciones o al menos le den un aumento, Mientras tanto quiero que me cuentes todo lo que te ha sucedido en la escuela.-

Adrien para sus adentros se alegraba que Félix hubiera regresado, al menos por un tiempo, no estaría desayunando solo, mientras con una sonrisa le contaba sobre el primer día de clases, como se había escapado para poder ir el primer día, como el segundo día logró entrar al salón y el pequeño desliz con su nombre, tenía muchas ganas de decirle como se convirtió en Chat Noir pero para ello tendría que esperar a que estuvieran en un sitio más privado, también le habló sobre cómo había conocido a Marinette y se convirtió en una nueva amiga.

-¿Y todo eso pasó en tu primer día?-

-Eso fue solo la punta del Iceberg-

-Me cuentas en el camino, Nathalie, llevaré a Adrien a la sesión en mi auto.-

-Entendido, Joven Félix-

-Muchas Gracias Nathalie.- Habló alegremente Adrien mientras le dedicaba una gran sonrisa

-Es mi trabajo, Joven Agreste.-

Ante esto, Félix negó un poco con la cabeza y hablo.

-Nathalie, más que eso, gracias por cuidar de Adrien y ayudarle, tú eres más que solo la empleada de papá, eres de la familia-

Ante tal confesión del mayor de los hijos de su jefe, Nathalie estaba gratamente sorprendida, el Niño callado con un carácter frio e impersonal que había conocido cuando llegó a la mansión, se había convertido en un buen hombre. Nathalie sonrió y asintió, Félix y Adrien después de despedirse siguieron su camino hacia el auto. La pelinegra se quedó atrás por un momento y observó el cuadro en el que estaban retratados la familia Agreste completa.

-Arella... Se nota que son tus hijos.-

Aprovechando la privacidad que les traía el automóvil de Félix, Adrien pudo contarle todo sobre lo que pudo sobre los Miraculous, como vencieron a algunos villanos y sobre Ladybug, el ojiverde de verdad que estaba contento al contarle todo aquello a su hermano, nunca había podido contarle a nadie la emoción que le daba ser un superhéroe, muchas veces se lo había querido contar a Nino, sabía que podía confiar en él pero... Plagg siempre insistía en dejarlo como un secreto.

-Y es mejor que siga siendo así niño- Plagg se escabulló fuera de la camisa de Adrien y se sentó en su hombro mientras se terminaba de comer un pedacito de queso.

-Sí, si ya lo sé, pero, ¿Cómo es que Félix pudo reconocerme tan fácilmente?-

-En mi defensa solo lo vi y lo reconocí, ¿Si eso pasó conmigo cómo es posible que nadie más se haya dado cuenta?

-Tú fuiste un portador de un Miraculous del pasado...-

-¡¿QUE!?- Gritaron Félix y Adrien al mismo tiempo.

-Tu... Tú fuiste...-

-¡¡No!! Nunca he sido un superhéroe, ni en mis sueños más locos, hice algo así...-

-No, no tuviste ningún Miraculous.- Confirmo Plagg para Alivio y decepción de Adrien. -No en esta vida. Peeero tengo pereza de hablar de ello así que hasta mañana.-

Tal y como había aparecido Plagg, el pequeño gatito volvió a esconderse dentro de la camisa de Adrien. Dejando al par de hermanos un tanto sorprendidos, y Félix sabiendo que no sería capaz de preguntar más sobre ello lanzó una buena pregunta.

-Cuando te empezó a gustar Ladybug, ¿antes o después de que cayera sobre ti?-

Félix pregunto con una pequeña sonrisa pícara, Adrien solo pudo ponerse rojo y boquear como un pez con la pregunta de su hermano.