Capítulo 45

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El aire se volvió más denso, más espeso, al mismo tiempo que se miraban

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El aire se volvió más denso, más espeso, al mismo tiempo que se miraban. Por primera vez, el responsable de cortar el contacto visual fue Mark, en cuanto Maddie fue corriendo hacia ellos para que la ayudaran con un vestido.

—Este lo hizo mamá y es horrible, porque siempre se le atora en el cuello. ¿Puedes ponérselo tú?

Mark se puso a intentarlo. Sin embargo, aunque su cara de concentración fuera grande, no podía hacerlo. Jul se esforzaba por no reír.

—Tienes razón, esto es imposible. Si tan solo mis dedos no fueran tan grandes... —dijo, irritado con la pequeña prenda.

—A ver, déjame intentar.

Después de como cinco minutos forzando la cabeza de "Flora", Maddie sonrió satisfecha al ver que su prima lo había logrado. Segundos después, había vuelto a donde tenía la casa armada. El chico la miró y dijo:—¿Has notado que, solo me queda un mes aquí?

Ella asintió, asimilando la información, y lo mucho que le dolía saberlo:—Nos mantendremos en contacto.

—Eso no es siquiera algo que deberías decir... —afirmó, intentando ser positivo—. Si pudiera retroceder el tiempo, hasta el primer día que llegué, te acosaría en la panadería, y no desperdiciaría ni un segundo. 

Aveces Juliette, con esos arranques de sinceridad, podía sentir su corazón derretirse poco a poco, y creer que no había muchas sensaciones mejores que esa. Él era de esas personas que no se complicaba en pensar demasiado antes de hablar, para dar una buena impresión. Y se notaba apenas lo conocías, en la forma que se expresaba, y quizás luego tartamudeaba para arreglar cualquier error. 

—Si mal no recuerdo, la primera vez que nos vimos fue en casa del alcalde. ¿Recuerdas? Cuando nos asignaron juntos. —preguntó, tirando su cabeza también hacia atrás.

—En realidad, ese día fue cuando nos hablamos. La primera vez que te vi estabas en tu bicicleta blanca, y nos dijiste por donde ir.

Había olvidado por completo eso. Él la vio antes, y Juliette ni siquiera sabía de su existencia. Pensó que el mundo podía ser un pañuelo porque nunca podría imaginarse que el chico de los asientos traseros, llegaría a ser una parte de su vida.

—No cuenta del todo, porque yo no te había visto. Además, la primera vez que hablamos, fue ese día de lluvia. Te encontrabas allí afuera, y no me pasaste ni la hora —dijo ella, con fingida molestia. Al instante, Mark sonreía avergonzado.

—Si, fui un idiota ese día. —negó él, recordando ese momento—. Tu voz no me pasó desapercibida, y me llamó la atención que estuvieras interesada por un desconocido.

Jul parece iluminada de un momento a otro, y exclama eufórica:—¡Aguarda un segundo! Esa no fue la primera vez que hablamos del todo, bueno, no nuestras primeras palabras. Según creo, yo estaba buscando atún para Simón, y tú preguntaste si allí era el almacén. —Lo vio asentir pensativo—. Llevabas una sudadera con capucha a pesar del calor que hacía.

Mi querido Mark ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora