Capítulo 4

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Se habían amañado para hacer unas empanadas con las latitas de atún que eran para Simón

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Se habían amañado para hacer unas empanadas con las latitas de atún que eran para Simón. Todos terminaron comiendo atún, después de todo. Así que Juliette tendría que comprar más mañana.

—¿Está lloviendo? —Jul se levantó de la silla, dejando su empanada en la mesa—. Ah, si, wow. —Se había largado muy fuerte, pero no era más que una tormenta de verano. Simón se acercó hasta la ventana y quiso ver la lluvia—. Mira, ¿a qué no quisieras estar allí afuera, no?. —Rió la chica, sabiendo el odio del felino.

Juliette terminó de comer y su padre Gerard también. Recogieron los trastes juntos y cada uno retornó a su habitación. Juliette apagó la luz y se acostó, junto a Simón, para luego encender el velador y tomar su diario de la mesa pequeña.

Me encantó el día de hoy. Los pastelitos fueron un éxito y el calor se comportó bastante bien, aunque ahora está lloviendo y ya será menor la humedad pegajosa. ¡Simón me hizo ir por más atún! El gato es cada vez más malcriado, pero no podría dejar de apachurrarlo. ¡Ah! Hoy he conocido al semi novio de Thania, es de lo más guapo y amable, me alegro muchísimo por ella. Se merece ser feliz. Mientras tanto, yo tengo al gordo Simón de compañía.

La chica cerró su diario y lo volvió a dejar sobre la mesa. Miró al peludo felino que dormía en su cama y se acomodó para dormir también. Antes de cerrar los ojos, apagó la luz del velador y minutos más tarde, se quedó profundamente dormida.

...

El gato se le pasaba por el cabello enmarañado de su cabeza. Ronroneaba, pero ya estaba empezando a molestarse. Su dueña no le daba atención y él tenía mucha hambre, así que comenzó a maullar. Jul se giró bruscamente, tirando a la mascota fuera de la cama. Simón movió su cola exasperado y se fue de la habitación. Ya habría otro que lo alimentara.

—¿Hum? —emitió la joven somnolienta—. ¿Simón? —Apenas estiró la mano para tomar el despertador entre sus manos y ver la hora. La visión estaba nublada, y tardó unos segundos en enfocarla—. ¡Son las nueve! —gritó mientras saltaba de la cama como resorte—. ¡Llego tarde! ¡Llego tarde! ¡Thania va a ahorcarme!

Juliette tomó unos shorts que había en la punta de la cama, así como sus sandalias y blancas y salió como un rayo de la habitación, para irse al baño. ¡Nunca se quedaba dormida! Seguramente era culpa del reloj, que nunca le había sonado. Ese condenado cacharro viejo ya estaba muy antiguo y tendría que cambiarlo. Mientras tanto, sus dientes eran cepillados de forma violenta, al mismo tiempo que se calzaba las sandalias.

—¡Llego tarde! ¡Llego tarde! —Siguió gritando, tirando las cosas que se le cruzaran a su alrededor.

Papá Gerard ya no estaba, y su mamá seguramente dormiria. Simón al verla, comenzó a maullar, cosa que ella ni siquiera escuchó. Juliette tomó la unica tostada dura que había sobre la encimera, y también su mochila, para segundos después, perderse en el pedaleo de su bicicleta blanca. Para colmo de los colmos, ella ni había notado que todavía llovía torrencialmente, y sólo llevaba puesta una blusa de tirantes. ¡Ayer hacia un calor de pelarse! Simplemente hoy no era su día. Sin perder tiempo, siguió pedaleando, hasta que sus pies quemaron y llegó al desierto pueblo. La gente se limitaba a guardarse en sus casas. Jul dejó su transporte y entró a la tienda, chorreando agua.

—Ay, lo siento. —Jadeó—. Perdón, el cacharro ese de reloj no me despertó.

Sin embargo, Thania la recibió con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Dónde estaban su ojeras de sueño y esa ceja enarcada de cada vez que le reclamaba algo a su amiga? La rubia estaba de lo más radiante.

—Ah, no te preocupes. De todas formas, nadie a venido. La lluvia nos quitará un poco de ventas—habló sin dejar su sonrisa—. ¿Quieres ropa seca? Traje una muda la semana pasada.

Juliette frunció el ceño y comenzó a escurrirse el pelo. Asintió y sus dientes empezaron a castañear. Ahora le quedaba rogar por no enfermarse.

—¿Y cómo te fue ayer con Nathan? —preguntó Jul, mientras tomaba la ropa que le daba la otra y se dirigía al baño de la panadería—. Me ha caído bien, ¡Está aprobado! —Rió.

—Es tan atento. Fuimos a su casa. Bah, en realidad a casa de su abuela, y comimos todos juntos. ¡Me presentó a sus padres! ¡Yo ni me lo imaginaba!

—¿En serio? —preguntó desde el baño—. ¡Es de locos! Está metido hasta el fondo entonces. ¿Y ya se besaron? 

—Oh...hum...aún no. —Juliette frunció el ceño, aún cambiándose.

—Bueno, es genial que quieras que sea especial, además, el primer beso es... —Ella salió y abrazó la puerta con aire soñador—. Ya sabes...único. Eso es lo que dicen.

—Si, ojalá sea así. —Thania se hallaba cortando un pastel—. Espero que al menos lo recuerde como algo cálido, y no traumante. ¡Mi hermana dice que el sujeto se abalanzó sobre ella y terminó propinándole un golpe en la nariz!

Las chicas no tenían mucho que hacer ese día, así que se sentaron en escalerilla de la entrada. La lluvia seguía cayendo y toda la gente continuaba en los interiores. El pueblo parecía querer dormir un rato más ese día.

—¿Te has enterado? Parece que van a adelantar el festival de los tamales españoles. El alcalde llamó el otro día y me dijo si podíamos asistir a su oficina, cuando tuviéramos tiempo, para poder arreglar sobre algunos pedidos que tiene pensado. Ya sabes, como todos los años. —La rubia estaba emocionada.

—¡Es genial! ¿Y si vamos mañana? Si el festival se adelantó ya tendríamos que empezar con los preparativos, porque sino andaremos a las corridas.

—Como siempre. —Ambas rieron.

—¿Quién piensas que se encargará de la decoración? El año pasado los banderines estaban mal ajustados y terminaron desperdigados por toda la plaza.

—Uh si, bueno, no creo que el alcalde cometa al mismo error. Seguro buscará a otros.

De entre la lluvia, vieron a un chico rubio que corría hacia su panadería. La pobre de Juliette rodó los ojos al notar quien era. Se llamaba Frank, y hace unos meses que intentaba llamar la atención de la chica. Pero claro, no era demasiado romántico, o demasiado detallista, más bien, era casi un acosador pervertido que sólo lograba la repulsión de ella.

—Ay, no. Ahí viene Frank. Si quieres que lo golpee, sólo dime.

—Arggg, simplemente mi día no podía empeorar más. —Jul se calló en cuanto lo vio cerca.

—Hey, chicas. ¡Que chaparrón! —dijo una vez que llegó al techo—. Hola Juliette, te ves bien, como siempre.

—Hola. —La aludida respondió cortante, sin siquiera mirarlo—. ¿Qué vas a comprar? Porque la tienda está ahí atrás. —El rubio rió ante el constante rechazo.

—Ven, Frank. —Thania asistió a su rescate y se lo llevo tomándolo de la muñeca.

 Jul suspiró y agradeció a su amiga. Ese sujeto era capaz de todo.

...

¡Que tipo pesado! Me gusta como va transcurriendo todo...estoy llegando a mis objetivos 7u7 ¿Qué tal gente? ¿Cómo andan? Gracias por sus lecturas♥

Mi querido Mark ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt