Mi querido Mark ©

Capítulo 39

La mañana del viernes se salió un poco de la rutina, a excepción de que Simón comió atún como de costumbre. Lo demás, fue un poco cambiado, como que el negocio se mantuvo cerrado. Thania tenía que irse con su madre por problemas familiares, y ella no podía hacerse cargo de la tienda, porque todavía tenía cosas que planear, aunque se sentía bastante irresponsable. Lo fuera de contexto también era que, su madre no entraba al hospital temprano, y ambas se encontraban caminando hacia el pueblo, para comprar algunas cosas en el almacén.

—Me encantó como quedó el vestido selvático. —La mujer llevaba una bolsa grande, muy parecida a la que tenía Mark el otro día, esa de la señora Syson.

—Ah si, no está mal, aunque me veo más como una cavernícola que como Jane.

Cuando se lo probó, todos pensaron que la temática era de la cavernas. Madelein se rió, y dijo que le encantaba la familia Pica Piedra. Jul explicó con decepción que era la chica de Tarzán, y todos asintieron, diciendo que si se parecía. 

—Bueno, quizás deberías haberla hecho más como top que algo todo entero, pero se ve bien. ¿Mark de que se disfrazará?

—Hum si, pienso que sí. De todos modos, no es algo opcional. Nelly siempre pone a un sujeto en la entrada que vigila si lo estás o no. —Lo sabía porque una vez, ella no cumplió la temática y la dejaron fuera.

El sol estaba fuerte, y eso que recién eran las nueve. No quisieron ni imaginarse como estaría como para el mediodía. Ambas estaban acaloradas, y querían llegar de una vez a un lugar con sombra. Se arrepintieron de rechazar el aventón que les ofreció Gerard en la camioneta.

—Y...¿hace falta más formalidad para que te pida ser la novia? ¡Él ya te quiere presentar a su padre Juliette! —exclamó lo último, casi a punto de gritar.

—No sé, mamá, no me importa tanto eso...después de todo, es solo un título.

Mintió. Ella en realidad estaba esperando cada mínimo detalle que él le diera, esperaba cada mínimo siguiente paso que se solía dar en las relaciones. En su mente planteaba lineas imaginarias de cual sería el siguiente movimiento a realizar, así como una cita, con un ramo de esas flores perfumadas que ella tanto le había dicho que adoraba. Un primer beso, en un lugar especial, como debajo de ese árbol que tenía un olor delicioso y peculiar.

—Las formalidades son importantes, no tanto para nosotras, sino para los hombres. Bueno, al menos para algunos, que solo quieren divertirse.

El comentario de su madre no estuvo desacertado, pero también había muchas chicas que no eran demasiado serias. Ambos sexos estaban vulnerables a las ramas de la infidelidad.

—Aunque, eso no da seguridad de nada... —añadió, siendo interrumpida por Diane, que levantó su dedo al aire.

—Pero un poco más que nada, te lo aseguro.