Capítulo 40

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Todas las mujeres de la casa decidieron sumarse al espectáculo

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Todas las mujeres de la casa decidieron sumarse al espectáculo. Marissa y Diane estaban sentadas en la cama, mientras que Maddie miraba los maquillajes de Thania, que se concentraba en usar la rizadora sin quemarse. El pelo de Jul comenzaba a caer en unas ondas bien definidas, que luego se le bajarían y serían más naturales.

—¿No es demasiado? Es tan solo una cena con su padre. No es una cita oficial después de todo, porque no estaremos solos...

Las tres mujeres mayores la miraron con sorpresa, como si fuera la cosa más obvia de todas. Maddie miró como todas las observaban, y puso la misma cara de recriminación, copiandolas.

—Error, querida, todas las citas son oficiales —dijo la tía, mientras vigilaba que su hija no rompiera nada.

—Además, tienes que dar una buena impresión, es su padre, y si la relación progresa...—habló Thania, dejando sus palabras en el aire, pero volvió a decir—. No querrás tener que pasar navidad y acción de gracias con un sujeto que te odia. —Todas le dieron la razón, así que prosiguió, sintiéndose una experta en relaciones—. Aunque como le dije ya a Jul, los padres no son muy sobre-protectores con sus hijos varones.

—Concuerdo, aunque siempre puede haber casos, por eso no hay que arriesgarse. La primera impresión es la más importante. —Diane también se unió al debate.

—Concuerdo. —Maddie copió a su tía, haciendo reír a las otras.

—Está bien, me siento un poco nerviosa ahora, y es por culpa de ustedes.

Luego de haber culminado con el cabello, la rubia siguió con el maquillaje, pero fue algo bastante natural, para lo que ella acostumbraba a hacer. Corrigió sus ojeras, puso un poco de sombra rosada en su parpado, y alargó sus pestañas con mascara.

—Ah, te ves radiante —dijo Marissa, con acento exagerado.

Todas la elogiaron, y luego se pusieron a votar por que vestido debía llevar. El que ella quería era demasiado apagado, y no muy favorecedor. Thania buscó entre la ropa, hurgando en su closet, como si fuera una especie de selva, hasta que salió con una sonrisa triunfante. Extendió a la vista de todas uno que al verlo, supieron que le quedaría.

—¿No es muy aniñado? —preguntó dudosa.

—Esa es la cuestión, parecer una chica tan buena como lechuga, para caerle bien a la familia —dijo su madre, asintiendo de forma veloz—. Bueno, aunque lo eres, pero debes expulsar bondad...

Jul frunció el ceño, creyendo que sus teorías eran un poco ridículas. Sin embargo, decidió probarse lo que tanto decían. Era un vestido rosa palo, hasta un poco arriba de la rodilla, con bastante vuelo, y un cuello redondeado, con detalles en blanco. Una vez se lo puso, salió para que le dieran su opinión.

—¿Qué dicen? —preguntó, siendo escaneada por todas.

—Bueno, se ve bien, pero... —La duda en la voz de la tía Marissa la hizo decepcionarse.

Mi querido Mark ©Where stories live. Discover now