Capítulo 30

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*Lisa*

Le dije a Billy en un arranque de rebeldía, dejando de pensar en mantener una actitud que me fuera conveniente para mis planes, que no le debía importar una mierda lo cerca que tuviese que estar de Dave, y que si finalmente íbamos a ir o no a San Diego.

Para mi sorpresa, me dijo que sí, así que tendría que armarme de valor y hablar con mi mamá, con Paula...y con Joey.
El trabajo consistía en vender drogas en bares, nos iríamos moviendo dentro de la ciudad para despistar cualquier tipo de seguimiento. Un pez grande nos había contratado, necesitaba gente de otros lugares para que llegaran a hacer el trabajo social: el traspaso y pago de las sustancias.

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Pasados exactos cuarenta días desde que visité a Billy, llegó el momento de partir.
Tenía en mi mente fresca la suma de dinero que necesitaba: suficiente para todos los exámenes previos y posteriores a la cirugía que libraría a mi progenitora del maldito cáncer de tiroides. En total era un cerro de dinero, que conseguiría rápido, si es que todo salía bien.

-Vendré a visitarte en cuanto pueda, ¿si, cariño? -me encontraba hincada frente a Joey, Billy me esperaba al otro lado de la calle, con el auto encendido.
-¿Por qué te tienes que ir? ¿otra vez? Me vas a hacer lo mismo que mi papá - se cruzó de brazos y miró al piso con los labios apretados.
-Es que tengo que hacerlo, ya me vas a entender, creeme que no voy a dejarte. -traté de abrazarlo, pero retrocedió y se aferró a las piernas de mi mamá.
-Ya vete -me dijo frío.

La miré con los ojos vidriosos, ella me abrazó y me besó en la frente.

-Cuidate, cariño. Yo estaré con él. -le había dicho que iría por una oferta en un negocio de un familiar de Billy.

Acaricié por ultima vez a Joey, que se negó a mirarme de nuevo.
Los dejé en la puerta del nuevo edificio en el que viviríamos, y me fui sintiendo una mezcla de emociones.
Nunca he podido saborear la libertad pura, siempre la acompaña un gusto a culpa.

*James*

Toqué la puerta de Lisa esperando que se encontrara en casa, habíamos llegado de otra interminable gira, y no llamé antes para asegurarme que estuviera.
Paula me abrió. El corazón se me aceleró y me quede atascado, sin decir nada. 

-James, hola -su sonrisa me dejó más acelerado, mi pulso corría frenéticamente y lo sentía hasta en los oídos. Es más linda de lo que podía acordarme.
-Ho--hola, hola.
-¿Quieres pasar?
-Eh...sí -dije mientras entraba detrás de ella.

Cerré la puerta y al voltear sentí sus brazos rodeando mi cintura. La besé mientras estrechaba su cuerpo. Fuimos a su habitación y nos dimos una gran bienvenida.

-No sabía que estabas aquí -le confesé mientras ella descansaba en mi pecho.
-Yo tampoco, ¿habías venido a ver a Lisa?
-La verdad que sí, no se nada de ella hace mucho.
-Yo tampoco...
-¿Cómo? ¿no está aquí?
-Ah...ya llegó el momento de que lo sepas -se sentó en la cama y me miró con tristeza.- Lisa se fue de la ciudad, Joey está viviendo con su madre en un departamento en Bay Area.
-¡¿Qué?!
-A la señora le diagnosticaron un cáncer a la no se qué, ya sabes que estaba viviendo con Lisa, ¿verdad? -asentí- Bueno, resulta que no quería que nadie se enterara, pero el costo de la operación y todo el tratamiento es muy costoso, así que Lisa decidió ir donde el imbécil con el que salía, ese que hizo que la metieran en prisión, para volver a vender y tener los billetes.
-No jodas...¿y ella lo permitió?
-Le inventó una mentira a la vieja, pero no aguanté más y el exigí que no dejara a Lisa irse con ese tipo, y le conté que el verdadero trabajo eran drogas.
-¿Y...?
-Nada, le dije que o la detenía y buscaba otra forma de ahorrar, o que se fuera de mi maldita casa. Y ya ves.
-Me estás jodiendo, qué vieja de mierda, ¿y tú y Liz? ¿pelearon?
-No, ella estaba ciega por irse y su mamá le dijo que prefería mudarse al centro ahora que estaría sola, que no quería molestar aquí. En fin, se fueron.
-Mierda...
-Hace unos meses, y no he sabido nada de nadie. Me siento muy mal por Lisa, y por el pobre Joey.

Pasé el resto del fin de semana con ella, después de hablar se había quedado algo triste, así que aprovechando que había pasado tanto desde que nos vimos por última vez, nos quedamos juntos.

Lo primero que hice luego de irme de su casa, fue visitar a Joey, Lisa le había dejado a Paula la dirección.

-¡James! - el enano se había pegado un estirón que lo hacía ver mucho más alto.
-¡Oye! ¡Estás enorme! ¿cuantos años tienes?
-Voy a cumplir siete -dijo mostrándome la cantidad con sus dedos.
-Genial, ¿me dejas pasar?

El lugar estaba casi vacío, la mamá de Lisa se asomó por la puerta de lo que parecía ser la cocina. Se veía bastante débil, tenía unas ojeras muy pronunciadas, y caminaba con dificultad.

Sentía algo de recelo contra ella, por saber a lo que su hija iba, y no haberla detenido. Aunque si yo hubiese sido Lisa, no habría cambiado mis planes. Habría hecho todo por salvar a mi madre.

Llevé a Joey a la casa con los chicos para que se vieran y pasaramos la tarde. Sé que no somos para nada un grupo de adultos responsables, pero con él sabíamos controlarnos un poco. Sólo un poco.

-Joey me dijo que el próximo viernes harán una actividad en la escuela en que los padres de los chicos irán a la clase a hablar de sus profesiones -me comentó Kirk cuando volví de dejar al chico en su casa - sabes que el puto día del padre es un problema para él. -Sí...¿te dijo algo más?
-Que Dave le dijo que iría, pero...-se encogió de hombros.
-Mmm...
-Deberías ir por si no aparece. Yo ni siquiera conocí a mi padre, sé lo que se siente que nadie aparezca para esas actividades de mierda.
-Sí, tienes razón, creo que voy a ir.

Como era de esperar, me quedé jodidamente dormido ese día, y encima desperté con una resaca de los mil demonios.
Lars me dio ese jugo de mierda que prepara y me pude sentir más compuesto para ir a la escuela.

Me pasee por todos los pasillos con una guitarra al hombro, nervioso por lo que tenía que hacer. ¿Qué se supone que se dice en estas mierdas?
No quería preguntar a nadie la ubicación de la sala de clases de Joey, quería evitar peticiones de autógrafos y montones de gente arruinándolo todo. Luego pensé que era una maldita primaria, y desistí.

-Buenos días, tengo que ir a una actividad de clases, ya sabe, día del padre y esas porquerías, ¿me puede decir en qué salón estudia Jeffrey Mustaine?  -la secretaria me quedó mirando como si fuese un ser de otro planeta.
-A04, por ese pasillo a la izquierda -dijo luego de revisar un libro, no paraba de observarme de pies a cabeza
-Gracias.

Él estaba sentado en una banqueta fuera de la sala, con la cabeza gacha.

-Hey, enano.

Levantó la mirada y una sonrisa enorme apareció en su rostro.

-¿Qué haces aquí? -me agache frente suyo
-Vine a tu clase, ¿quieres?
-Ya todos están dentro, estaba esperando a mi papá...
-Ah, pero...yo puedo ir contigo, si quieres.
-¿A donde mierda vas a ir tú con él?

Dave había llegado silenciosamente. Estaba más alto y corpulento que en cualquier ocasión que lo haya visto antes, llevaba el cabello muy largo, y se veía increíblemente fresco.

-¡Oye! ¿por qué no llegabas?
-¿Qué? ¿me hablas así y ni vienes a darme un puto abrazo?

Joey se bajó de la banca y se colgó del cuello de Dave, este se rió y lo apretó fuerte.

-Te dije que iba a venir. ¿Vamos adentro?
-¡Sí!

Me dio una mirada algo burlona.

-Deberías al menos quitarte el cartel de resaca antes de hacerte el lindo con mi hijo.
-Lo que tú digas, hipócrita de mierda.

Me ignoró y se dirigió a la puerta, antes de entrar se devolvió y se acercó a mi.

-¿Me prestas tu guitarra? -dijo apuntándome el hombro.

Negué con la cabeza y se la pasé. Me jaló un mechón de cabello, y yo le lancé un manotazo. Corrió de vuelta y se metió al salón, con su risa de mierda.

Ashes In Your Mouth Where stories live. Discover now