Capítulo 5

206 21 15
                                    

*Dave*

-¡Vamos Mustaine! ¿Quieres esperar a 1987?
-No voy, estoy enfermo.

David tiró al piso su bolso y caminó empelotado hasta mi, que yacía desparramado en mi cama. Me tomó de la camiseta y me arrastró sin que siquiera me opusiera hasta el auto.

-Sé que han pasado años, y que odias hablar de Metallica y toda esa gente que veías en ese tiempo, pero ya tuvimos inmensidad de veces esta conversación, y vamos a ir.
-Me vale un carajo, lo que te haya dicho, no quiero verlos.
-¿No quieres despedirte de Cliff?
-Para qué, su alma no estará en su funeral.
-Tú que sabes. - Y antes que le respondiera qué sabía, me cerró la puerta y se metió al auto.

Cliff había muerto hace unos días, y dije que iría a su funeral, más bien lo hice casi amenazado por David, que no dejó de patearme las pelotas hasta que lo declaré. Pero no quería ir.
Todavía recordar todo lo que pasó en esos pocos meses en San Francisco me atormenta, me parece sentir casi palpable e idéntico el aire que respirabamos esos días cada vez que tengo un mínimo recuerdo de ellos.

Tuve que contarle todo a David cuando me descubrió mirando a escondidas una fotografía de Lisa que hace un tiempo estoy observando a diario. Y le dije de todo, de toda la historia, después de todo, somos amigos hace unos años y para ya era mi hermano.

-Si quieres nos quedamos de lejos.
-Por supuesto que vamos a quedarnos lejos David, no permitiré que los medios se enteren de esto.

Puso los ojos en blanco y siguió manejando, inquieto, estaba seguro de que no pararía de decirme cosas hasta que terminaramos con todo esto.
No paraba de mover las manos y apretar el volante, me miraba de reojo tratando inútilmente de disimular.

-Ya pregunta imbécil.
-¿Crees que vas a verla?

Una patada de aire invisible me golpeó el estómago y sentí como si me desintegrara a mil grados centígrados. La cara se me afiebró y temblé solo de pensar que podría ver a Lisa.

Y según yo mismo es una completa tontera pensar que la veré, no se qué es lo que me hace pensar que después de tantos años ella se encuentre ahí, donde voy. Ni sé si sigue viva, o quizás si vive en el país o no está ocupada en otra cosa y ha decidido no venir...no.

Ahí está, eso me hace creer que irá al funeral de Cliff: Cliff.
Lisa lo quería, le había gustado alguna vez, y él también a ella. No se perdería su funeral, ¿o si?

-Estoy mareado de pensar, demos la vuelta y vamos a borrarnos por ahí. Traigo efectivo.
-No. No seas estúpido, ya deja de pensar tanto y cálmate.
-¡Cómo voy a calmarme si me sigues hablando del tema! Debimos habernos quedado en casa...¡da la vuelta aún estas a tiem-!
-¡Ya basta Dave! Estas hecho una completa mierda, si no cierras de una vez por todas esto y si no ves a la condenada chica y hablas con ella vas a terminar degradandote como la mierda de las vacas!

Me quedé callado a eso, aunque jamás lo hago, y así permanecí hasta que aparcamos en un pequeño hotel. No quería que nadie se enterara que viajé hasta San Francisco.

*Lisa*

-¡Joey estoy terminando de vestirme! ¡espero que estés en lo mismo!

Era absurdo pedirle a un niño de tres años y algo que se vista solo, pero yo lo había logrado.

-¡Ya tenemos que irnos!

Terminé de arreglarnos lentamente, sin querer me retrasaba, y era porque no quería aceptar que esto había pasado.

-Si algún desconocido te pregunta cualquier cosa, no respondas. Y no te alejarás de mi lado, no quiero que te fotografíen.

Decidí irme en autobús al cementerio porque no quise llegar con los chicos, la fama de la banda los hizo tan conocidos que siempre había gente detrás de ellos en lugares concurridos, y varias veces me preguntaron sobre mi relación con la banda, sobre todo cuando descubrieron que tenía un hijo.

Joey caminaba despacio casi bailando con sus pequeñas piernas y un ritmo que yo ni me imaginaba en un niño de su edad.
Cuando llegamos a San Francisco antes que naciera, me fui a vivir con Paula, la ya para ese entonces ex de Kirk, a la casa que era de sus padres, en un barrio de inmigrantes latinos. A sus cortos tres años no conocía otra realidad que esos barrios atestados de gente que hacían sus vidas en las entradas de sus pequeñas casas, gritando en sus infinitos acentos en español.
Pero estoy segura de que le gusta esa realidad que lo estimula en personalidad y valentía, porque como ellos, en esta sociedad estábamos marginados.

Estaba realmente destruida por Cliff, si no fuese por él, jamas habría salido de Downey en libertad, y no habría podido sobrevivir luego de eso.
Pateaba por el camino una lata de refresco vacía que había encontrado cuadras atrás, sin fijarme siquiera si iba por el camino correcto, ya que me olvidé de tomar el autobús.

Joey me jaló la camiseta.

-Estoy cansado.

Lo tomé en mis brazos y caminé desde la entrada hasta el lugar de entierro, donde se veía un grupo pequeño de gente.

*Dave*

-No estoy seguro de que este sea el cementerio.
-Mi contacto me dijo que aquí sería.
-Supongo que no dijiste nada.
-No Dave, fíjate que no soy tan idiota.

Entramos y de a poco nos acercamos al sonido de la voz del predicador que daba ceremonia en el funeral, de seguro los padres de Cliff querrían despedirlo de manera religiosa. 

Rápidamente divisé al grupo de idiotas, manga de hijos de puta, cómo me hubiese gustado decirles unas verdades, pero no tenia sentido.
Nos quedamos atrás medio escondidos, por si había algún intruso escondido tratando de captar algo que poner de portada en la condenada prensa.

-Se que soy paranoico pero quiero asesinarte, yo no quería venir.
-Bueno, ya está, no voy a aguantar más rabietas tuyas, si quieres vete al puto hotel o a la mierda si quieres, me reventaste las pelotas.

David ya había empezado a caminar cuando la vi, llevaba el cabello igual que siempre, y de lejos pude reconstruir la imagen de su sonrisa solo con ver su silueta, nada mas bastaba para que todos sus recuerdos se reprodujeran nítidamente.

He vuelto a ser ese marica que odiaba, a pensar como un idiota y a perderme pensando en ella.
Pero todo lo malo también vino, recordar por qué terminamos, sus mentiras, su traición...

Salí de ahí sin siquiera esperar a David, sólo me fui a caminar solo, lo tenía todo, pero yo no quería nada más que lo que tuve el verano de 1983.

*Lisa*

Paula trabajaba en la semana, mientras yo me dedicaba a la venta de hierba y a cuidar a Joey, por lo que pasaba en casa.
Nuestro itinerario consistía en levantarnos y hacer nuestros quehaceres mientras escuchábamos algo de buena música.

El calor aun era fuerte para las seis de la tarde, así que manteníamos la puerta abierta, habíamos estado escuchando Led Zeppelin, Joey disfrutaba de los temas moviendo su cabeza, agitando esos cabellos rebeldes que odiaba cortarse.

Yo reía de verlo feliz, era lo que más temía desde que decidí tenerlo, si seríamos felices, y lo somos.

De pronto se detiene y apunta hacia la puerta, me volteo desde donde estaba sentada mirándolo y pude apenas saber que era verdad lo que estaba viendo.

Tomé rápidamente a Joey en mis brazos, aunque no tenia la certeza de que Dave recordara que le había dicho que tendríamos un hijo.
Él simplemente me estaba mirando, no parecía estar tan drogado como cuando lo vi por ultima vez, pero tenia miedo de decir una sola palabra.

-Joey, quiero que vayas a la habitación y juegues un rato ahí.

Lo bajé y como obediente que es, se metió a la habitación, dejandome en frente de él, ¿que mierda hacía ahora?
No había dejado de pensar en él nunca, nunca. Pero el sentimiento de mierda que dejó su actitud me dolía todavía.

-¿Cómo...llegaste aquí?
-No sé, solo quería comprar hierba.

Ashes In Your Mouth Where stories live. Discover now