Capítulo 8

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Justin

No la amo, nunca la voy a amar. Decir esas simples palabras salen de forma natural de mis labios, vivo entre mentiras. Me importa poco sus sentimientos, ella lo sabe. Todo el mundo se da cuenta.
Mi corazón sólo lo ocupa y va a ocupar siempre ella, mi único y primer amor.

¡ Que se joda!  ¿ Por qué no llegó antes?

Observo a mi alrededor en un profundo silencio, hace cuestión de minutos la besé y la tuve cerca de mi, ni un escalofrío,ni un cosquilleo, nada, absolutamente nada.
Con ella no siento nada, creo que pierdo el tiempo gastándolo en ella.

Selena es una persona hermosa, no lo dudo; pero ella y yo somos polos opuestos, el agua y el aceite, incompatibles... Una pérdida de tiempo total.

Camino con tranquilidad, las calles me reciben vacías y sin nadie paseando por allí... Un silencio pulcro y majestuoso, ideal para mi gusto.

Les regalo algunas sonrisas falsas a un par de chicas, ellas se sonrojan y sacuden de aquella forma familiar sus cabellos.

— Hola guapo. — Comenta una castaña delgada, sus ojos son celeste cristalino y su piel blanca cómo una porcelana.

— Hola. — Digo. Tenía pocas ganas de dialogar en este preciso momento.

Retomo mi caminata, dejando a una perpleja castaña de lado.

Llego un día más a casa, me recibe el mayordomo de la mansión, ni siquiera su nombre sé. Atrás de él le sigue las mucamas, ama de llaves e más. Giro mis ojos y prosigo a seguir mi rumbo con un sólo destinatario final: Mi habitación.

Al entrar a cuya habitación jodidamente ordena y llena de brillo, me tiro con fuerza en la gran cama. Cierro mis ojos y resoplo con cansancio.

Tuve un día complicado,lleno de mentiras piadosas, lleno de angustia, soledad y de sentimientos impuros.

Dormiría, descansaría por unas horas... En total no tenía nada que hacer,vivían haciendo todo por mi. Ya estaba acostumbrado.

Un quejido hizo que despertara exaltado, con mis ojos aún cerrados levanto la cabeza.

— Eh...¿ Sí? ¿ Quién demonios es? — Mi voz sonaba aterciopelada, ronca. Cómo si mi garganta estuviese en sequía.

Una risa falsa me da la severa impresión de quién era.

— Siempre tan violento Bieber, no cambias tu comportamiento agresivo.

Vuelco mis ojos ignorando su voz de pito.

— Vete Joe.

— Ni una buena y cordial bienvenida a tu primo? Diablos!  No cambias, no cambias.

Escucho sus pisadas alejarse,el muy desgraciado no había cerrado la puerta.

— Imbécil. — Susurré entre dientes.

Ignoré todo estímulo de asco para volver a cerrar los ojos y sin importarme nada cómo siempre. Mañana sería otro día, otro clima, otra persona.
Simplemente consistía en vivir incrustado en mentiras, fingir una sonrisa que era de toda falsa y ser el mismo ególatra que adoraba ser.

La noche transcurrió tranquila, estuve encerrado en mi cuarto sin presenciar visita alguna, sin que me moleste y escuchando música lo más fuerte posible.
Al otro día amanecí irritado, era temprano y anoche no podía dormir. Mis ojos querían cerrarse y ya me los imaginaba rojos cómo un vampiro necesitado de su alimento, mi cabeza palpitaba del malestar y mi cuerpo tronaba con cada movimiento que hacía.

Ególatra [ Jelena] Where stories live. Discover now