Capítulo #18

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—No señor, no es nada, solo que estamos extraviadas, perdimos la memoria hace más de seis meses y no podemos recordar ni como nos llamamos. —dije aún en un completo shock.

—¿Qué dijiste niña?, ¿Seis meses?, ¿Dónde estaban todo ese tiempo?, las llevaré a una oficina de policía que está cruzando el bosque de pinos, dicen que sus detectives son efectivos aunque extrañamente nadie ha salido de ahí. —dijo inocentemente el señor.

—¡¡¡Noooo!!!, ahí no, esa no es una oficina de policía, es solo un crudo engaño, señor, hay una amiga nuestra ahí dentro la cual es prisionera de dos maniáticos que dicen ser detectives. —aseguré muerta de miedo.

—¿Qué?, ¡Santo Dios!, ¿Quién diría que los chismes eran verdad? —dijo el señor algo nervioso.

—Ann, ¿Qué fue lo que recordaste? —preguntó Rachel igualmente preocupada.

—Eran muchas personas, sigo viendo sus asquerosos rostros maquiavélicos, el Señor Ramsey nos borró la memoria a propósito, no fue un accidente Rachel, Mía está en un muy grave peligro con ese demonio de compañía. —aseguré muy agitada con la cabeza dándome vueltas sin parar.

—¿Qué?, ¡Quiero ahorcar a ese hombre!, maldito animal, pero ¿Por qué nosotras tres? —preguntó Rachel indignamente furiosa.

—No lo se aún amiga, solo se que debemos regresar por Mía cuanto antes. —aseguré temblando de miedo.

—Disculpen señoritas... ¿A quién buscaban por estos rumbos? —preguntó sutilmente el humilde señor.

—¡A la familia Huppert! —dije fuertemente levantándome de inmediato del suelo

—Espera, espera ¿Tú eres la novia del niño Tobías verdad? —preguntó el señor sonriendo un poco.

—Si, ¿Lo conozco? —pregunté dudosa y un poco lastimada de mis rodillas las cuales empezaban a sangrar en el pavimento.

—Claro que si, soy el vendedor de lotería de la esquina a su casa, yo fui testigo de como un tipo con capucha negra acuchilló al pobre chico por el estómago cuando salió de su casa y como una mujer te tomó por la fuerza. —aseguró el señor ayudándome a levantarme.

—¿Vio quiénes fueron esos tipos?, por favor dígamelo. —dije desesperada.

—Si mi niña, era un hombre mayor, de cabellos blancuzcos, alto y con los ojos medios bizcos del oscuro color de la maldad y a ti mi niña, una mujer delgada de cabellos negros rizados te tomó de la cintura llevándote a la fuerza. —atestiguó el señor temblando un poco.

—Claro, no hay ninguna duda, fueron el Señor Ramsey y Lidia, disculpe usted pero, ¿Es verdad que mi Tobías vive? —pregunté algo aturdida.

Si cariño, solo que de la noche a la mañana se mudaron de ciudad, y ven para curarte esas rodillas que tienes todas raspadas. —afirmó el señor pasándome un trapo húmedo por mis heridas.

—¡¡Aaay!!, ¿Qué dice?, ¿Y para dónde? —volví a preguntar desesperadamente.

—Eso si no lo se, la señora Huppert solo dijo que todo esto le recordaba mucho a ti a su hijo el cual cayó en una profunda depresión después de ver que habías desaparecido únicamente por salvarle la vida. —dijo el señor bastante preocupado.

—No, Dios no, ellos no, bueno, gracias, mi amiga Rachel y yo continuaremos nuestro absurdo y largo viaje hacia la libertad

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—No, Dios no, ellos no, bueno, gracias, mi amiga Rachel y yo continuaremos nuestro absurdo y largo viaje hacia la libertad. —respondí tristemente.

—No, espérate, la Señora Huppert mencionó algo de una cabaña en el campo justo a una hora de aquí. —afirmó el señor con una gran sonrisa en su rostro.

—¿Nos podría llevar hacia allá por favor?, lo necesitamos. —supliqué desesperada.

—Ann, ¿Y si es otro maniático?, recuerda que Ramsey y Lidia eran "policías". —dijo Rachel temerosa.

—No amiga, Él si es buena persona, lo puedo ver en sus ojos color esmeralda, confiemos en Él, ahora es el único que nos puede realmente ayudar. —dije tristemente.

—Chicas, soy de buen corazón cuido una granja cerca de aquí junto a mi hermosa esposa y preciosa hija Sidney, las guiaré hasta donde lo necesiten. —aseguró el señor.

...

Al cabo de una larguísima hora en el automóvil del señor bajo un camino de piedra rodeado de pinos llegamos a un sitio bastante alejado de la ciudad donde casi nadie conocía.

Al cabo de una larguísima hora en el automóvil del señor bajo un camino de piedra rodeado de pinos llegamos a un sitio bastante alejado de la ciudad donde casi nadie conocía

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Por esa parte me sentía segura junto a Rachel y ese amable señor el cual se comportó como un verdadero ángel de la guarda con nosotras y al cual estaré siempre agradecida.

—¿Señora Huppert?, ¿Están en casa? —preguntó el señor algo nervioso.

—Ohhhhh, pase Señor Alberth, ¡Que gusto verlo por estos rumbos, pase por aquí! —dijo la Señora Huppert.

—No vengo solo, Señora Huppert. —dijo el señor Alberth modestamente.

—Ahh, ¿Su esposa Carmencita viene con usted o es su hija Sidney? —preguntó la Señora Huppert.

No, ellas no, están en casa alimentando a las vacas y los cerdos. —respondió el Señor Alberth muy serio.

—¿Y entonces? ¿Con quién viene? —preguntó dudosa la Señora Huppert.

—¡¡Viene conmigo Señora Huppert!! —dije firmemente ante la puerta.

—¿Pero qué cosa?, ¿Qué hace esta niña aquí?, por ella fue que nos fuimos en seguida de la ciudad a escondidas de todos. —dijo cruelmente la Señora Huppert mirándome fijamente a los ojos con bastante odio.

...

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Lapsus© (LP #1)Where stories live. Discover now