Ella de la nada apareció en una oficina policial con el cabello alborotado y la mente confundida al no saber quién era en realidad ni de dónde provenía, pues no tenía recuerdo alguno de su vida o de lo que sucedió antes de llegar ahí misteriosamente...
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—¡¡Ohhh!!, ¡Aaaay!, ¡Hazlo por tu pequeñita!, piedad Lidia, piedad. —exclamé del tremendo dolor de quizá unas cuantas costillas rotas.
—Nunca más volverás a saber lo que es la libertad, es lo mínimo que mereces después de la muerte de mi Christinaaaaaaa. —gritó Lidia locamente.
—Lidia, me duelen muchísimo los brazos y las costillas, ¿Quieres que muera aquí en el suelo adolorida acaso? —pregunté casi sin aliento suficiente para lograr hablar.
—¿Y tu qué crees?, ¡Claro que quiero que te mueras! , para eso estás aquí, pagarás por la vida de mi Chris, y en ella sufrirás lo que ella sufrió cuando nació un treinta de julio del año dos mil y padeció miedo un espantoso quince de noviembre del año dos mil en tu propia casa. —afirmó Lidia aún pateandome los brazos.
—¿Qué dijiste? ¡¡Aaay!!, ¿Un treinta de julio del año dos mil? —pregunté muy alarmada y adolorida expulsando sangre por la boca.
—Si, ¿Por qué? —re aseguró Lidia mirándome con asco y repulsión.
—Esa es la misma fecha de mi cumpleaños a la misma hora descrita. —afirmé completamente sin aliento con los latidos de mi corazón en los labios.
—¿Qué cosa? —preguntó Lidia acercándose más hacia donde estaba tirada adoloridamente muriendo.
—Si, en esa fecha mi madre me tuvo entre sus brazos, ese día es mi cumpleaños. —dije alterada y algo confundida.
—¡Imposible!, tu madre me dijo que eras del trece de junio del año dos mil dos.—aseguró Lidia confundida.
—Mírame Lidia, si fuera del año dos mil dos tendría catorce años, no diecisiete como se supone y tengo ahora. —aseguré realmente asustada.
—Ay niña tonta, por poco y te creo, ¿Cómo es que sabes tu fecha de cumpleaños si perdiste la memoria por completo?, ¿O es que recordaste algo más que no me has dicho?—preguntó Lidia incesantemente.
—No Lidia, lo vi en Google la vez que me descubriste viendo "patitos" en la computadora del Señor Ramsey, lo juro. —dije muy preocupada y con mi estómago moreteado lleno de sangre.
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